Sánchez corteja a Pradales y visitará Ajuria Enea por primera vez como presidente este viernes
El presidente, en un gesto que nunca tuvo con Urkullu, estará con el lehendakari en Vitoria horas después de visitar a Aragonès en la Generalitat
El qué, el quién y el cuándo estaba claro. Lo que ha sorprendido, sin duda, es el dónde. El lehendakari Imanol Pradales, que apenas lleva ... un mes en el cargo, quería reunirse cuanto antes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para sortear el ruido madrileño y activar cuanto antes el dosier vasco de Moncloa. Lo que nadie esperaba, ni él mismo, es que su primera reunión fuera a celebrarse en el Palacio de Ajuria Enea. Básicamente, porque Sánchez nunca ha visitado la residencia oficial del lehendakari desde que llegó a La Moncloa en 2018. Sí lo hizo, eso sí, en 2015. Entonces, aquel Pedro Sánchez que fue recibido por Iñigo Urkullu lo hizo en calidad de secretario general del PSOE.
Sea como fuere, lo cierto es que la visita del presidente supone un gesto político de primer orden ya que las visitas de los presidentes del Gobierno a Ajuria Enea, al menos de forma oficial, son bastante excepcionales –Adolfo Suárez estuvo en su día con Carlos Garaikoetxea y José Luis Rodríguez Zapatero, con Patxi López–. Ahora, llega el turno de Pedro Sánchez, cuya visita llega en un momento de máxima tensión en la legislatura española. El presidente sufre uno de sus peores momentos desde que llegó a Moncloa, tanto en el capítulo político como el personal. El momento no es causal. La visita a Euskadi llegará horas después de que el presidente viaje a Cataluña para reunirse en el Palau de la Generalitat con el president en funciones, Pere Aragonès, en un momento decisivo para intentar convencer a Esquerra de que pacte con el PSC y haga presidente a Salvador Illa para dar «carpetazo definitivo al 'procés'». Una misión no imposible, pero improbable.
Pero el jefe Barcelona-Vitoria sobre el que Sánchez ha fiado su continuidad al frente de la Moncloa presenta dos realidades radicalmente diferentes. El avispero catalán, que podría incluso provocar el abrupto final de la legislatura española si Carles Puigdemont decide dinamitarlo todo (lo vivido hoy en el Congreso da fe de ello), nada tiene que ver con la balsa de aceite en la que se ha convertido Euskadi gracias a los pactos PNV-PSE. Unos acuerdos que gozan, además, de una sólida mayoría absoluta en el Gobierno vasco. De ahí que Sánchez haya pensando que toca cuidar lo que funciona y evitar que el PNV se una a la larga lista de problemas.
Las reivindicaciones del nacionalismo vasco y, por ende, de Imanol Pradales son de sobra conocidas y pasan por cumplir el acuerdo suscrito en el Congreso el pasado 10 de noviembre por el propio Sánchez y Andoni Ortuzar, presidente del EBB. El gran objetivo prioritario e inmediato es tramitar el traspaso de la treintena de transferencias pendientes para culminar, por fin, el Estatuto de Gernika. Y aquí, la meta está fijada negro sobre blanco: finales de 2025, incluida la polémica gestión del régimen económico de la Seguridad Social.
Reunión Ubarretxena-Torres
Pradales y Sánchez ya han estado en contacto vía telefónica un par de veces y desde el primer momento, el lehendakari le trasladó su voluntad de mantener un encuentro bilateral cuanto antes, preferiblemente antes de las vacaciones de agosto, y como muy tarde en septiembre. Así lo confirmó en una reciente entrevista concedida a EL CORREO, en la que desveló que la charla telefónica que habían mantenido tras asumir la makila de lehendakari fue muy cordial pero apenas pudieron abordar temas concretos ya que coincidió con el fallecimiento del suegro del presidente. «Ha sido una relación muy educada y muy positiva porque me dijo que se ponía a disposición para retomar los temas y abrir una nueva etapa. Se lo agradezco», declaró.
El presidente del Gobierno tiene muy claro que quiere abrir una nueva etapa con el inquilino de Ajuria Enea después de que su relación con Iñigo Urkullu, sobre todo en los últimos años, haya sido distante y muy fría. Tanto, que el lehendakari nunca ocultó su malestar desvelando que el presidente no contestaba las cartas que le enviaba. Los encontronazos fueron una constante, aunque Moncloa siempre evitó ir al choque y entrar al cuerpo a cuerpo para reducir los reproches de Urkullu a meros lamentos.
Pero esto es pasado y el presente habla del intento de ambos gobiernos por engrasar la maquinaria y estrechar lazos. El martes que viene, día 30, la portavoz del Gobierno, Maria Ubarretxena, se reunirá con el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, a quien pedirá que se ponga en marcha, «lo antes posible», la comisión bilateral permanente para impulsar el traspaso de las competencias estatutarias pendientes de ser transferidas. «Vamos a acudir con la máxima voluntad de diálogo y cooperación», aseguró.
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