La cumbre climática de Egipto acepta que se hable 'oficialmente' del concepto de «pérdidas y daños»; un guiño hacia la responsabilidad de los países industrializados ... con aquellos países con menos recursos pero que sufren los impactos de forma más severa. Hoy en día ya (casi) nadie duda de que el cambio climático es una realidad científicamente demostrada, de que nos enfrentamos a un proceso de aceleración de este cambio y de que el reto de descarbonizar las economías del mundo va a exigir un esfuerzo nunca visto a escala mundial. Existe un consenso muy amplio respecto a la necesidad de implementar políticas ambiciosas a nivel global y local. Y sabemos que, cuanto más tarde se implemente el cambio, mayor será el coste de esta transformación, mayores los impactos para las personas vulnerables y mayores los impactos meteorológicos extremos, económicos, ambientales y en la salud. Si esperamos demasiado, podríamos encontrarnos ante un punto de no retorno.
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Gracias a estas cumbres internacionales contamos con el Acuerdo de París, con la definición de las reglas de juego a nivel internacional y con compromisos de acción y financiación. Lamentablemente, estos compromisos nos mantienen bastante alejados aún del objetivo global de que la temperatura media del planeta no supere una subida de 1,5ºC respecto a la era preindustrial. La coordinación y compromiso de la comunidad internacional resultan vitales ante este problema global. Pero, tras 20 años siguiendo con atención estas cumbres, no puedo evitar un cierto pesimismo ante lo lento de los avances en las negociaciones internacionales, y especialmente, ante la demora en el cumplimiento de lo que se acuerda y la cada vez más urgente necesidad de que pasemos a la acción. A la acción efectiva y eficaz. Nos quedan menos de 10 años para lograr esta enorme transformación y llevamos casi 30 intentándolo. Cuesta un poco ser optimista- y más aún tras saber que los jefes de estado de países tan contaminantes como China, India o Rusia no estarán presentes- pero no nos queda más remedio que afrontar el futuro con decisión y trabajando duro desde nuestros diferentes ámbitos de decisión para lograrlo, y poder dejar a las generaciones futuras un planeta en mejores condiciones. Cada grado de temperatura cuenta, por lo que debemos seguir insistiendo en tratar de alcanzar el objetivo del 1,5ºC. ¡Ánimo con la tarea!
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