La pandemia dispara un 147% las quejas ante el Ararteko por temas sanitarios
Manuel Lezertua ha presentado esta mañana el balance de 2021, en el que también aumentan las consultas sobre RGI
ANDER CARAZO | ALBA CÁRCAMO
Martes, 29 de marzo 2022, 12:13
El 2022 comenzó con listas de espera de casi tres meses de media para ser operados en algún centro de Osakidetza. Así que no es ... de extrañar que, en el balance de 2021 que ha entregado esta mañana el Ararteko en el Parlamento vasco, las quejas relacionadas con la sanidad se hayan disparado con respecto a 2020. El pasado año, se registraron 348 reclamaciones escritas sobre este tema frente a las 141 del ejercicio anterior, casi un 147% más. Representan el 14% de las peticiones tramitadas por el Defensor del Pueblo vasco, solo por detrás de las relacionadas con las ayudas sociales.
Manu Lezertua ha puesto de relieve tras entregar el informe a la presidenta de la Cámara vasca, Bakartxo Tejeria, que «el área de Salud» de la institución que dirige «se ha visto muy solicitada en 2021». En su opinión, la principal razón es que «la pandemia ha estresado mucho» el sistema sanitario, lo que ha conllevado que «en los picos» de la transmisión del virus se hayan «pospuesto operaciones». Esas personas, «considerando que el retraso era excesivo», han protestado ante el Ararteko, ya que «tenían dolores» o pensaban que «podría verse agravado su estado de salud» por la demora.
Pero, al margen de la asistencia, los retrasos, la cancelación de consultas y pruebas diagnósticas o la falta de ambulancias, «temas recurrentes», los vascos también mostraron su descontento con aspectos vinculados a la covid-19. Uno de ellos fue el de la calendarización de la vacunación por tramos etarios, «una fuente de quejas», con «colectivos de personas con determinadas enfermedades que consideraban que tenían que ser prioritarios». El pasaporte covid, considerado «superfluo» por algunos de los reclamantes, que pedían intervención contra su «generalización», y el uso de mascarillas en los centros escolares también forman parte de un informe que, pese a centrarse en las quejas escritas, no obvia que «las consultas telefónicas» sobre estos aspectos fueron «muchas».
El informe en cifras
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Actividad del Ararteko. Llevó a cabo 12.491 actuaciones (un 27% más que en 2020), entre las que destacan 7.578 quejas y consultas escritas, presenciales y telefónicas.
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Expedientes abiertos. 2.470, la mayoría de ellos, 508, relacionados con la inclusión social. 348 corresponden a sanidad, 181 a vivienda, 144 a seguridad y 135 a educación, entre otros.
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Estudios. 5 informes especiales, sobre jóvenes migrantes sin referentes familiares en Euskadi; servicios de protección para niños y adolescentes extranjeros no acompañados; administración digital y relaciones con la ciudadanía; el impacto de la pandemia en los centros de mayores; y prestaciones de RGI y de vivienda.
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Menores. La Oficina de la Infancia y la Adolescencia revisó los expedientes de queja en los que se cita a niños, que ascendieron a 454. También se prepararon unas pautas de actuación en casos de abuso y explotación sexual de menores.
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Resoluciones. El 80% de las irregularidades administrativas se solventaron sin necesidad de emitir una resolución. Publicaron 38, de las que solo se aceptaron 13. El resto fueron rechazadas o ignoradas.
A nivel general, el Defensor del Pueblo vasco llevó a cabo el pasado año 12.491 actuaciones (un 27% más que un año antes), de las que 7.578 fueron quejas y consultas que derivaron en 2.470 expedientes. Uno de cada cinco, la cifra más alta por áreas, correspondieron a la Renta de Garantía de Ingresos y la Prestación Complementaria de Vivienda. Los escritos sobre las ayudas que concede Lanbide alcanzaron los 458, más del 90% de los relacionados con el ámbito de la inclusión social. En este caso, la pandemia no ha influido tanto en las cifras como en la tipología de las reclamaciones, relacionadas con las resoluciones del Servicio Vasco de Empleo, pero también con las «dificultades para la comunicación con los servicios públicos».
Pero si algo preocupa en la institución es que las quejas recibidas sobre las prestaciones «ponen de manifiesto una agudización de problemas sociales», advierte el informe. Así, aumentaron las reclamaciones de quienes viven en la calle, de desalojos de asentamientos, sobre la necesidad de recursos asistenciales para personas en exclusión y con problemas de salud mental, de mujeres con niños a su cargo que temían un desahucio...
Sin respuesta de las administraciones
Del total de expedientes tramitados, de hecho, el 47% estuvieron relacionados con derechos sociales como la salud, la inclusión social, la vivienda, la educación y los colectivos de atención pública (mujeres, mayores, niños, discapacitados, inmigrantes, personas LGTBI...). El 80% de las actuaciones administrativas en las que se había detectado alguna irregularidad se solucionaron cuando el Ararteko solicitó información a las administraciones sobre esos asuntos, sin necesidad de emitir una resolución.
En ese sentido, se redactaron 38 recomendaciones, que se sumaron a las 26 pendientes de 2020. Sin embargo, las instituciones no aceptaron o ignoraron seis de cada diez. El silencio en muchos de esos casos escama a la oficina que dirige Lezertua, que en el balance deja claro que «este tipo de actitudes», además de mermar «el reconocimiento de las funciones» que el Parlamento vasco atribuye al Ararteko, son «desconsideradas con los ciudadanos» que solicitan su amparo.
El Ararteko llama a «coordinar» la ayuda a los refugiados ucranianos
El Ararteko, Manu Lezertua, ha hecho un llamamiento esta mañana a que las iniciativas privadas de ayuda a los refugiados ucranianos se sometan al control administrativo. Son, ha dicho, actuaciones «loables, admirables, con generosidad y esfuerzo», pero en el momento actual deben contactar con las instituciones para que «sepan dónde están» las personas que huyen de la guerra. «Todos sabemos que hay mafias organizadas de tráfico de niños y de mujeres», ha recordado el Defensor del Pueblo vasco, que cree que hace falta un «control público» que se encargue de «coordinar los diferentes servicios que se prestan» a estas personas, que llegan «en una situación de desesperación social».
Sobre el impacto de la guerra en la economía de las familias y empresas vascas, un tema que está «al pil-pil», de momento no han recibido «quejas sobre el transporte o las carreteras», aunque ha puntualizado que ya hace varios años que la entidad que dirige emitió una recomendación dirigida «a todos los poderes públicos vascos» para luchar «contra la pobreza energética».
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