Descubren en Navarra el texto más antiguo en lengua vascónica, antecesora del euskera
Son cinco palabras inscritas en un objeto de bronce con forma de mano que colgaba de la puerta de una vivienda hace 2.100 años
Lunes, 14 de noviembre 2022, 12:06
Son cinco palabras y están grabadas en una mano de bronce de hace 2.100 años desenterrada en el poblado de Irulegi, en el valle de Aranguren (Navarra). «Se trata del primer texto en lengua vascónica que conocemos», afirma el lingüista Joaquín Gorrochategui, catedrático de Filología Indoeuropea de la Universidad del País Vasco. Un hallazgo fuera de serie. Además, la localización y la extracción de la pieza están «perfectamente documentadas», y todo lo que la rodea ha permitido a los investigadores de la Sociedad de Ciencias Aranzadi datarla en el siglo I antes de Cristo (aC), en el contexto de un ataque romano al poblado indígena del monte Irulegi.
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El asentamiento de la Edad del Hierro fue abandonado tras ser atacado e incendiado por los romanos en el marco de las guerras sertorianas (83-73 aC), conflicto que enfrentó a Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila. El fuego derribó los muros sobre las viviendas, y sepultaron y al mismo tiempo protegieron los objetos que había en su interior. «Una suerte para los arqueólogos, ya que tenemos una imagen congelada del momento del ataque. Gracias a eso, hemos podido recuperar abundante material de su vida cotidiana. Es por esa situación excepcional que hemos encontrado una pieza excepcional», dice el arqueólogo Mattin Aiestaran, director de las excavaciones.
El yacimiento está en la zona más exterior del poblado, un espacio abierto de unos 370 metros cuadrados en el que los investigadores han identificado dos viviendas de unos 70 metros cuadrados y parte de la vía principal. La 'mano de Irulegi' fue descubierta por la arqueóloga Leire Malkorra sobre una capa carbones quemados a la entrada de una vivienda el 18 de junio de 2021. «Cuando la extraje de la tierra, la metí en la bolsa sin tocar los sedimentos», recuerda'. Mide 143,1 milímetros de alto, 127,9 de ancho y 1,09 de grosor. Pesa 35,9 gramos y en el extremo más cercano a la muñeca tiene un agujero. Con forma de mano derecha, es una lámina de bronce «cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, algo que es habitual en aleaciones antiguas», explica Aiestaran. El análisis del carbono 14 de maderas quemadas y las monedas y fragmentos de cerámica hallados a su alrededor sitúan la pieza entre los años 80 y 70 aC.
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Única en la península
La restauradora Carmen Usúa, contratada por el Gobierno de Navarra, descubrió la inscripción el 18 de enero. «Cuando comencé la limpieza (de la reliquia), me encontré con una serie de rayas y después una serie de puntos. Todo el trabajo lo realicé con una lupa binocular y enseguida me di cuenta de que estaba delante de una pieza con escritura», dice. La inscripcion se encuentra en el dorso de la mano, en el que pueden distinguirse las uñas de dos dedos. Los investigadores creen que se trata de un objeto ritual que colgaba, con los dedos hacia abajo, de la puerta de la casa para protegerla.
«Una mano en bronce con inscripciones es algo extraordinario. No hay nada parecido en toda la península ibérica. Se trata de una pieza única, lo que le da más valor, pero, al mismo tiempo, la deja en un aislamiento que puede dificultar su interpretación», indica Gorrochategui. Además, la inscripción está muy bien conservada. «Podemos leer todas las letras con una seguridad del 95%. Hay muchos puntos de oxidación, pero no hay erosiones ni partes desaparecida ni rotas. El texto tiene su principio y su final, y eso también es excepcional», subraya el lingüista, el primer experto que puso en duda la veracidad de los hallazgos sorprendentes del poblado romano alavés de Iruña Veleia, que se demostraron falsos y que incluían un supuesto primer testimonio escrito en lengua vasca.
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«Es una muestra de escritura paleohispánica, un sistema de escritura típico y únicamente usado en la península ibérica». Es un sistema prerromano con variantes que usaron los celtíberos para su lengua, los iberos para la suya... y los vascones para la suya, el vascónico que se considera antecesor del euskera. «Es como el alfabeto latino, que se puede utilizar para escribir español, vasco, francés...», explica Gorrochategui. Es un sistema semisilabario, con una mezcla de signos correspondientes a sonidos como nuestras letras y otros a sílabas. Estos últimos, advierte el experto, dificultan la lectura actual de los textos porque el sistema no diferenciaba entre 'ta', 'te', 'ti', 'to', 'tu' y 'da', 'de', 'di', 'do', 'du'. «Un aspa podía leerse como 'ta' y como 'da'».
«Se trata de un sistema gráfico derivado del sistema ibérico, pero que ha sufrido alguna adaptación para marcar algún sonido o fonema que no existe en el signario ibérico, pero sí en monedas acuñadas en territorio vascón. Por lo tanto, a partir de la pieza de Irulegi, podemos empezar a hablar de la existencia de un sistema gráfico propiamente vascónico en funcionamiento en esa época», señala Javier Velaza, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Barcelona. A juicio de Gorrochategui, la pieza pone «patas arriba lo que hasta ahora pensábamos de los vascones y la escritura. Estábamos casi convencidos de que los vascones eran analfabetos en la antigüedad y no hacían uso de la escritura nada más que para acuñar alguna moneda». Los expertos creían que no fue hasta la llegada de los romanos que los vascones empezaron a escribir, tras adoptar el alfabeto latino.
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Vascónico y euskera
«Los primeros textos vascos son de 1500, aunque desde el siglo IX haya muchos topónimos y nombres de persona. Antes hay un gran vacío que llenar», advierte el catedrático de la UPV/EHU. «¿Es vasco la inscripción de la 'mano de Irulegui'? No puedo responder a esa pregunta», admite. Él ha conseguido descifrar la primera palabra. Lee en ella 'sorioneku', lo que se interpretaría como 'de buena fortuna' por su parecido con el término vasco actual 'zorioneko'. Sin embargo, puntualiza, «aunque los siete primeros signos –'sorione'– son de tipo alfabético, el último que transcribimos como 'ku' es silábico y puede tener otra lectura. De todas maneras, la parte primera, 'sorione', suena a vasco. Sí puede tener alguna relación con el vasco, sobre todo por el lugar donde ha aparecido, pero tenemos muchísimas preguntas».
«Este texto es el primero que conocemos en lengua vascónica y quizás el único. En el mismoAranguren apareció hace 30 años otro bronce, pero que está tan fragmentado, roto y machacado que no se puede sacar nada de él», indica Gorrochategui, que prefiere quitar del argumentario el euskera. «Para mí, la palabra euskera hace referencia a la lengua vasca que conocemos a partir de la Edad Media y del siglo XVI y que podemos leer. Todo lo anterior es otra cosa». La inscripción de Irulegi dice, «es como un fósil. Para entenderlo, tienes que ponerlo en una relación filogenética y ver cuál ha sido la evolución. Este es un fósil impactante, pero nos llevará muchísimo tiempo ver cuáles son las relaciones que tiene con el vasco que conocemos o con el que podemos reconstruir a partir de los que conocemos. Y, a lo mejor lo podemos hacer o a lo mejor no».
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