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El 45 aniversario del Estatuto de Gernika, que se conmemora este viernes, es el primero de Imanol Pradales como lehendakari. Como ya es tradición en ... el PNV, decidió no hacer acto alguno para conmemorar una efeméride que el PSE y el PP celebraron con solemnidad el pasado miércoles. Se limitó, como solía hacer su antecesor, Iñigo Urkullu, a escribir una reflexión en sus redes sociales (la publicó anoche en su LinkedIn) para defender un «Nuevo Pacto Estatutario (así, en mayúsculas) que actualice y mejore nuestro Autogobierno, consolide un marco de bilateralidad efectiva y un sistema de garantías imparcial». En ningún momento se refiere a un «nuevo estatus», concepto tabú para sus socios del Partido Socialista.
En su artículo, asegura que el cauce para este «nuevo salto cualitativo» se anticipaba ya en el propio Estatuto de Gernika, en el espíritu y la letra de la disposición adicional, cuyo contenido reproduce de forma textual. «La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico».
Pradales aprovecha la ocasión para hacer un repaso de cómo se ha llegado hasta aquí y, sobre todo, subrayar los incumplimientos que los sucesivos gobiernos centrales han protagonizado en estas más de cuatro décadas en las que la ley orgánica ha estado en vigor. Son 29 las competencias pendientes que deberían llegar a Euskadi a corto plazo si Pedro Sánchez cumple el pacto alcanzando con el PNV para seguir en La Moncloa. «Hay materias relevantes como puertos, aeropuertos y la gestión del régimen económico de la Seguridad Social», remarca. Eso sí, advierte de que «difícilmente se puede avanzar hacia un nuevo Pacto si previamente no se ha cumplido con lo acordado».
No obstante, también ensalza las bondades que ha reportado para el País Vasco la aprobación del Estatuto de Gernika hace 45 años. «El salto cualitativo en la historia de Euskadi ha sido una realidad incontestable. La visión que propuso y supuso se ha demostrado un instrumento útil para desarrollar políticas propias dirigidas a cuidar y cultivar nuestras señas de identidad, mejorar la calidad de vida y el bienestar de todas las personas». «Con sus carencias y deficiencias -prosigue- nos ha permitido construir una sociedad más próspera, justa y equilibrada que la anterior».
Pero toca mirar al futuro y el objetivo, enumera, es acordar nuevas capacidades y competencias para desarrollar «políticas propias» que permitan «cultivar la identidad de nuestro Pueblo», avanzar en la proyección exterior de Euskadi y participar directamente en las instituciones de la Unión Europea, una histórica demanda que no tiene cabida en esta UE de los Estados miembros.
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