Dos vecinas se abrazan tras el incendio que ha asolado San Vicente de Leira, en Ourense. EFE

Ourense logra frenar las llamas trece días y 80.000 hectáreas arrasadas después

Los ocho grandes incendios de Castilla y León evolucionan bien, pero las llamas siguen avanzando en Sanabria y se han reactivado varios siniestros del Bierzo

Sábado, 23 de agosto 2025, 00:41

Poco a poco se acerca el final de la pesadilla. El jueves fue Extremadura, con la contención del macrofuego cacereño de Jarilla, y este viernes ... le llegó el turno a Ourense, la provincia gallego más castigada con diferencia por la oleada de siniestros de agosto, donde sus cinco grandes incendios ya no crecen porque los equipos de extinción los tienen prácticamente estabilizados.

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Trece días después de que se originasen buena parte de ellos, la superficie arrasada por los cinco megafuegos no aumentó ni una hectárea entre el jueves y el viernes. La estimación oficial es la misma, las 78.600 hectáreas calcinadas de 24 horas antes. Aún quedan días de trabajo hasta poder declarar los siniestros controlados y extinguidos, pero ya se ha cortado el avance del fuego y está sellada la mayor parte del perímetro. El presidente gallego, Alfonso Rueda, adelantó ayer al mediodía que varios podrían declararse oficialmente estabilizados al cierre de esta edición.

Los fuegos que se aproximan a su final son auténticos monstruos que han carbonizado el 10% del monte y el arbolado de Ourense. Los encabeza el de Larouco, con 30.000 hectáreas, el mayor de Galicia y uno de los tres mayores de la historia de España. Le siguen otros dos récord gallegos, Chandrexa (19.000 hectáreas) y Oímbra (17.000), con A Mezquita (10.000) en cuarto lugar y Carballeda de Valdeorras en quinto, con 2.600 hectáreas destruidas.

No obstante, que esto aún no ha acabado, tampoco en Galicia, lo demostró el jueves por la noche el surgimiento de tres nuevos fuegos, dos en Pontevedra y uno en Lugo, posiblemente los tres provocados, que obligaron a desalojar de forma preventiva una colonia veraniega infantil, un camping y una aldea. Los tres incendios, que calcinaron en conjunto unas 150 hectáreas, están ya casi estabilizados y los evacuados han podido regresar a sus alojamientos.

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Las autoridades extremeñas cerraron ayer oficialmente el capítulo del incendio de Jarilla, que durante diez días quemó 17.300 hectáreas, con un perímetro de destrucción de 170 kilómetros, 600 desalojados y los 4.000 vecinos de Hervás confinados en sus viviendas durante días. A partir de las cinco de la tarde permitieron regresar a sus casas a los últimos evacuados y una hora después rebajaron el nivel de riesgo de 2 a 1, el previo a considerarlo extinguido, lo que hizo que dejasen el dispositivo antiincendios los militares de la UME y los 60 bomberos forestales alemanes que reforzaban los equipos.

Mil desplazados menos

La tercera gran zona de incendios que tiene que caminar en breve hacia la contención de sus principales siniestros es Castilla y León, que, de hecho, según indicaron este viernes sus autoridades y responsables de emergencias, tiene una buena evolución general en la mayoría de sus ocho fuegos más graves, que están en gran parte perimetrados. Prueba también de esta favorable evolución es que sigue reduciéndose día a día la lista y el número de los pueblos y vecinos que continúan desalojados. Ayer eran poco más de 1.500 de una treintena de pueblos de León, Zamora y Palencia, unos mil menos que un día antes.

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Sin embargo, el viento que aún sopló fuerte la noche del jueves al viernes hizo que el incendio zamorano de Porto, el que amenaza localidades del lago de Sanabria, siguiese vivo y con llama, aunque su perímetro no crezca. Con todo, pudieron volver a sus casas los vecinos de otros cuatro pueblos de la zona, con lo que solo quedan seis municipios por regresar. También el viento provocó reactivaciones de las llamas en dos siniestros de la comarca leonesa del Bierzo, el de Anllares del Sil y el de Igüeña.

Los satélites europeos de Copernicus corroboraron ayer que el fin de la pesadilla de fuego estival que va cumplir dos semanas se aproxima, pues el ritmo del avance diario de las llamas se está ralentizando de una forma acelerada. Esta tecnología científica, la única estimación fiable de daños hasta que las comunidades autónomas y el Ministerio de Transición Ecológica ofrezcan cifras oficiales actualizadas, calculó que del jueves al viernes en España los incendios forestales quemaron unas 3.000 hectáreas más.

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Si se tiene en cuenta que el martes y el miércoles las llamas arrasaron unas 10.500 hectáreas cada jornada y que el lunes pasado, el último día de la ola de calor, se destruyeron más de 38.000 en solo 24 horas, se puede concluir que la velocidad a la que avanzaban ayer en España los incendios era tres veces y media menor a la de los dos días anteriores y nada menos que trece veces más lenta que la del lunes. Sea como fuere, se han perdido más de 404.000 hectáreas, muchas de ellas pastos, lo que deja sin comida a la cabaña ganadera y obliga a sus propietarios a tirar de reservas o a alimentarla directamente con pienso, con el consguiente encarecimiento de su actividad. La ruina para muchos.

Aumenta un 40% la exposición a los incendios en el mundo

Un equipo de investigadores liderado por la Universidad Estatal de Bois (EE UU) ha desvelado que la exposición de las personas a los incendios forestales ha aumentado un 40% en el mundo entre los años 2002 y 2021, a pesar de que la superficie quemada haya disminuido un 26% en el mismo periodo de tiempo.

El estudio, publicado por la revista 'Science', concluye que el incremento de esta exposición tiene que ver con la expansión de los pueblos y ciudades al ámbito forestal y demuestra que este tipo de dinámicas suponen ya un 25% de los 440 millones de personas expuestas a los incendios.

Los fuegos forestales, indican, son cada vez más destructivos para las personas y los bienes a nivel mundial como resultado del aumento de la actividad incendiaria y del desarrollo humano entre zonas urbanas y forestales. Casi la totalidad de esta mayor exposición, añaden, se registra en África, que acoge a más del 85% de la población expuesta directamente a estos episodios.

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