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En libertad los 18 detenidos en las protestas contra Vox en Bilbao
Los radicales tuvieron en jaque a la Policía y a los Bomberos durante toda la tarde con el lanzamiento de piedras y la quema de varios contenedores
Los 18 detenidos por la Ertzaintza acusados de desórdenes públicos durante las protestas por la celebración de un mitin de Vox en Bilbao han sido puestos en libertad este lunes a la espera de su citación para comparecer ante el juez, al igual que otras doce personas que fueron identificadas e imputadas, pero no arrestadas, por los mismos hechos.
Entre los 18 detenidos hay seis menores de edad y una persona de origen francés, que también quedaron en libertad y bajo la custodia de sus padres, según han informado fuentes de la Ertzaintza.
A lo largo de toda la tarde y mientras el Athletic jugaba en San Mamés, jóvenes radicales que protestaban contra el partido de extrema derecha protagonizaron diversos choques con la Policía autonómica en el parque de Doña Casilda, el Sagrado Corazón, Indautxu y la Gran Vía. Hubo tres heridos: dos agentes -uno de ellos sufrió una fractura en un brazo- y un manifestante. Se quemaron contenedores y se vivieron algunos momentos de tensión entre simpatizantes de la formación de Abascal y antifascistas. A la conclusión del acto político, el amplísimo dispositivo de la Ertzaintza evitó que las algaradas fueran a más.
Al contrario de lo que sucedió en abril, cuando se registraron graves altercados en la misma zona de la capital vizcaína por otro evento de Vox, la Policía autonómica desplegó esta vez a un número muy elevado de agentes desde el minuto cero. Alrededor de una docena de furgones estaban ya apostados en el Euskalduna con más de una hora de antelación. Un helicóptero sobrevolaba también la villa de forma permanente.
Unos 350 radicales comenzaron a concentrarse sobre las 17.30 horas. Portaban ikurriñas, varias esteladas y una bandera comunista. Se situaron a unos 200 metros de la entrada del palacio de congresos. La Ertzaintza estableció dos cordones de seguridad. El primero llegaba casi hasta la rotonda del Sagrado Corazón (con un perímetro mucho más extenso que hace seis meses, cuando se situaron en las vías del tranvía). Había entre 60 y 80 agentes antidisturbios, con uniformes negros. Por detrás de ellos, se formó otra línea con policías de anorak rojo.
Los concentrados comenzaron a gritar consignas contra el partido de extrema derecha: 'Abascal, fascista y subnormal' y 'Faxistak, zuek zarete terroristak' ('Fascistas, vosotros sois los terroristas'). También se corearon gritos en recuerdo de Iñigo Cabacas y en contra de la Ertzaintza. El ambiente era muy tenso y los incidentes estallaron instantes después de que el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, saliera del Euskalduna y advirtiera a un mando policial de que la presencia de los manifestantes «estaba coartando la libertad» de las personas que acudían al mitin. «Esa concentración no está autorizada», denunció.
Fue en ese momento cuando arreciaron los gritos, llovió algún objeto y el cordón policial procedió a cargar y a lanzar varias salvas al aire. Los agentes usaron las porras y la multitud se disolvió rápidamente. Los incidentes se trasladaron entonces al cercano parque de Doña Casilda. Los antidisturbios dispararon proyectiles de foam (las pelotas están prohibidas en Euskadi) hacia la parte baja del recinto, desde donde algunos de los que huían les lanzaron piedras. Varios agentes accedieron al interior del centro comercial Zubiarte.
Tras la primera refriega comenzó una serie de escaramuzas que mantuvieron en jaque a la Policía y a los Bomberos. Se quemaron contenedores en la Gran Vía y Licenciado Poza, aunque las llamas fueron rápidamente sofocadas, generando unos daños limitados. En abril, por ejemplo, el mobiliario urbano sufrió mucho más que ayer. También se cruzaron vallas. La sensación en la calle era extraña. Se veían algunos encapuchados en las esquinas, pero se confundían con personas que caminaban tranquilamente hacia San Mamés o Pozas protegiéndose la cabeza de la lluvia.
En los bares se seguía el partido de los rojiblancos. La atención sólo se desviaba de la pantalla cuando se escuchaban cerca las sirenas o los gritos de los radicales. Por la Gran Vía deambulaba algún turista con la maleta en la mano. Como Jana Maculewicz, una polaca que se acercó a preguntarle en un perfecto castellano a un patrullero si la zona era peligrosa. «Le recomiendo que vaya hacia allí (Abando), porque aquí hay algunas protestas, pero la ciudad es segura, se trata de algo puntual que acabará en un rato».
«A correr, al polideportivo»
El mismo ertzaina paró minutos después a tres personas muy jóvenes. «Es la tercera vez que pasan por aquí, si quieren correr vayan al polideportivo», les recriminó. Los chavales negaron tener relación con la algarada y se marcharon de forma acelerada. Uno de los momentos más tensos fue la salida de los simpatizantes de Vox, protegidos por un cordón de la Ertzaintza. Un hombre con una bandera requeté se encaró con otro que llevaba una enseña comunista. Seis agentes cargaron y detuvieron a uno de los antifascistas. A partir de ahí, los incidentes fueron decayendo poco a poco hasta las 21.00 horas, momento en el que la Ertzaintza ya daba por disuelta la protesta.
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«Esa concentración no está autorizada», dice Ortega Smith a un agente
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