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Celaá posa en una de las salas de reuniones del ministerio, en la calle Alcalá de Madrid. Óscar Chamorro

«Urkullu es sensato y sabe que el Congreso rechazará una reforma soberanista del Estatuto»

Isabel Celaá - Ministra de Educación y portavoz del Gobierno ·

Asegura que será «difícil» fijar fechas concretas para las transferencias y niega que Sánchez esté dando bandazos en sus decisiones políticas

Domingo, 2 de septiembre 2018, 01:12

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A pesar de haber tenido sólo «cuatro» días de vacaciones, que «en mi situación ya es mucho», a Isabel Celaá (Bilbao, 1949) se le percibe una energía irrefrenable. Es consciente de que le va a «hacer falta» en este arranque de curso, tanto en su tarea de ministra de Educación como, sobre todo, en la de portavoz del Gobierno de Pedro Sánchez. Sobre la mesa, la situación catalana, los Presupuestos Generales del Estado, la exhumación de los restos de Franco, el acercamiento de presos de ETA...

– ¿Está pecando de improvisación el Gobierno? Inmigración, reforma de la ley de Estabilidad, defensa del juez Llarena...

– No. En inmigración, por ejemplo, el presidente acertó plenamente con el 'Aquarius' porque puso en el frontispicio de los temas a tratar a nivel europeo el de las migraciones. No es un asunto coyuntural, sino de agenda política estructural. Hacen mal los grupos de la oposición que se fijan más en el dedo que en la luna.

– Tras el rescate del 'Aquarius', cambiaron de criterio con el 'Open Arms' y los saltos de la valla en Ceuta.

– No hay tal cambio de criterio. Es un cambio de circunstancias. Con el 'Aquarius' salvamos a personas que estaban en riesgo de morir en el Mediterráneo. Era necesario auxiliarles. Y fue una importantísima llamada de atención frente a Europa. Los asaltos de Ceuta y Melilla son muy diferentes. Ningún país puede acoger a aquellos que vienen con cal viva y herramientas de ataque.

– ¿Por qué se oponían a defender al juez Llarena? Al final han tenido que rectificar.

– Una cosa es la decisión y otra la comunicación. La decisión de salvaguardar y defender la soberanía jurisdiccional española se tomó desde el principio. Porque éste no es un asunto privado, de un juez...

– Desde el Gobierno se dijo precisamente eso, que era un «asunto privado».

– Pues no es un asunto privado, es una cuestión de Estado. Nosotros tenemos que defender nuestro orden jurisdiccional frente a Bélgica.

– Sí hubo, entonces, un cambio de criterio.

– Ha sido cuestión de matices técnicos. Entró más el discurso técnico que el de fondo.

– La familia Franco anuncia batalla. ¿Puede asegurar el Gobierno que los restos del dictador serán exhumados antes de fin de año?

– Lo puedo garantizar. Se va a hacer. La figura jurídica elegida no tiene flancos.

– ¿Y después? ¿Qué hay que hacer con el Valle de los Caídos?

– Algunos quieren que sea demolido, otros que sea un lugar de reconciliación y paz, y otros piensan que por su historia es muy difícil resignificarlo. La opción de que sea un cementerio civil está encima de la mesa. Es una de las alternativas.

– ¿Gobernar a base de decretos ley, como en el caso de los restos de Franco, no demuestra falta de capacidad de diálogo y acuerdo?

– No, demuestra que hay urgencia para resolver determinadas situaciones. El Gobierno de Rajoy, en 2012, con mayoría, llegó a 29 reales decretos. Nosotros no llevamos tantos.

– ¿Las promesas que Sánchez hizo desde la oposición valen para algo? Se comprometió a no gobernar por decreto ley, a publicar los nombres de los beneficiarios de la amnistía fiscal, a reducir el gasto en Defensa...

– Son muchas más las promesas que se cumplen que las que se incumplen. Algunas se incumplen, es cierto. Pero cuando las haces genuinamente, tú crees que vas a poder realizarlas. Luego las circunstancias te marcan.

– ¿Tendrán Presupuestos?

– Sí. Estamos en disposición de hablar con todos y de sacarlos adelante. Salimos al campo a ganar.

– La clave está en los partidos catalanes. ¿Lograrán su apoyo?

– Eso esperamos. Trabajamos en unas Cuentas que son muy valiosas para la ciudadanía. Es muy importante contar con recursos para Sanidad, Educación, dependencia, para consolidar las pensiones... Y las comunidades podrán contar con 2.500 millones de euros más para su déficit, incluida Cataluña.

– ¿Cree que Puigdemont aceptará?

– La pregunta es: ¿van a seguir todos los soberanistas los designios de Puigdemont?

– ¿Tendrá que pagar el Gobierno algún precio por ese apoyo?

– En política no se puede hablar en esos términos. Se hacen pactos y se trabajan acuerdos. Y acordar es yo ceder en una parte y tú en otra. Eso no son hipotecas.

– Esos partidos exigen la libertad de los políticos encarcelados.

– No tiene nada que ver. Vivimos en un Estado democrático con separación de poderes. Y a diferencia de lo que hicieron otros, este Gobierno no da instrucciones a la Fiscalía. Ninguna. Es autónoma.

– Así que si plantean esa condición no habrá nada que hacer.

– Esa condición no está en la mano del Gobierno.

– Si finalmente no tuvieran Presupuestos, ¿qué opción sería la mejor: prórroga o adelanto electoral?

– No concebimos no sacar los Presupuestos. Y con ellos e incluso en otros supuestos, tenemos la firme determinación de seguir.

– Usted dijo que «no van a aguantar más de lo razonable».

– La frase principal era 'nadie está pensando en las elecciones'. Lo otro era una adversativa y las adversativas no condicionan la principal.

Pluralidad de la sociedad

– PNV y Bildu han pactado una propuesta de reforma del Estatuto en clave soberanista. ¿Si llega así al Congreso, se rechazará?

– No tendría ninguna opción. Absolutamente ninguna. No se puede aceptar una división entre nacionalidad y ciudadanía. Ni una consulta habilitante previa.

– ¿Le esperaría un final similar al del plan Ibarretxe?

– Sería un 'plan Ibarretxe 2'. Es mejor acordar, acomodar, armonizar... Hay posibilidades para, sobre la misma base fundante del actual Estatuto, enriquecerla, incorporando derechos de nueva generación y la relación con Europa. Eso está todo trabajado en la ponencia de Autogobierno. Pero el último acuerdo que hemos presenciado entre PNV y Bildu no tiene ninguna salida.

– ¿Le ha transmitido el presidente Sánchez a Urkullu su preocupación por este posicionamiento?

– Yo no tengo la interlocución directa, pero sí, se ha hecho de varias maneras. Incluido el PSE, que ya le ha advertido al PNV con absoluta claridad de que por ahí no puede ir.

– El PNV ha comunicado al Gobierno su voluntad de modular su postura.

– El PNV ha sido históricamente un partido muy pragmático y conoce los límites de los proyectos políticos. Vivimos en una monarquía constitucional y Euskadi tiene muchas herramientas para hacer un trabajo de muchísima utilidad y valor para la ciudadanía. Hay un amplísimo campo para trabajar en el que todo el mundo se sienta cómodo, incluidas los nacionalistas.

– ¿Qué tienen que hacer el PNV y Urkullu a partir de ahora?

– Urkullu es sensato y conoce la reflexión hecha por cada grupo parlamentario. La aspiración que tiene que tener el lehendakari es que en el nuevo Estatuto confluya la pluralidad de la sociedad vasca. Si se alinea sólo con la posición nacionalista, sabe que la sociedad no está ahí.

– El Gobierno vasco quiere ya un calendario de transferencias. ¿Asumirá Sánchez esa reclamación?

– Sentarnos y hablar de un calendario forma parte de la interlocución entre los dos gobiernos. Otra cosa es comprometerse con fechas concretas. Ésa es una cuestión diferente y más difícil. Vamos a ver qué podemos llega a acordar.

– ¿Es factible completar el Estatuto esta legislatura, incluida la gestión económica de la Seguridad Social y de las prisiones?

– Unas transferencias son más fáciles que otras. Los que se sienten a negociar irán viendo cuáles son los momentos idóneos para hacerlo. Claro que lo mejor sería que se pudiera completar el Estatuto, pero habrá que ver qué interpretación tiene cada parte de cada transferencia.

– ¿Prevén en las próximas semanas acercamientos de presos de ETA?

– El traslado de presos etarras, cuando se haga, será individualizado y conforme a la ley y a las juntas de tratamiento de las cárceles. No habrá un acercamiento colectivo como hizo Aznar en su día. Y se hará de forma transparente porque se informará a las asociaciones de víctimas.

El PP critica que hayan convertido este tema en una prioridad.

– La identificación de los reclusos que podían ser acercados a prisiones vascas ya la inició Zoido a petición de Rajoy.

«Los soberanistas deberían aprovechar esta oportunidad»

– ¿Le preocupa al Gobierno la escalada de tensión social que se vive en Cataluña por los lazos amarillos?

– El Gobierno está preocupado siempre por todo. El tema del orden público en Cataluña se llevará a la próxima Junta de Seguridad. La seguridad es responsabilidad exclusiva del Estado.

– ¿Se le está escapando a la clase política la situación de las manos?

– Esperemos que no. Creemos en la racionalidad de la ciudadanía catalana. Además, pensamos que son cada vez menos los que estarían en disposición de respaldar un soberanismo radical. Cada día son menos.

– ¿Por qué cree eso?

– El pasillo político que está abriendo este Gobierno y que había estado bloqueado durante el del PP tiene que dar resultados. Vamos a dar un tiempo a la política y esperemos que haya inteligencia colectiva suficiente, también entre las fuerzas soberanistas, para saber aprovechar la gran oportunidad que se les ofrece desde el Gobierno de España.

– ¿Ve a Puigdemont y Torra con predisposición para llegar a un entendimiento y a soluciones?

– Puigdemont está claro que no. Y Torra vamos a ver. Le vamos a oír en unos días en el Parlament. Así que no vamos a hablar de futuribles. Vamos a ver si se alinea con la racionalidad o no.

– Algunos dirigentes como Albert Rivera y Pablo Casado ya hablan de volver a reactivar el artículo 155 de la Constitución. Incluso Pedro Sánchez amagó con ello el otro día. ¿Cree que es una opción?

– Eso es hablar con categoría de futuro. Y lo que tenemos es el presente. Nosotros vamos a seguir trabajando por una solución política. Tenemos la firme determinación de transitar por el itinerario político que nos hemos propuesto. Y esperamos reciprocidad. Los soberanistas también saben que Cataluña tiene un bloqueo y que el Gobierno de España les está ofreciendo un camino para solucionarlo.

La ministra, durante la entrevista. Óscar Chamorro

Un retrato de Unamuno para su despacho

Es una mujer bregada en los años más duros de la política vasca, donde fue parlamentaria 15 años y llegó a ser consejera de Educación del Gobierno López. De ahí que asegure no estar nerviosa por ser ministra y, sobre todo, portavoz. Y eso que cada viernes se enfrenta al desafío de ofrecer la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. «La primera fue la mejor, la más eficiente y espontánea», se sincera entre risas.

Su despacho en el Ministerio de Educación, en plena calle Alcalá, tiene vistas al icónico edificio Metrópolis. Aún está a medio decorar. Tras su sillón, eso sí, descansa el maletín negro de ministra, pero a la estancia le faltan toques personales. Aunque uno de ellos lo tiene claro: recuperará el retrato de Miguel de Unamuno –obra de José Gutiérrez Solana– que su antecesor, Íñigo Méndez de Vigo, relegó –o escondió– en un estancia secundaria. «Aquí quedará muy bien», asegura mientras señala con mirada cómplice a la pared frente a su mesa.

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