Drones para salvar vidas

Patrocinada por el Ministerio de Industria y con la participación del aeropuerto de Teruel, la cooperativa distribuidora de medicinas Novaltia, la consultora Vea Global y la empresa especializada en drones Delsat, la intención de la prueba es demostrar la eficacia de estas aeronaves para llevar fármacos a lugares mal comunicados, ya sea porque están aislados debido a la orografía, a la meteorología adversa o porque han sufrido alguna catástrofe.

Según Francisco Yuste, director ejecutivo de Delsat, para la prueba se utilizará un dron comercial «adaptado» a las necesidades de esta experiencia. Así las cosas, se ha desarrollado un contenedor con un peso total de 25 kilos, de los cuales 10 corresponderán a la carga útil de medicamentos. Los fármacos viajarán en él a una temperatura de entre 15 y 25 grados, si bien el sistema contará con un compartimento y un sistema de refrigeración que permitirá trasladar otros productos como vacunas, que requieren temperaturas más bajas para su conservación en condiciones.

En principio, la experiencia piloto se llevará a cabo en junio o julio, aunque podría llegar a aplazarse hasta septiembre. El vehículo saldrá del aeropuerto de Teruel, ubicado a 20 kilómetros de Gea de Albarracín. Se ha escogido esta localidad porque dispone de una farmacia abierta asociada a Novaltia. En todo caso, la prueba es totalmente experimental puesto que la normativa actual sobre drones impide su utilización para la distribución de mercancías de cualquier tipo.

La iniciativa que se va a poner en marcha en la provincia de Teruel coincide con un hito histórico: el del primer traslado de un órgano humano por medio de un dron. Ocurrió el 19 de abril, de madrugada, en Estados Unidos. A la 1.30 horas, un pequeño dron despegó de un aparcamiento de Baltimore con un riñón refrigerado a bordo y recorrió 4,5 kilómetros hasta aterrizar sobre el techo del hospital universitario de Maryland.

Hizo falta una autorización especial de sobrevuelo para esta misión de diez minutos, y la Policía cerró por precaución las calles sobre las que se desplazó el aparato, que volaba a 120 metros de altura. La experiencia concluyó con éxito.El órgano llegó en perfecto estado al centro sanitario y poco después fue trasplantado a una mujer de 44 años que llevaba 8 esperando el injerto. «Todo esto es increíble. Hace años, esto no era algo en lo que pudieras pensar», dijo la mujer cuando se recuperó. «Creo que de aquí a unos cinco años empezaremos a ver entregas de órganos con drones de forma más habitual», seguró el médico Joseph Scalea, cirujano y líder del proyecto en el centro médico de la Universidad de Maryland.