Más de 30.000 muertes prematuras suceden en España por la contaminación del aire

Estos datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente habían sido advertidos año tras año a las autoridades españolas debido a los altos porcentajes de población expuesta a concentraciones de contaminación. Un 6% lo está al NO2 y un 17% al O3, según datos de 2016, el último año en que se publicó este registro, con picos de hasta el 30%. De toda la mortalidad anticipada del continente, en España sucede el 6,6% de las causadas por las partículas en suspensión; el 11% por dióxido de carbono, y el 10% por ozono.

En total, sólo en España mueren antes de tiempo unas 38.600 personas, según los cálculos de la agencia comunitaria. «Se considera que las muertes prematuras se pueden prevenir si se eliminan sus causas», advierte la UE, que ayer formalizó ante el Tribunal de Justicia europeo su denuncia contra España por la polución registrada en Madrid y Barcelona y otras zonas de Cataluña. La demanda es el desenlace que la Unión pone a la prórroga que concedió en 2015 para la aplicación de políticas que mejorasen la calidad del aire en nuestro país.

En realidad, el problema es general. Antes que España, la Unión Europa ya denunció el año pasado a Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Hungría y Rumanía. La demanda española dependía de que se viera una actitud decidida y clara para que este país luchara contra la polución. Pero la inquietud no es solo aquí: la UE calcula que en todo su territorio ocurren 430.000 muertes prematuras cada año -incluidas, claro está, las de España- por los gases ambientales. La contaminación reduce la vida siete meses de media, multiplica los casos de enfermedades respiratorias y tiene un impacto directo sobre la naturaleza y las cosechas. Todo un infierno.

La principal causa de todas estas emisiones dañinas, asegura el informe que la Agencia Europea de Medio Ambiente emitió en 2018 respecto a este problema, son los vehículos, que duplican los gases de la producción eléctrica o cuadruplican los de la agricultura.

Respecto a la denuncia ante los tribunales europeos, en el caso de Barcelona los planes para frenar la contaminación no habían comenzado a ejecutarse y en la capital española la zona de bajas emisiones, llamada Madrid Central y puesta en marcha por el anterior gobierno de Manuela Carmena, ha quedado en entredicho por las autoridades recién electas. El punto más nocivo, dictan los resultados divulgados esta semana, es la madrileña plaza Elíptica, a veinte kilómetros de la Gran Vía, que sí está dentro de la 'almendra' protegida. «En 2018 únicamente Madrid superó el valor límite horario de NO2 de protección de la salud humana», revela el 'Informe de Evaluación de la Calidad del Aire en España', del Ministerio para la Transición Ecológica. El resto de España, según el Gobierno, no ha superado los límites establecidos por la UE en los demás elementos medidos el año pasado.

Aparte de las las muertes prematuras, a los expertos les preocupan otros efectos clínicos. Respirar aire contaminado durante el embarazo se relaciona con alteraciones cerebrales y deterioro cognitivo en los niños. Las anomalías que surgen en la corteza cerebral generan problemas de salud mental, como el comportamiento adictivo e impulsivo y la hiperactividad, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Las partículas en suspensión se relacionan con el aumento de enfermedades como el alzhéimer: 20 microgramos por metro cúbico incrementan las hospitalizaciones por esa enfermedad en un 27% y por dióxido de nitrógeno (NO2) la mortalidad aumenta más de un 1% por cada 10 micras extras.