Okupan la caseta del conserje en el patio de una escuela pública en Barcelona
Una pareja joven con tres menores residen en el lugar de manera ilegal desde antes del inicio del curso
El arranque del curso suele ser un desafío para los más pequeños. Nuevos temas por aprender y nuevos compañeros, aunque tener inquilinos en el patio de la escuela es una escena poco habitual. Así fueron sorprendidos los estudiantes y sus padres en el centro educativo público Sant Jordi (Barcelona), cuando al volver a las aulas encontraron la caseta del conserje okupada. Una pareja joven acompañada de sus tres hijos menores de edad, un bebé de 12 meses y dos niños de 5 y 7 años, residen de forma ilegal en el lugar.
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El espacio ubicado dentro del recinto, propiedad del Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Hortsm, estaba destinado a convertirse en la futura sede de la Asociación de Familias de Alumnos, pero fue tomado el pasado 4 de septiembre. El suceso ha causado indignación entre las familias y los vecinos, que exigen una «solución urgente» al Consistorio. Al lugar se accede directamente desde el patio, por lo que una parte de este ha tenido que ser cerrada para mantener a los menores alejados. El Ayuntamiento ha inhabilitado la escalera de acceso.
«Llegamos de las vacaciones y nos encontramos okupas en el patio», relata una madre, según indica 'Abc'. A pesar de que no se han producido incidentes, la presencia de los okupas ha generado descontento. «No son conflictivos, pero no es aceptable que sigan ahí», sostiene Manuel, padre de uno de los alumnos.
El Gobierno local, que ya ha notificado la situación a la Dirección General de Atención a la Infancia (Dgaia), ha iniciado el proceso para recuperar la posesión del inmueble. Actualmente, la entrada a la caseta solo se puede realizar desde la calle. «Servicios Sociales trabajan para garantizar la seguridad escolar y buscar una salida que respete los derechos de los menores implicados».
Desde fuera, puede verse incluso una piscina hinchable en el exterior de la caseta, que la familia llena con garrafas de agua ante la falta de suministro. El padre, Jan, denuncia que se les ha cortado el suministro de agua y electricidad, y acusa a la Administración de «falta de sensibilidad». Asegura haber solicitado una vivienda social, sin éxito.
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El barrio ya arrastra problemas similares. Apenas unos metros más abajo, permanece okupada otra vivienda, en este caso privada, y con un perfil mucho más conflictivo. «La Policía ha tenido que intervenir varias veces», lamentan vecinos y comerciantes.
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