Francia prohíbe las populares ostras de Arcachon
A poco más de tres horas de Euskadi, es uno de los lugares de peregrinación de los vascos que aman este molusco ahora infectado por un virus
La cuenca del río Arcachon era, hasta hace pocos días, el paraíso de las ostras. La zona es un lugar de peregrinación de los vascos ... amantes de este molusco, como ya lo fue de los romanos que acudían a darse festines de estos apreciados bivalvos. Hoy, llevarse a la boca alguno de los ejemplares recolectados en la zona no es recomendable y tampoco parece posible dado que el pasado día 27 la prefectura de Gironda prohibió temporalmente su pesca. La culpa la tiene un norovirus que ha causado varios casos de intoxicación. Ninguno reviste gravedad según las autoridades galas, pero han sido suficientes para tomar la drástica medida.
La noticia ha causado auténtica conmoción en el país vecino, que ha desarrollado una cultura culinaria propia alrededor de estos moluscos. Precisamente en Gironda, la costumbre es servirlas acompañadas de una especie de pequeñas y planas salchichas locales (crépinettes) durante las celebraciones de Nochevieja. Sin olvidar la forma más habitual de tomarlas, en crudo, solas o con limón, y maridadas con un buen blanco, por ejemplo.
Su éxito trasciende las fronteras galas y es uno de los pilares económicos de la zona, que cuenta con 26 puertos ostrícolas y cerca de 700 hectáreas de parques de los que sale alrededor del 10% de la producción francesa total. La denominación de origen del producto, Huîtres Arcachon Cap Ferret, divide la cuenca del río que les da nombre en cuatro zonas de criaderos: el Banc d'Arguin, Grand Banc, Cap Ferret, y la Isla de los Pájaros y de Mapouchet. Allí se producen entre 8.000 y 10.000 toneladas y no todas son iguales. Por un lado está la ostra de Arcachon, plana, lisa y redondeada, y por otro la conocida como 'portuguesa', similar a una media luna, más cóncava, resistente y con mayor índice de reproducción.
A todo ello hay que añadir los numerosos establecimientos hosteleros que viven de ofrecer el manjar a los muchos turistas que se acercan a la zona. No es de extrañar, por tanto, que, al igual que en la gallega Costa da Morte se realicen ferias dedicadas al marisco, en la bahía de Arcachon se haya dedicado a estos bivalvos hasta un museo, ubicado en el puerto de Larros, en Gujan-Mestras.
Todo eso ha quedado estos días en suspenso. La pesadilla comenzó el pasado miércoles por la tarde, después de que las autoridades sanitarias constataran «varios casos de infecciones tóxicas alimentarias colectivas», con síntomas muy similares a los de una gastroenteritis aguda. Según informa el periódico 'Sudouest', los servicios estatales «están desarrollando distintas investigación de trazabilidad, pero varios informes indican que se trata de ostras de la cuenca de Arcachon». Y añaden que «los análisis realizados en las cultivadas allí confirman la presencia de norovirus», un tipo de virus, muy contagiosos, que causan vómitos y diarrea.
Retirada de lotes
Las medidas aplicadas por las autoridades francesas incluyen la retirada de los lotes que ya han salido de las lonjas y que pueden estar listos para su venta. También se ha alertado a todos aquellos consumidores que hayan adquirido ya marisco de la zona. A ellos se les ha pedido que no los consuman y que los entreguen en el mismo punto en el que los hayan comprado. Según en Gobierno vasco, aquí no se ha producido ningún caso de intoxicación.
Tanto el Comité regional de Marisquería como los ostricultores de la cuenca de Arcachon dan prioridad a la seguridad de los consumidores, aunque los productores no ocultan lo dañino de este episodio, que llega a un sector que aún no se había recuperado de las consecuencias de las fuertes tormentas que azotaron la zona hace dos meses. Tiene lugar, además, en Navidad, el momento de mayor consumo de ostras de todo el año, también en España. Se estima que el país importa cada año unas 2.500 toneladas de ostras, que se unen a las que se producen en aguas españolas, sobre todo, en las costas gallegas. Sin embargo, tampoco allí está siendo un buen año para los ostricultores, que están viendo mermada su producción por una mortalidad que se ha disparado en esta última parte del año. Detrás están, las altas temperaturas de las aguas y los desequilibrios en los niveles de salinidad ocasionados, como en Francia, por los temporales de los últimos meses. Una conjunción que hace peligrar la presencia de estos apreciados moluscos en las mesas de la parte final de la Navidad.
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