BBVA presenta una exposición con el primer archivo histórico de banca privada de España

El denso taco de billetes del Banco de Bilbao, de «cien reales de vellón» cada uno, emitidos en 1874 pero que no llegaron a entrar en circulación, ocupa una vitrina de la exposición. A su lado hay una caja de caudales de antigüedad incierta –siglos XVII o XVIII, quién sabe–, regalada por el Consulado de Bilbao a la recién nacida entidad bancaria y de aspecto blindado e indestructible.

Más allá, se muestra una maqueta de la primera sede del mismo banco. O sea, un bajo en la calle de la Estufa en el que atendían los 15 únicos empleados que tenía la entidad en 1857. Una década después, la entidad ya tenía la misma sede deslumbrante que luce ahora en la plaza de San Nicolás. O por lo menos la mitad del edificio, la parte de la fachada que da a la iglesia.

Esta exposición, que presta documentación inédita y piezas de la colección de arte del BBVA, es resultado de un convenio de colaboración entre este banco y el Gobierno vasco, que fue firmado ayer por el consejero de Cultura y Política Língüística, Bingen Zupiria, y la directora Territorial Norte de BBVA, Marta Alonso.

Según explicaron, el acuerdo tiene como objetivo promover y poner a disposición tanto de los investigadores especializados como del público en general los fondos del archivo histórico del BBVA, «el mayor archivo histórico bancario privado de España», según repitieron Zupiria y Alonso.

La exposición, de entrada libre, está dividida en seis secciones, cada una de ellas completada con documentos, fotografías antiguas, planos y obras de arte pertenecientes al Archivo Histórico del BBVA o de su colección de arte, «fruto de más de siglo y medio de mecenazgo», según destacó Alonso. Un gran óleo de Manuel Losada – 'Damas junto a la iglesia de San Nicolás'– abre el recorrido, con la fundación del Banco de Bilbao en 1857, cuando la ciudad apenas contaba 17.000 habitantes. La muestra incluye la escritura fundacional.

Varias maquetas reflejan la primera fase, casi itinerante, del primer banco fundado en Bizkaia, que concluirá en 1874, cuando un decreto concede al Banco de España la exclusividad de la emisión de moneda. Es el año del segundo asedio de Bilbao, que se refleja en varios de los documentos expuestos, además de fotografías de Charles Monney y cuadros de Manuel Losada. El sitio de Bilbao de 1874 por parte de los carlistas y su reflejo en el arte y la fotografía ocupa una sección completa de la muestra.

Cuadros y máquinas de escribir

El auge minero, industrial y ferroviario de la villa a finales del XIXse recoge en fotografías y documentos como una memoria que da cuenta del estado de la ría y propone intervenciones para mejorar su navegabilidad ola correspondencia de los adjudicatarios de la consrucción del ferrocarril Tudela-Bilbao.

Las fundaciones del Banco del Comercio en 1891, por Víctor Chávarri y Ramón de la Sota, entre, otros, y del Banco de Vizcaya, en marzo de 1901, ocupan otras tantas secciones de la exposición . Destaca aquí el imponente óleo 'Frente al banco de Vizcaya', de José Arrúe y Valle, de 1920, en el que se ve la entrada de la sede histórica de la entidad en el número 1 de la Gran Vía de Bilbao.

Pero quizá más que los cuadros, los documentos y las actas, lo más atractivo de esta muestra sean las máquinas de escribir antiguas, algunas de diseño estrafalario –como la indescriptible Lambert de 1902 o la igualmente inefable Mignon de 1905–. el aritmómetro de Colmar, de 1858 –una especie de calculadora–, o un escritorio del XIXcompleto, escupidera incluida, cuyo tintero original sigue lleno de tinta todavía fresca.

Esta exposición es la primera de las tres que contempla el acuerdo establecido por el BBVA y el Gobierno vasco. Este convenio contempla que la entidad financiera deposite sus «fondos empresariales, familiares e institucionales conservados en el archivo histórico del banco en el Archivo Histórico de Euskadi durante un periodo de cuatro años. Se trata del «archivo histórico bancario privado de mayor envergadura en España» y la idea es continuar la labor de digitalización y catalogación de sus fondos, que ya había iniciado el propio banco, con el fin de ponerlos a disposición del público, en general, y de los investigadores especializado.