Osakidetza entrega una guía a enfermeras para valorar a los pacientes si no hay médico

El documento se presenta como una herramienta de ayuda a la hora de valorar y derivar a los pacientes de cierta complejidad. En él se incluye información y pautas sobre 57 motivos de consulta diferentes con los que puede acudir un usuario y que pueden ser motivo de un traslado a otro recurso sanitario. Algunos de ellos pueden tener riesgo para la vida. Para cada una de estas patologías el protocolo establece qué aspectos diferentes debe evaluar el personal de enfermería. Entre ellos se encuentran el nivel de fiebre, disnea, frecuencia cardiaca, dolor o cefalea, por citar solo algunos. En función de los síntomas que presente, el documento establece cuatro niveles de actuación y los distingue por colores, en función de su gravedad.

En rojo marca aquellos casos más urgentes en los que es preciso llamar a Emergencias para que el paciente sea trasladado cuanto antes a un centro hospitalario. Incluso en los episodios más severos de algunos cuadros, la guía insta a las enfermeras a comenzar a realizar maniobras de soporte vital mientras llega la ambulancia. En naranja se establecen también los episodios por los que el paciente debe ser derivado a Urgencias, pero puede acudir por sus propios medios o le puede trasladar un familiar o un allegado. En amarillo se indica cuándo es necesario que el usuario acuda de inmediato a otro PAC en el que sí haya médico; mientras que en color verde se encuadran aquellos casos no urgentes en los que el enfermo puede esperar y acudir en otro horario en que el centro sí cuente con médico o acudir a otro Punto de Atención Continuada que sí disponga de este perfil profesional en esos momentos.

El documento, que se ha enviado ahora por primera vez a estos centros, nace fruto de la situación actual de falta de facultativos en el ámbito de la Atención Primaria. Una escasez que provocará que durante este verano una decena de consultorios sean atendidos solo por enfermeras durante las vacaciones del médico titular o que haya turnos en algunos PAC, en especial en la zona de Donostialdea y Barrualde, en la que no haya facultativos en alguno de sus turnos.

La guía se ha creado para dar respuesta a esta necesidad. Un documento que guarda similitud con los que emplean tanto las enfermeras encargadas de realizar el triaje -valoración inicial- en las Urgencias de los hospitales como los del personal del Consejo Sanitario.

«Es una herramienta de ayuda a la valoración cuyo objetivo es que cada paciente sea derivado al punto de atención médica más adecuado para su estado», explica Inma Moro, subdirectora de Enfermería de Osakidetza, quien defiende que este protocolo es un «avance» ya que «unifica los criterios de actuación» de estas profesionales, lo que les da «seguridad» en el ejercicio de su profesión.

La guía -prosigue- «surge de una necesidad» y «puede ser empleada en cualquier circunstancia en la que no esté presente un facultativo», ya sea por vacaciones o porque las enfermeras están realizando «una visita a un domicilio» y debido al estado del paciente, precise de una valoración y posterior derivación. «Es una mejora y les ayuda a tener un conocimiento mayor. «No es herramienta para que las enfermeras trabajen de manera independiente. No van a sustituir al médico. Lo que va a permitir es unificar criterios para derivar cada caso al recurso con facultativo más adecuado para la situación de esa persona», incide Moro.

Este protocolo ha creado cierto recelo entre el personal médico que trabaja en alguno de los consultorios y PACs que este verano se verán afectados por la falta de facultativos porque, apuntan, no tiene en cuenta «aspectos básicos» a la hora de evaluar a los pacientes. Se refieren a cuestiones como «la edad, los antecedentes o el género». Echan en falta, además, que la guía que se ha enviado a estos centros no tenga «bibliografía, documentos adjuntos o enlaces para que los profesionales puedan ampliar la información» si fuese preciso.

Gabirel Pérez, secretario de SATSE en Álava, indica que esta nueva herramienta «forma parte de los planes de contingencia de Osakidetza para paliar la falta de facultativos en determinadas épocas del año». Hasta su publicación, cuando no ha habido médicos en algunos PACs o consultorios, «las enfermeras tenían que actuar sin un protocolo claro» a la hora de valorar y derivar a los pacientes de cierta gravedad a otro recurso sanitario.