Expertos piden mayores restricciones para evitar una cuarta ola que auguran más leve

El índice R0, que mide el nivel de reproductividad del virus, fue el primer parámetro que mostró una variación en la tendencia ya en los últimos días de febrero. Empezó a subir de forma lenta pero constante, hasta que hace una semana se situó por encima de 1. Superar ese valor implica que cada infectado contagia a más de una persona y el patógeno crece. El miércoles llegó a 1,13, avanzando que los casos irán a más, al menos a corto plazo.

La incidencia acumulada a 14 días, uno de los indicadores que sirve de guía al Gobierno vasco para analizar el curso de la pandemia, también crece. El jueves de la semana pasada llegó a 199 puntos, y no ha parado de aumentar. Ayer estaba en 216, y los últimos siete los había ganado en apenas un día.

La duda que está ahora encima de la mesa es hasta dónde va a subir esta nueva acometida del virus, que algunos ya denominan cuarta ola. Los expertos consultados por este diario lo tienen claro. «Subirá todo lo que le dejen las autoridades, y podríamos ver otra vez tasas por encima de 500 si no se actúa», opina Quique Bassat, epidemiólogo del IS Global Barcelona. Cuanto más se tarde en adoptar nuevas restricciones, más virulencia y duración tendrá esta acometida. Si la tasa de contagios sigue elevándose al ritmo actual, Miren Basaras pide revisar con urgencia las actuales restricciones. «No podemos esperar si queremos evitar una nueva onda epidémica. Tenemos una incidencia acumulada alta, por lo que las posibles subidas pueden ser importantes, en un momento en el que tenemos aún las UCI bastante saturadas», advierte la profesora de Microbiología de la UPV.

La cercanía de las fiestas de Semana Santa y el actual puente, fechas propicias para las reuniones familiares y sociales, no ayudan a la contención del virus. Pese a ello, Bassat y Basaras, al igual que Laura Tomás, presidenta de la Sociedad Vasco-Navarra de Patología Respiratoria, presumen que, de producirse una nueva oleada, será más suave que las anteriores. ¿Por qué? «Poco a poco, cada vez hay mayor inmunidad en la sociedad, ya sea por contagios previos o por el avance de la vacunación», resume Tomás. Pero también coinciden en que, si se quiere controlar la pandemia en momentos de subida como el iniciado hace días, es necesario ajustar las medidas para hacerlas más efectivas.

El caso de Euskadi no es único en España. Fernando Simón confirmó el jueves que el patógeno vuelve a crecer con claridad en cinco comunidades. El País Vasco es una de ellas. Pero también lo hace en territorios vecinos, como Navarra o Cantabria. Según los datos ministeriales de la incidencia acumulada a 7 días, la que mide la evolución a corto plazo, la primera de estas dos regiones ha subido seis puntos en la última semana en su tasa de contagio, por cinco de la segunda. En Euskadi han sido nueve, una de las comunidades con un mayor nivel de transmisión, solo superado por Madrid, Ceuta y Melilla, según reporta Sanidad.

El lehendakari advertía el miércoles en una carta pública que Euskadi partirá de una situación peor si encara una nueva ola. Se refería al nivel de ocupación de las UCI, por el largo tiempo que permanecen algunos enfermos muy graves en estas unidades. La media son dos semanas, pero no son excepcionales los casos de pacientes que necesitan más de dos meses para recuperarse.

Las áreas de críticos comenzaron la segunda ola el 10 de octubre con un suelo de 45 pacientes por covid que aún trataban de los contagios registrados en verano. Un mes después atendían a 146 enfermos por coronavirus. En la tercera ola se pasó de los 71 con los que arrancó el 6 de enero a los 170 del pico el 13 de febrero, cifras de ocupación que no se veían desde la primera oleada. El punto de partida ahora sería mayor. Osakidetza notificó ayer que 92 pacientes eran atendidos por esta enfermedad en las UCI.

Entre los sanitarios, el sentimiento es de resignación. «Tenemos la sensación de que la sociedad ha normalizado las cifras diarias de contagios, ingresos y muertes, que el virus ha llegado para quedarse hasta que alcancemos la inmunidad de grupo», reflexiona la neumóloga Laura Tomás, facultativa en la OSI Araba. «Nosotros miramos el día a día. Sabemos que si aumentan los positivos nos llegarán más pacientes a los hospitales. Es así y lo afrontaremos. Es nuestro trabajo», apunta. El aspecto positivo es el avance de la vacunación en los grupos más vulnerables, como las residencias, que, paulatinamente irá reduciendo la mortalidad, algo que ya se empieza a ver en las cifras.