El cierre de fronteras mantiene aislados a los atuneros vascos e impide los relevos
Las empresas han adoptado un protocolo de seguridad durante las descargas que limita los accesos al buque y prohíbe a la tripulación bajar a tierra
julen ensunza
Jueves, 2 de abril 2020, 01:49
«En la mar las tripulaciones están seguras, el problema puede llegar cuando van a puerto», apuntan desde una de las empresas atuneras de Bermeo a la hora de referirse al temido coronavirus. Precisamente para evitar que el patógeno chino salte a bordo, las compañías han establecido un protocolo de seguridad que afecta tanto a las embarcaciones que faenan en el Atlántico como a aquellas otras que lo hacen en los océanos Índico y Pacífico, dado el carácter pandémico de la enfermedad.
Entre las medidas adoptadas, limitar al máximo la presencia de trabajadores externos al tocar tierra y generalizar el uso de elementos de protección como guantes y mascarillas. «Antes se permitía el acceso de personal que ayudaba en la cocina y en máquinas, ahora todo eso se ha acabado», explican fuentes de una de las compañías de la villa marinera. Entre los que tienen que subir bligatoriamente al barco se encuentran los integrantes de la 'coya', cuadrilla de unas veinte personas, generalmente nativas, que se encargan de sacar el pescado de las cubas. «A todos se les toma la temperatura antes de entrar a bordo», precisan.
Las tripulaciones tienen prohibido saltar a tierra. «Antes era relativamente habitual que la gente, después de terminar su trabajo, fuese al puerto a tomar algo. Ya no se puede. Por eso, aunque el alcohol está prohibido en el barco, dada la situación, se han establecido ciertas licencias durante las descargas, como que los hombres puedan tomarse una cerveza al acabar la jornada», explicaron desde otra de las empresas bermeanas.
«Anímicamente, la gente está tocada; las informaciones que leemos no ayudan demasiado»
Pese a estas medidas, tal y como adelantó EL CORREO el pasado sábado, se ha registrado un posible caso en un atunero vasco que faena en aguas del Atlántico. Se trata del 'Egalabur', retenido en el puerto de Abiyán, al sur de Costa de Marfil, a la espera de que pase la cuarentena. No ha trascendido que la epidemia haya afectado hasta el momento a ningún otro buque de la flota atunera vasca, compuesta por 54 embarcaciones, de las que 45 tienen su base en Bermeo.
Sin embargo, las empresas se han topado con un grave problema derivado de esta crisis sanitaria mundial: la imposibilidad de realizar los relevos establecidos, por el cierre de los espacios aéreos en la mayoría de los países en los que operan. Seychelles, por ejemplo, donde desembarca generalmente la práctica totalidad de las tripulaciones que faenan en el Índico no permite entrar a nadie, inicialmente, hasta el próximo día 23.
Incertidumbre y angustia
Todo ello ha generado «incertidumbre» entre las tripulaciones, porque «no sabemos cuánto tiempo se va a prolongar esta situación», apunta Andoni Gabantxo, jefe de máquinas del 'Haizea Hiru', desde aguas del Atlántico. En su caso, embarcó el 25 de noviembre y tenían fecha para el vuelo de vuelta a casa la semana pasada. «Ya íbamos para puerto cuando Costa de Marfil cerró las conexiones con Europa», expone.
«Cualquier tiempo extra es jodido, pero hay que llevarlo lo mejor posible», se resigna. La angustia por las noticias que reciben sobre los efectos del coronavirus en Euskadi constituye una carga añadida, especialmente difícil de llevar en la distancia. «Anímicamente, la gente está bastante tocada; las informaciones que leemos no ayudan demasiado. Por mucho que la familia esté bien, según nos comentan por teléfono o 'whatsapp', nunca las tienes todas contigo -confiesa Gabantxo-. Imagínate el que, además, tiene algún familiar infectado, que los hay».
La cifra
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54 atuneros vascos, la mayoría (45) con base en Bermeo, faenan en el Índico, Pacífico y Atlántico.