Una mujer asesinada en Málaga eleva a cinco las víctimas por violencia machista en solo tres días
En todos los casos habían presentado denuncias por malos tratos en diferentes instancias
El horror se repite. Una mujer ha muerto acuchillada esta mañana en la localidad malagueña de Torrox presuntamente por su pareja. Se trata de la quinta víctima mortal por violencia machista en solo tres días tras los asesinatos de dos niñas en Castellón, una mujer en Maracena (Granada) y de otra en Bilbao. Una semana negra que eleva a 40 las víctimas, 38 mujeres y tres menores asesinadas en lo que va de 2018 y 962 desde 2003, primer año del que hay datos.
Las tres mujeres asesinadas y la madre de las dos pequeñas habían denunciado su situación en diferentes instancias, pero en ninguno de los casos se pudieron evitar los crímenes. Desde el campo de los juristas, la fiscal de sala de Violencia sobre la mujer del Tribunal Supremo, Pilar Martín Nájera, se reclama la puesta en marcha en todas las comunidades de unidades de valoración forense con expertos que «sepan leer entre líneas y ver realmente cuál es el riesgo y la peligrosidad que existe» en cada caso.
Estas unidades, creadas en el plan contra la violencia machista de 2004 y compuestas por médicos, psicólogos y trabajadores sociales, fueron concebidas para ayudar al juez a tomar las medidas de protección más adecuadas para cada caso.
El dramático escenario ha vuelto a repetirse esta madrugada en una vivienda de Torrox cuando agentes de la Guardia Civil han hallado el cuerpo sin vida de una mujer de 44 años que había sido víctima de malos tratos por parte de dos hombres, que tienen orden de alejamiento de la víctima.
Veinticuatro horas antes, Maguette Mbeugou, una joven de origen africano de 25 años y madre de dos niñas de corta edad, era degollada por su pareja en la calle Ollerías Altas. Su presunto agresor se dio a la fuga quedando las pequeñas junto al cadáver de su madre durante horas hasta que unas vecinas escucharon los llantos de las pequeñas. Dijeron que pensaban que su mamá «estaba dormida». Maguette había denunciado a su agresor por malos tratos en varias ocasiones pero una jueza desestimó su protección y otra absolvió a su presunto asesino en enero.
Nuria, de 39 años, no había puesto denuncias por malos tratos pero sí había acudido al Instituto Andaluz de la Mujer para exponer que los trámites de su separación estaban resultando muy conflictivos. Vivía en la localidad granadina de Maracena y fue asesinada en torno a las diez de la mañana de este martes por su expareja, de 49, con un arma blanca cuando su hijo, de 11 años, estaba en el colegio. Vecinos que se encontraban desayunando en un bar cercano oyeron gritos pidiendo auxilio y, de pronto, el silencio.
El padre de Nuria dijo que en la separación quedó estipulado que ambos compartieran la misma vivienda. «Han sido dos años de horror porque este hombre le ha hecho la vida imposible a mi hija delante del hijo pequeño que tenían, cada uno vivía en una habitación y ella fue muchas veces a pedir ayuda y siempre le decían que no reunía el perfil hasta que ha pasado esto. Estaba sometida a empujones y maltrato psicológico». El día anterior a su muerte, Nuria había recibido la sentencia de divorcio.
Y solo unas horas antes, el drama de la violencia doméstica volvía a cebarse también con los más pequeños. Un hombre de 48 años mataba a sus dos hijas, una niña de 3 años y otra de 6, antes de quitarse la vida arrojándose por la ventana de su domicilio, en Castellón.
La madre de las pequeñas se había separado del agresor hace más de un año. Había presentado denuncias por malos tratos contra el parricida en varias ocasiones. En el Juzgado de Violencia sobre la Mujer constan dos procedimientos contra el hombre. Uno se abrió en enero, tras recibir un parte médico. El otro en febrero, tras una denuncia de la exmujer por amenazas. Pero ambos se archivaron a petición del fiscal y de la víctima, que no quiso declarar. Este crimen se enmarcaría en la conducta de los maltratadores más violentos por causar dolor o vengarse de su pareja causando el mayor daño posible a sus hijos: la muerte.