«Hay que preguntarse si vale la pena vivir hasta los 120 años y a qué precio»

- ¿Qué es la nueva longevidad?

- Es algo que está redefiniendo lo que entendemos por envejecer. Y tiene que ver con lo que nos están mostrando las personas que de alguna manera se encontraron con una longevidad que no esperaban porque están viviendo mucho más de lo que vivieron sus propios abuelos, sus propios padres, y lo hacen con voluntariado, con proyectos, con enamoramientos, con proyectos laborales... Es oportunidad y, por supuesto, es desafío.

- Nunca hemos vivido tanto como ahora. No hay referentes.

- Se están escribiendo las reglas de juego, algo que no involucra solo a las personas mayores, sino también a los que venimos detrás. Las referencias que hay no son válidas. Yo me acuerdo de las mujeres mayores de los pueblos que enviudaban y vestían de luto hasta el último día.

- Igual hay que replantearse lo de para toda la vida.

- De hecho lo estamos viendo. Las separaciones después de los 65 se han duplicado. Así como cambia tu forma de vestir, tu gusto por el teatro, por el cine, por la cultura, cambia el amor.

- ¿Por qué pone el foco a partir de los 50?

- La edad cronológica no nos define, no nos habla de quiénes somos nosotros. Es una edad simbólica, el medio siglo de vida, ese momento donde te das cuenta de que, de alguna manera, ya hiciste lo que la sociedad te dice que tienes que hacer: tener una familia, tener estudios, un oficio... ¿Y ahora qué?

- A llenar ese hueco.

- Sí. La pedagogía pasa por entender que la longevidad tiene que ver no con un destino demográfico, sino con la posibilidad que tienes de gestionar tu propia vida. Una vida que va a ser larga, con múltiples transiciones, que va a tener desafíos y oportunidades. Siempre han existido ritos de paso: entras en la escuela, el casamiento, tu primer hijo... pero hay un rito del que no se habla, que es el del retiro, la jubilación, una etapa muy larga.

- Hay que planificar ese después.

- La pedagogía tiene que empezar en la escuela, explicar que van a tener una vida larga, van a tener que estudiar permanentemente, van a tener transiciones, van a tener que cuidar la salud. Hoy sabemos que el sistema es insostenible y vamos a trabajar más que nuestros padres y que nuestros abuelos, porque la vida se extendió y porque vivir cuesta dinero. Entonces, o ahorras más o trabajas más. Pero también porque hay que estar ocupado, es bueno.

- Puede ser un antídoto contra la soledad, porque en Euskadi ya hay 32.000 mayores de 85 que viven sin compañía.

- Eso es todo un desafío. Tenemos que empezar a generar estrategias. Para esos 32.000, de alguna manera, estamos llegando más tarde, pero, para los que vienen detrás, hay que hacer mucho más.

- ¿Estamos preparados mentalmente para vivir tanto tiempo?

- Esa es una gran cuestión. Antes de venir, estuve con una paciente de 97 años, y sus ocho hermanos y sus amistades estaban todos fallecidos. La mujer está bien, pero no quiere vivir más. Hay desafíos bioéticos. Hay que preguntarse a qué precio extendemos la vida, si estás dispuesto a vivir 120 años cuando se te mueren todos, si vale la pena. Mi perspectiva es que, lo que te toque vivir, trata de vivirlo de la mejor manera posible.

- Pero la realidad es que la esperanza de vida crece. ¿Cómo llegar con buena salud?

- A medida que te haces mayor, la salud es cada vez más importante porque te da autonomía, vivir de manera independiente. Esa salud se puede cuidar, y tiene que ver con los vínculos emocionales, con la actividad física, con la nutrición... Eso va muy de la mano de la nueva longevidad, es girar el foco y pasar a la prevención.

- El 17% de los vascos tiene algún tipo de dolor crónico.

- Si hablamos de personas de 80 años para arriba, el 20% tiene problemas de la vida diaria, para el aseo, la vestimenta y demás. El tema del dolor es claro porque los mayores de hoy son las personas que tuvieron un trabajo muy físico. Lo bueno es que para el dolor crónico tenemos farmacología, prevención, rehabilitación...

- En Euskadi hay 152 fisioterapeutas por cada 100.000 habitantes. ¿Es suficiente?

- El ratio recomendado es uno para cada 1.406 habitantes, pero, independientemente del ratio, de los diez oficios que más van a crecer en el futuro, entre siete y ocho tienen que ver con los cuidados de la salud: fisio, rehabilitación, cuidados domiciliarios...