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Mercedes Durán, Noemi Martínez, Maria del Mar Infante y Lara Hernández. R. GÓMEZ

Un nuevo análisis genético de la Universidad de Valladolid permite alertar a diez familias de un cáncer hereditario

Casos que eran sospechosos, pero que no respondían a la prueba con dos genes, salen a la luz en el laboratorio de la Universidad de Valladolid en año y medio con un panel genético de 35

Lunes, 4 de noviembre 2019, 16:02

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Hace ya dos décadas que el Instituto de Biología y Genética Molecular de la Universidad de Valladolid trata de desentrañar las claves genéticas que llevan a un cáncer a convertirse en hereditario. Si una familia cumplía con una serie de criterios, se enviaban sus muestras al laboratorio y allí se analizaban dos genes para los tumores de mama y ovario y cuatro para los colorrectales. A veces la sospecha, aunque con visos de ser fundada, no ofrecía un resultado de cierto. No se encontraba la mutación que lo pasaba de categoría: de familiar a hereditario.

Desde hace año y medio, este laboratorio cuenta con la tecnología necesaria como para analizar paneles de 35 genes. Afortunadamente, al tratarse de un servicio de la Universidad de Valladolid y la Consejería de Sanidad de la Junta, las muestras recogidas durante estos veinte años aún permanecen a disposición de los investigadores.

En este año y medio, casos que eran sospechosos se han revelado como hereditarios. «Hace 10 años estudiábamos dos genes para cáncer de mama y ovario hereditario y cuatro para colorrectal, y desde hace año y medio, con la nueva plataforma que tenemos, analizamos 35 genes. Y en diez familias cuyos estudios se han retomado en ese periodo han aparecido mutaciones en otros genes que antes era imposible estudiar», explica la investigadora Mercedes Durán.

La implicación de este avance es enorme. «Antes los llamábamos cánceres familiares y ahora son hereditarios y eso hace que se puedan tomar medidas preventivas en los portadores que no han desarrollado el cáncer», señala Durán.

El laboratorio

  • Panel Genético En un año y medio, en 160 muestras analizadas se han detectado 15 con mutación patogénica en otros genes (9,4%): ATM, CHEK2, BLM, PALB2, BRIP1, RAD51.

Se trata, además, de cánceres con un alto índice de supervivencia cuando se diagnostican a tiempo y por eso la prevención, saber que alguien tiene un factor hereditario que le predispone a un determinado cáncer, resulta vital. Mercedes Durán lo explica con sencillez:«Cuando naces ya eres portador de una alteración.Tenemos una copia materna y otra paterna de todos los genes de nuestras células. Si una copia ya la tenemos alterada desde que nacemos, que se altere la otra es mucho más fácil y por eso la edad de aparición de estos tumores es mucho más precoz. Hablamos de prevenirlo en mujeres y varones menores de 35 años, en mama y ovario, y de 45, en colorrectal».

Incidencia relevante

¿Qué diferencia hay entre cáncer familiar y cáncer hereditario? Un matiz. En el segundo, se conoce cuál es el gen cuya mutación es responsable de que alguien sea más susceptible a un determinado tipo de tumor y, por tanto, si se presenta esa alteración genética se está en riesgo. En el cáncer familiar se observa una disposición alta de padecer un tumor concreto en una familia pero no se conoce la causa, que podría ser genética o, por ejemplo, ambiental.

El avance de las herramientas utilizadas hace que se esté ampliando el cerco sobre esos casos sospechosos. «Los hereditarios son un 5%-10% de los casos de cáncer, pero hay hasta un 20% que llamamos familiares, ese grupo de familias que cumplen criterios de sospecha, pero para las que no se encuentran variantes en esos genes que estamos estudiando», señala Durán. «Por eso estamos ampliando los estudios a paneles genéticos».

Es cierto que los cánceres esporádicos suponen la gran mayoría, ese 80% restante. Sin embargo, la incidencia de estos tumores hereditarios es relevante porque «un tumor que tienes por el ambiente, hábitos de vida, consumo, es de un individuo, no lo transmites ni hay que dar voz de alerta a los familiares». «Sin embargo, aquí el porcentaje es menor, pero hablamos de familias, si aparece un caso índice, ¡cuidado! Porque tus hijos, hermanos, sobrinos... podrían desarrollarlo».

Y la prevención alcanza cotas como esta: «En la ley de diagnóstico prenatal está contemplada ya la selección de embriones libres de mutaciones en los genes BRCA1, BRCA2 y los genes implicados en colorrectal no polipósico. Hay unas medidas que se pueden tomar para prevenir este tipo de tumores hereditarios».

El valor de los datos

En estos tiempos en los que tanto se habla de BigData, la investigación médica es uno de los campos en los que el análisis profundo de los datos tiene más valor. Y Castilla y León tiene la fortuna de que este servicio de diagnóstico genético almacena y comparte sus datos con estudios nacionales e internacionales que ayudan a desentrañar otros patrones familiares. «Tenemos guardadas todas las muestras de ADN de familias que han llegado aquí porque cumplían unos criterios de sospecha pero no habíamos encontrado la mutación. Hacemos trabajos colaborativos con otros grupos a nivel nacional que nos piden casos en los que no hemos encontrado mutación, pero que cumplen el criterio de tres casos familiares menores de 40 años, o que tienen cáncer de ovarios y hay próstata en un varón... Ese 'pool' de muestras lo conservamos. Y cuando hay un trabajo colaborativo para ver, por ejemplo, cómo es de frecuente encontrar mutaciones en familias en las que hay varones con cáncer de mama, esas muestras las enviamos, se hace un 'pool' de muchas muestras y salen variantes que se busan con estudios de genoma completo».

«Y nuestro laboratorio, nuestro programa de prevención, aparece en esos estudios», añade. Porque la investigación siempre está abierta, en estos casos.Y las publicaciones científicas de estos investigadores, como otros que ocupan diferentes departamentos dentro del Instituto de Biología y Genética Molecular, contribuyen a generar más conocimiento en todo el mundo sobre el cáncer. Un conocimiento compartido que se retroalimenta y aumenta. «Si externalizáramos el servicio, esto desaparecería», responde lacónica Mercedes Durán ante la duda de qué pasaría si sufrieran recortes presupuestarios en un futuro.

Y es que la colaboración internacional y la generación de estas bases de datos ingentes es clave en los avances. «Antes la gente –los investigadores– era recelosa y no había tecnología; ahora es mucho más sencillo y con las bases de datos internacionales hay consorcios que se dedican a clasificar mutaciones, si son patogénicas o si las vamos a dar como polimorfismos no implicados en la enfermedad.Y te piden 'cuántas familias tenéis con esta variante, dadnos datos de edad, tipo de tumor, etcétera'. Y todo eso va a bases de datos de esos consorcios y se clasifican las variantes. Una empresa privada no guardaría esos datos», aclara la investigadora del grupo Genética Molecular de la Enfermedad.

«Tenemos una base de datos que tiene mucho valor para generar un conocimiento. No somos solamente un laboratorio de diagnóstico al que tú mandas una muestra del hospital, te envían un informe y ya está. Como estamos dentro del programa de prevención del cáncer hereditario de la Consejería de Sanidad, que es la que nos tiene como laboratorio de referencia, todos los datos están guardados», añade.

La batalla mundial contra el cáncer tiene muy claro el modelo a seguir y este se llama «personalización del tratamiento». La clave de por qué la quimioterapia funciona en unos casos y no en otros, aún siendo el mismo tipo de tumor, está en la genética de cada individuo. «Esto de decir que tenemos un cáncer de colon y como nuestra enfermedad se llama igual hay que darles a todos lo mismo, se ha comprobado que no funciona. Y no funciona porque los polimorfismos genéticos, las variantes que tiene un paciente con respecto a las que tiene otro, hacen que no responda a ese tratamiento. ¿Por qué este grupo, si también tiene esa enfermedad, no responde al tratamiento? Hay que buscar las variables genéticas de ese individuo para saber si va a poder beneficiarse de un tratamiento o no», explica Mercedes Durán.

Un país sin especialidad en genética

En un momento de la entrevista, Durán lamenta: «Como no existe la especialidad en genética...». No existe en España. En el resto del mundo es cada vez más frecuente. Y la clave la da la propia investigadora. «Anatomía Patológica hace una labor muy importante clasificando el estadío del tumor, pero la genética, el molecular de ese tumor, lo caracterizamos los que nos dedicamos a la genética clínica». Un artículo de 'El Confidencial', publicado este domingo, recordaba precisamente que «España es el único país de la UE sin la especialidad sanitaria de genética clínica».

Un servicio que ayuda a formar a los futuros oncólogos de la UVA

El laboratorio de diagnóstico molecular de cáncer hereditario tiene una tercera tarea añadida a las de analizar e investigar, formar. Para eso se ubica en las instalaciones de la Universidad de Valladolid, claro. Su relación con los médicos de oncología a los que prestan consejo genético es constante.Y eso incluye a los hospitales Río Hortega y Burgos, pero también el de Medina del Campo y el Clínico de Valladolid. «No estamos presenciales en la consulta, pero la interrelación, la interlocución directa con los oncólogos es constante», explica Mercedes Durán.

Y no solo eso. «Los mir de cuarto año de Oncología rotan un mes por aquí, porque luego van a estar en la consulta y tienen que saber interpretar el informe genético que nosotros les enviamos. Vienen aquí, ven cómo lo hacemos, saben secuenciar, les enseñamos cómo secuenciamos el ADN y cómo llegamos a caracterizar esa mutación, como se busca en la base de datos y ver si está referenciada, o descrita, o no aparece... Este manejo de mutaciones y de leer informes genéticos lo aprenden aquí», señala la investigadora.

La formación de estos oncólogos en estos aspectos, en un país sin especialidad en genética clínica, es aún más importante por cuanto van a trabajar en un entorno en el que estos análisis van a determinar los tratamientos que deben recibir los pacientes.

La terapia, en un futuro cercana, estará más cerca de los tratamientos personalizados que de un tratamiento general para un mismo tipo de tumor, porque tendrá en cuenta la genética de cada individuo para determinar, a priori, si responderá del modo adecuado a un tratamiento o si, por el contrario, deberá optar por otro método. A eso al menos se encamina la investigación actual.

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