«Ahora la gente se relajará, pero ha habido un respeto a la muerte y al contagio muy serio»
Asegura que tras la pandemia el reto social, económico, político y humano es «enorme»
José María Guibert (Azpeitia, 1962) afirma que la pandemia «nos ha tocado todo» y los ciudadanos «socialmente estamos más nerviosos», pero resalta que los grandes ... valores -justicia, libertad y solidaridad- siguen ahí. «Hay que fomentarlos y aplicarlos más que nunca».
- El progreso había hecho girar el mundo a una velocidad supersónica, pero un virus lo ha frenado en seco.
- Lo que dicen es que algunos cambios que antes ya estaban se van a acelerar. Ha sido un parón de la economía, una crisis sanitaria grave, la educación... Los cambios derivados de la tecnología van a estar ahí, con las reuniones telemáticas, etcétera. Además, lo esencial y lo imprescindible van a tener más fuerza.
- La incertidumbre es máxima y los ciudadanos necesitan nuevos referentes. ¿Dónde deben buscarlos?
- Hay que profundizar en uno mismo, parar, reflexionar... Lo primero es ser consciente, ser responsable, ser solidario, pensar a dónde vas y qué es lo que haces. ¿Referentes fuera de personas o ideales? Cada uno busca los suyos, pero lo primero es profundizar uno mismo en este tiempo de bandeo y de no saber cómo estamos. Algunos sufren, hay ansiedad, estrés, pero hay que profundizar en la vida.
- Toda nuestra vida ha sufrido un sobresalto gigantesco y nos hemos vuelto inseguros. ¿La sociedad recuperará la confianza?
- Es un palo, sobre todo para el que más va a sufrir. El que se va a quedar en la calle sin puesto de trabajo no tendrá confianza. El que consiga sobrevivir y mantener el trabajo encontrará un sentido, pero el que se quede sin nada... Hace poco leí que tras la crisis de 2008 y durante una década cayeron a la clase baja tres millones de personas que estaban en la media. ¿Ahora pasará lo mismo? ¿Será peor? ¿Otros tres millones? Son proyectos de vida que se truncan, que se frustran. El Estado tiene que ayudar como sea. Estas crisis gigantes en el mundo generan tensión social, conflictos, populismos, hasta el nazismo. ¿Dónde votaron más en Alemania al partido nazi? Donde más sufrieron la crisis anterior. El reto social, político, económico y humano es enorme.
«Gestionar la esperanza es un tema personal, pero también es un tema social»
el futuro
- La crisis ha dejado al descubierto nuestra fragilidad. ¿De la debilidad se puede aprender?
- Decir que esto es una oportunidad puede parecer un tópico, pero de la debilidad se puede aprender. Hace meses ya se decía tiempo de incertidumbre, de vulnerabilidad... Y ahora esto, un virus que ha generado una gran inseguridad, también miedo. Ahora la gente se relajará, pero al comienzo había un respeto a la muerte y al contagio muy serio.
- ¿Hay fortalezas que se mantienen intactas o debemos buscar otros pilares para sujetar nuestra vida cotidiana?
- La solidaridad, la libertad, las ganas de trabajar por los demás... La postura inicial de hacer el bien genera cohesión social. No hay que construir desde el egoísmo.
- Parece complicado aferrarse a la esperanza cuando se mira al futuro más cercano: negocios cerrados, desempleo, más familias pobres...
- Hay que buscar sitios en los que esté la esperanza auténtica. Cuando hay problemas sociales hay dolor y ahora que van a aumentar habrá más dolor. Hay que estar cerca de las personas, ser solidarios... Gestionar la esperanza es un tema personal, pero también es social. Habrá que tomar más medidas para ayudar a las personas que están sufriendo y los medios de comunicación deben cuidar el ser constructivos e integradores y no jugar con alimentar frustraciones.
«Colectivamente no creo que se imponga el sálvese quien pueda para salir de la crisis»
potencial egoísmo
- La penuria económica va a desatar una crisis social sin precedentes. ¿Estamos preparados?
- Hay sociedades más cohesionadas que otras. Todo el tejido social que ya esté construido y engrasado será bueno. Cuanta más tensión social haya será peor. Ese previsible bajón social en el que salen perjudicados unos más que otros obliga a abordar temas como la economía social, la economía que atienda a lo local... Hay que inventar formas en las que la economía de quienes están sin nada tenga algo de salida.
- La crisis ha multiplicado la solidaridad y la cercanía a los más vulnerables. ¿Teme que esos sentimientos se difuminen?
- Pero por lo menos queda el ejercicio de haber hecho esa solidaridad, de preocuparse por los demás, de cercanía... ¿Que luego nos conformaremos? Todo lo que se haga marca. Marca lo malo, pero también marca lo bueno.
- ¿Qué valores se han diluido y cuáles han salido robustecidos?
- Queda reforzada la conciencia social, la preocupación por la colectividad porque es un problema que nos afecta a todos. Se pierde la seguridad en uno mismo, con la incertidumbre, el miedo, la vulnerabilidad...
«A los nuevos licenciados les va a tocar construir, cada uno desde su área profesional»
futuro de la juventud
La desigualdad
- ¿Hay riesgo de que se imponga el sálvese quien pueda?
- En un país organizado, burocratizado y con muchas leyes los poderes públicos son potentes. Están bien organizados y piensan, aunque la gente les critique. Aquí hay mucha cohesión social. Colectivamente no creo que el sálvese quien pueda gane. Ni en los gobiernos ni en los parlamentos. ¿Que individualmente se puede producir? Puede ser, pero a diferencia de otras zonas del mundo, aquí el número de mecanismos que protegen a las personas es alto. A partir de ahora tendrá que haber más. Yo soy optimista respecto a la conciencia de ayudar de los organismos públicos y sociales.
- La brecha social se agrandará, y también la formativa. Millones de alumnos no disponen de las herramientas necesarias para estudiar a distancia.
- El tema del acceso es lo primero. En la crisis anterior en España los licenciados o con máster sufrieron menos que los graduados, es lo que dice la estadística. ¿Pero estos jóvenes los tienen porque estaban mejor posicionados socialmente, psicólogicamente, humanamente? La desigualdad se produce y los gobiernos tienen que compensarlo como puedan. La formación es lo que más ayuda para salir después, para crecer, para tener un proyecto.
- Con lo que les espera ahí afuera. ¿Qué se les dice a los estudiantes para motivarles?
- Primero que confíen en sí mismos, que tienen fuerza, y que sean solidarios. Que piensen que están preparados, que tienen capacidad. Será un entorno difícil y les tocará ser ciudadanos responsables, construir. Están mejor que otros y deben aprovechar lo que tienen en sus manos. Facilitar el paso de la Universidad a la empresa es importante y la transición al mercado laboral debe diversificarse.
«Pensar qué está pasando y tratar de entenderlo es parte de nuestra misión universitaria»
el conocimiento
- El saber y el conocimiento, dos de los cimientos de la institución universitaria, van a tener mucho que decir para buscar una salida a este laberinto.
- Pensar qué está pasando y tratar de entenderlo es parte de nuestra misión universitaria. Tenemos desde ingeniería, temas sociales, de Derecho, temas psicológicos, de educación, de empresa, de relaciones internacionales... En cada área hay preguntas sobre cómo impacta el virus, cómo va a influenciar, qué tenemos que estudiar.
- El plan estratégico de Deusto apuesta por una Universidad «de personas que transforman el mundo». Ahora toca preguntarse qué transformación necesita la sociedad.
- Y qué personas lo van a hacer. En la transformación está la parte humana, va en nuestro espíritu, y luego en cada carrera hay una asignatura que se llama ética profesional, basada en la justicia y en los derechos humanos. ¿Qué transformación? Pues desde valores como la justicia, la libertad, la igualdad, la solidaridad, el amor... Los grandes valores siguen ahí, pero hay que fomentarlos y aplicarlos más que nunca. La pandemia nos ha tocado todo, socialmente estamos más nerviosos, pero hay que hacer que esos grandes valores nos sigan iluminando.
Lección aprendida
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