Blanca como la ilusión y fría como el engaño

En cuanto a nuestra comunidad, no ha llegado migradora alguna. La nieve convierte la tierra en una gran página abierta donde pueden leerse las más recientes noticias del paso de los animales. En su manto dejan señalado su camino las liebres y los conejos; quedan marcadas las patas de la perdiz, la pisada del lobo y la pezuña del jabalí, el rastro del zorro y los de todos los animales que se aventuran a salir de sus encames o querencias. Blanca como la ilusión, fría como el desengañ, la nieve es el peor enemigo de los animales salvajes.

Si bien las nevadas paralizan en parte la actividad de la caza, los cazadores saben que los años de nieve son los mejores para las cosechas. La nieve es la bienhechora de los campos. En la alta montaña deja al derretirse una rica alfombra de hierbas que son pastos excelentes para los animales. Nuestra comunidad es propensa a la presencia de aves migradoras cuando se da una climatología adversa en Centroeuropa, y no es raro que en nuestros montes se den unas capturas superiores a las normales cuando la nieve expulsa a las bandadas de países más septentrionales. Son circunstancias que acontecen muy pocas veces y poco sentido tendría no aprovecharlas racionalmente. Sería aconsejable, cuando nuestros campos estén cubiertos de nieve, permitir la caza del zorro por especialistas autorizados, previa autorización de las sociedades de caza, para intentar regular esta plaga de oportunistas de rabo largo que tanto mal están haciendo a nuestra esquilmada fauna.