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Un par de veterinarios atienden a un búho real protegidos con mascarillas. E.P.

Científicos vascos abren un debate sobre cómo debería ser el mundo tras la pandemia

Abogan por aprovechar la crisis para dar un vuelco al modelo de desarrollo y que sea más respetuoso con el medio ambiente

Martes, 12 de mayo 2020, 00:54

«No estamos ante una crisis coyuntural, sino ante una sistémica relacionada con el modelo de desarrollo impulsado en las últimas décadas», asegura el ... economista ambiental Unai Pascual. Convencidos de eso, él y otros investigadores vascos se han propuesto abrir un debate social sobre cómo queremos que sea el mundo después de la pandemia. «Nos encontramos ante una encrucijada histórica: seguir por el camino errado o cambiar de rumbo», advierten en un texto que han suscrito ya 644 científicos y tecnólogos de 70 universidades y centros de investigación, y que han abierto a la firma de la ciudadanía.

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Los promotores del 'Manifiesto por la economía ecológica en Euskal Herria tras la crisis de la Covid-19' (https://euskalherriapostcovid19.eus) afirman que «estamos viviendo una crisis concurrente con otras», como «la pérdida acelerada de biodiversidad y el cambio climático». «Queremos que la gente escuche a la ciencia no sólo desde el ámbito sanitario, porque la ciencia tiene mucho que aportar de cara al nuevo modelo de desarrollo que vamos a tener que impulsar todos los sectores sociales y las administraciones», dice el portavoz del colectivo, profesor investigador Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3).

Biodiversidad y zoonosis

Los autores del documento, vinculados a la economía ambiental, establecen cinco puntos clave de cara a ese «nuevo futuro»: el abandono del modelo de desarrollo centrado en el crecimiento del PIB; el fomento de una economía basada «en la proximidad, la apuesta por lo público y el bien común»; la instauración de una fiscalidad que castigue el abuso de los recursos; el adiós a sistemas de transporte basados en la quema de combustibles fósiles; y una producción de alimentos que respete la biodiversidad y en la que prime lo local.

«En las últimas décadas, se ha acelerado la destrucción de la biodiversidad, que es nuestro seguro de vida. Que los ecosistemas tengan salud y sean diversos hace que los animales que pueden trasmitirnos patógenos se mantengan en sus hábitats. Al cargarnos la biodiversidad, destruimos esa barrera. La ciencia lleva años advirtiendo de que la probabilidad de zoonosis, de saltos a nuestra especie de patógenos como el coronavirus, está aumentando», indica Pascual.

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Para el investigador del BC3, «cualquier tipo de crecimiento no vale. Hay que dejar a un lado bienes y servicios que podríamos llamar tóxicos, como los asociados al problema del cambio climático. No podemos seguir quemando combustibles fósiles como hace 50 años». Él y sus colegas abogan por la defensa de «sectores estratégicos» como la sanidad y la educación públicas, la ciencia y la tecnología. «La gente cree que cuando paga impuestos está perdiendo dinero cuando lo que se hace es, mediante un pacto social, decidir cuáles son los sectores estratégicos que hay que defender porque son beneficiosos para todos. La política fiscal es una de las mejores herramientas no sólo para recaudar de cara a acometer la transición ecológica, sino tam bién para realinear los comportamientos de consumidores y productores».

Pascual considera que esta crisis abre la posibilidad de una reconversión, por ejemplo, del sector del automóvil, dentro de «una transición ecológica global de todos los sectores. Tenemos que darnos cuenta de que hay un modelo de movilidad que ya está caduco y de que, cuanto antes y mejor cambiemos, más ventajas competitivas tendremos». Como el parón económico obligará a destinar dinero público a volver a poner en marcha algunos sectores poco amigables con el medio ambiente, las ayudas, dice, podrían condicionarse a su reconversión. «Eso ya se está hablando a nivel europeo con las aerolíneas y se va a tener que trasladar a otros sectores. En los años 80 ya reconvertimos aquí sectores estratégicos de los que dependían miles de puestos de trabajo, como ahora la industria del automóvil», recuerda.

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