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Los científicos recrean el final de los dinosaurios

Un estudio reconstruye minuto a minuto lo que pasó hace 66 millones de años gracias a los sedimentos extraídos en la zona del impacto del meteorito en México

Lunes, 9 de septiembre 2019

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Hace 66 millones de años, una enorme roca de más de diez kilómetros impactó contra la Tierra y desencadenó la quinta extinción masiva. Ese día, el último de los dinosaurios y el primero de una nueva era dominada por los mamíferos –y por el hombre–, ha sido reconstruido minuto a minuto en un estudio que se publica hoy en la revista 'PNAS'. Es una recreación del infierno que pone los pelos de punta.

El meteorito se estrelló con tal violencia que liberó una energía equivalente a 10.000 millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. Los incendios forestales se extendieron a miles de kilómetros del cráter, situado en la actual península de Yucatán, en México. Y todo ello a una velocidad de vértigo, que se disparó por la presencia de cantidades ingentes de azufre, el verdadero 'asesino'. Este elemento químico –y no el asteroide– originó el enfriamiento global y el cambio climático.

'Zona cero'. El cráter Chicxulub, donde se produjo el impacto del asteroide, se encuentra en la península de Yucatán, en México. :
'Zona cero'. El cráter Chicxulub, donde se produjo el impacto del asteroide, se encuentra en la península de Yucatán, en México. : EFE

El impacto del meteorito vaporizó, como mínimo, 325.000 millones de toneladas métricas de minerales ricos en azufre presentes en el lugar del impacto, suficiente para hacer que la luz solar se volviera opaca y provocar un drástico enfriamiento en toda la Tierra. Así lo confirma un equipo de científicos del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, que lleva tres años analizando detalladamente las muestras de un cilindro de roca de 1.334 metros. Han descubierto que los sedimentos del cráter, llamado Chicxulub, son capaces de contar la historia en capítulos tan precisos como lo hacen los anillos de los árboles, no importa cuántos millones de años hayan transcurrido.

El azufre es el elemento químico que originó el enfriamiento global y el cambio climático

El verdadero 'asesino'

El estudio, en el que han participado investigadores del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), reconstruye los procesos geológicos, químicos y biológicos generados por el impacto del asteroide. En un primer momento, la explosión no solo quemó la vegetación sino que desencadenó un tsunami que arrastró sedimentos hasta el interior de Norteamérica, más de 2.000 kilómetros tierra adentro. Aun así, lo peor estaba por llegar.

El golpe liberó tanto azufre que bloqueó la luz solar y causó un enfriamiento global que acabó con los dinosaurios y con el 75% de las formas de vida del planeta. Fue un infierno local de corta duración, seguido de un largo periodo de enfriamiento global: los dinosaurios «se achicharraron y luego se congelaron», aunque «no todos murieron ese día», resume Sean Gulick, profesor de investigación en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas y autor principal del estudio.

Los análisis indican que la mayor parte del material que rellenó el cráter en las horas posteriores al impacto se originó en el mismo lugar del impacto o fue arrastrado por el agua del océano que fluyó de nuevo hacia el cráter desde el Golfo de México circundante. Es decir, en un solo día se depositaron unos 130 metros de material, una tasa de acumulación que se encuentra entre las más altas jamás encontradas en el registro geológico y que ha permitido reconstruir los sucesos que tuvieron lugar dentro y fuera del cráter desde el momento del impacto hasta varias horas después.

Jens Ormö, investigador del Centro de Astrobiología y coautor del estudio, analizó las muestras para tratar de determinar cómo había sido transportado y depositado el material acumulado en el lugar del impacto –y a veces también su procedencia–, algo esencial para entender la cantidad de agua que fluía en el cráter y los procesos que ocurrieron cuando se estaba llenando. «Los sedimentos revelan enormes energías de transporte que son mucho más grandes que cualquier otra inundación conocida en el planeta. El agua se movía con velocidades que equivalían a la velocidad de los huracanes», detalla Ormö.

En opinión del experto, las conclusiones ofrecen claves para el presente: «Todo lo que se puede deducir de los sedimentos depositados en esos instantes nos permite saber cómo fue el primer día de una nueva era dominada por los mamíferos. Una especie que ahora, por otras causas como la contaminación de los océanos y de la atmósfera, ha iniciado la sexta y última de las extinciones masivas. Tal vez todavía estamos a tiempo de aprender algo del pasado».

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