El favor de las 'diosas'

Stacey Stite tenía que haber entrado a trabajar en una tienda de bebidas de Bastrop (Texas), donde estaba empleada, a las 03.30 de la madrugada del 22 de abril de 1996. No apareció y un compañero, alarmado, lo denunció. Su cuerpo fue hallado sin vida horas después. La joven, de 19 años, había sido violada y estrangulada con su propio cinturón.

La investigación del caso de asesinato de Stite, que vivía con su prometido, Jimmy Fennell, con quien tenía previsto casarse en mayo, no tuvo en consideración a Reed hasta el año siguiente. En 1997 fue arrestado y acusado de secuestro, intento de violación y asesinato de otra mujer, Linda Schlueter. Debido a las similitudes entre ambos casos, la Policía comenzó a investigar a Reed porque ya tenía su ADN en el archivo de otra presunta violación y lo cruzó con el encontrado en el cuerpo de Stites. Reed no fue procesado en ninguno de estos otros dos casos de intento de violación.

La coincidencia en el semen encontrado fue definitiva para condenar a la pena de muerte a Reed, de raza negra, por un jurado popular compuesto íntegramente por blancos. El sospechoso reconoció que mantenía una relación oculta, pero consentida, con la víctima. Sentenciado en 1998, tiene ahora 51 años y ha visto entre rejas cómo desestimaban nueve de sus apelaciones contra el fallo.

A unos días de su ejecución, señalada para el 20 de noviembre, la Corte de Apelaciones de Criminales de Texas la ha suspendido de momento, después de que la Junta de Indultos y Libertad Condicional del Estado hubiera recomendado un aplazamiento de 120 días. El condenado escuchó la noticia de la moratoria justo en el instante en que había recibido una llamativa visita, la de Kim Kardashian, una de las celebridades que tomó como propia su causa.

La reina del imperio Kardashian había utilizado el enorme altavoz de sus redes sociales (151 millones de seguidores en Instagram) para pedir justicia -al menos, lo que ella considera que es justicia- y agradeció la decisión adoptada: «Las palabras no pueden describir el alivio y la esperanza que se han extendido en la habitación en ese momento». Kardashiam se atrevió incluso a tuitear al gobernador de Texas, Greg Abbott, pidiendo que detuviera la ejecución. Durante el mandato de Abbott, que tomó posesión en 2015, 48 presos han perdido la vida por la pena de muerte en un Estado donde esta medida se ha aplicado ya en 566 ocasiones -ocho de ellas, este año- de las 1.510 que se han ejecutado en el país desde que se restituyó la pena capital, en 1976. Aunque en el expediente del gobernador también figura la detención de la muerte de Thomas 'Bart' Williams 45 minutos antes de su ejecución, el 22 de febrero de 2018.

La moratoria lograda por Reed se ha elevado gracias al respaldo de Kardashian, pero también de la cantante Rihanna (94 millones de seguidores en Twitter y 64 en Instagram) o la modelo Gigi Hadid (50 millones en Instagram), quienes también aprovecharon su gran popularidad en las redes para pedir la suspensión de la pena de muerte que amenaza a Reed. Esta campaña animó a la gente a secundar una petición en la página freerodneyreed.com que ha reunido cerca de tres millones de firmas, a las que hay que sumar otras 600.000 a través de Change.org. Las tres 'celebrities' no son las únicas caras conocidas que se han significado a favor de la inocencia de este preso. Otros artistas también dieron un paso al frente en su apoyo a Rodney Reed, como los raperos Busta Rhymes, Meek Mill o TI, y el músico QuestLove.

La defensa de Reed señala como culpable del asesinato de Stacey Stite a su prometido, Jimmy Fennell, un expolicía a quien varios testigos aseguran haberle escuchado decir que la mataría si algún día descubría que le había engañado. Fennell fue acusado de violación en 2007 y condenado a diez años de prisión. Salió en 2018. Un compañero de celda declaró después que Fennell se le había confesado: «Tuve que matar a mi prometida porque amaba a los negros».

No es la primera vez que Kim Kardashian aprovecha su popularidad para evitar una condena. El año pasado ya hizo campaña a favor de Chris Young, sentenciado a cadena perpetua por posesión de drogas, y en su día se reunió con el mismísimo Donald Trump para pedir la liberación de Alice Marie Johnson, en cadena perpetua desde 1997 por tráfico de drogas. Johnson salió de la prisión un mes después.