«La pandemia no termina con la vacunación»

- ¿Qué tal está después de todo este tiempo?

- Después de un tiempo tan prolongado, uno siente hasta cierto punto de saturación, fatigado por esta dinámica de vida; pero con una actitud muy positiva de ayudar a entender lo que pasa, y tratar de dar indicaciones útiles para la toma de decisiones, si se escucha. La batalla continúa y uno no puede cansarse en medio de ella.

- ¿Alguna vez se imaginó verse en este papel?

- Toda mi vida he hecho comunicación de las acciones sanitarias, especialmente en las crisis mundiales con la OMS. Pero nunca con esta intensidad de demanda, en estrecha colaboración con prensa, radio y televisión.

- ¿Dónde han estado las instituciones sanitarias?

- Ha habido una política de comunicación insuficiente, tanto en la Administración central como en las autonómicas. Por supuesto, Fernando Simón ha hecho un trabajo intenso y muy importante, pero han faltado comparecencias de políticos y, sobre todo, portavoces sanitarios que explicasen la situación. Las instituciones se han quedado cortas.

- ¿Eso ha generado confusión?

- Sin duda. A veces referida a la situación en la que estábamos, otras porque no ha habido suficiente claridad sobre las medidas que se tomaban; y también con la vacunación.

- ¿Ha prevalecido el criterio político sobre el sanitario?

- No diré siempre, pero en muchos momentos ha prevalecido una lógica política y económica, frente a criterios de salud pública o epidemiológicos.

- La Agencia Europea del Medicamento (EMA) decidió una cosa sobre AstraZeneca y los gobiernos europeos hicieron otra.

- Lo sucedido con esta vacuna ha sido un sinsentido. Ha seguido una lógica política de posición de administraciones o de táctica electoral injustificadas. Tenía que haberse prestado atención a la EMA, pero en un momento decisivo para la vacunación se eligió darnos tiros en el pie .

- ¿Ha ocurrido algo parecido con la retirada de las mascarillas?

- En esta decisión ha prevalecido la voluntad política, con un anuncio con apariencia de liberación, pero que en realidad no lo es. Los presidentes autonómicos corrieron mucho para ver quién sacaba la medalla de oro y luego el presidente del Gobierno buscó un titular genérico. Fue prematuro, y puede ser imprudente.

- ¿Por qué?

- No tenemos inmunidad de grupo; resulta, además, muy complejo esto de 'ahora hay aglomeraciones me la pongo, ahora ya no y me la quito'. Y además, tenemos una incidencia alta de casos en buena parte del territorio. El virus está circulando. Quizás no sea el momento más prudente.

- Algunos expertos defienden que si el virus se contagia por aerosoles, carece de sentido en la calle.

- Es muy fácil decir eso, pero no hay una razón sólida para asegurarlo. No hay un problema en el bosque o la playa con distancia de seguridad, pero una calle aglomerada es otra cuestión.

- ¿El coronavirus ha venido para quedarse, como la gripe?

- Cuanto más tarde el proceso de control de la pandemia, de reducir la incidencia y vacunar a todo el mundo, más riesgo tenemos de que haya llegado para quedarse. La aparición de múltiples variantes nos va a obligar a vacunaciones periódicas.

- ¿Recuperaremos la vida anterior?

- Recuperaremos el 90% o más, pero con cautelas. Tenemos que seguir vacunándonos, habrá que ser conscientes de que la mascarilla nos vendrá bien en ámbitos hospitalarios, frente a la gripe... La vida no será exactamente igual.

- ¿Qué cabe esperar ahora?

- La pandemia no termina con la vacunación, ni siquiera con el 70% de la población vacunada. Es el arma fundamental, nos va a ayudar mucho, pero hay que inmunizar a todo el planeta.

- ¿Cómo se imagina el verano?

- Prudente y cauteloso. No pensemos que se ha acabado todo. Hay que continuar intensamente la vacunación y vigilancia de casos.