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Los violentos quemaron contenedores y destrozaron mobiliario urbano tras la manifestación de apoyo a Hasél en Bilbao. ep

Podemos mantiene el pulso al no condenar la violencia y debilita aún más al Gobierno

Los morados critican al «poder mediático» por poner «el foco» en los disturbios y Casado rescata la Ley de Partidos

Lunes, 22 de febrero 2021, 01:46

Casi una semana dura ya el estallido de violencia callejera por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. El saldo, más de doscientos heridos y 150 ... detenidos en los disturbios y cientos de miles de euros en pérdidas por el pillaje y los saqueos en que han degenerado las protestas que se convocaron, originalmente y sobre el papel, en defensa de la libertad de expresión.

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Ni la prolongación en el tiempo de la situación ni su gravedad han hecho cambiar de postura al socio minoritario de coalición del Gobierno de Pedro Sánchez, Unidas Podemos, que, en plena resaca de la noche de algaradas en Barcelona y con nuevos brotes violentos que ayer mismo alcanzaron a Bilbao, mantuvo su posición ambigua y su denuncia de la «anormalidad democrática» que lastra, en su opinión, a España. Un discurso cada vez más incompatible con el del PSOE, que ahonda la brecha en la coalición y vuelve a poner sobre el tapete su viabilidad, ya cuestionada por las graves deslealtades de las que socialistas y morados se acusan en torno a las leyes de género y por el hartazgo creciente de los ministros del ala socialista.

Podemos dejó claro ayer que, lejos de rectificar, está dispuesto a seguir tensando la cuerda y a mantener su estrategia, aunque eso signifique dar munición dialéctica a la oposición, que aprovechó para volver a pedir el cese de los ministros «que justifican la kale borroka», en palabras del líder del PP, Pablo Casado. Los morados hablaron, como acostumbran, a través de Twitter, esta vez por medio de su cuenta oficial, mientras su líder y vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, mantiene su mutismo.

El PSOE insiste en que el vandalismo no puede admitirse en democracia y pide «responsabilidad»

La formación morada insistió en etiquetar la violencia desatada en media España como un vehículo de «denuncia» de que un condenado por delitos de injurias pueda ir a la cárcel. Y culpó a los medios de comunicación de desviar la atención de lo que, en su opinión, es la cuestión de fondo mientras eludió, de nuevo, condenar sin ambages los sucesos violentos. «Siempre que se denuncia en las calles una anormalidad democrática el poder mediático pone el foco en los disturbios para que se deje de debatir el problema raíz y nada cambie». Y añadió, a modo de desmarque de las algaradas: «Que no caigamos en esa trampa no nos pone del lado de la violencia, sino del avance democrático».

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En un tono similar se expresó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, que quiso dejar claro además que su organización, Izquierda Unida, apoya sin medias tintas a Iglesias, cuya figura, en su opinión, es blanco de «manipulaciones falsarias y 'fake news'» que desvirtúan su discurso. Para el coordinador federal de IU, el encarcelamiento de Hasél es síntoma de una «anomalía democrática grave» porque la libertad de expresión debe «prevalecer» siempre, dijo contradiciendo a Sánchez, «en una democracia asentada que aspira a ser plena».

«Sin chantaje»

Un mensaje envenenado para el PSOE, que exhibió ayer un discurso de firmeza y dejó claro que las leyes y el código penal se pueden cambiar pero «sin el chantaje que supone la violencia», avisó el portavoz en el Senado, Ander Gil. Salvador Illa y Meritxell Batet condenaron «rotundamente la violencia y el vandalismo», por «inaceptables» en democracia y el presidente valenciano, Ximo Puig, pidió «responsabilidad histórica» a Podemos.

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PP, Cs y Vox no sueltan la presa y aprovecharán la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el miércoles, para intentar ahondar la división entre PSOE y Podemos con una batería de preguntas sobre los disturbios y sus consecuencias políticas. El discurso de Casado en sus redes sociales deja entrever el cariz que puede tomar el debate: no solo pidió el cese de los ministros de Podemos y se alineó con la Policía «que arriesga su vida por defender la ley y la libertad»; también rescató la Ley de Partidos que sirvió para ilegalizar a Batasuna y recordó que contempla expulsar del sistema a aquellas formaciones que «legitimen» la violencia.

El Govern cambia de discurso y ahora ve «puro vandalismo»

Los primeros disturbios por el encarcelamiento de Hasél pillaron a los partidos independentistas negociando el nuevo Govern. Desde la Generalitat primero se puso el foco en la actuación de los Mossos señalando que «las manifestaciones en el siglo XXI no pueden terminar con heridos». Tras cinco noches seguidas de algaradas, el conseller de Interior acabó calificando ayer los actos violentos como «puro vandalismo». Miquel Sàmper lo matizó horas antes de reunirse con los sindicatos de los Mossos, que habían amenazado con un «plante» si el consejero, de JxCat, no hacía una «defensa explícitica del cuerpo». Sàmper no la hizo, y les advirtió de que el sistema del orden público «tiene que revisarse», una demanda de la CUP que debe atenderse si el independentismo pretende conformar gobierno. Los Mossos consideran «inaceptables» estas palabras y cierran filas desde el más alto nivel. El mayor Josep Luís Trapero participó en el operativo del sábado como un miembro más de una de las furgonetas antidisturbios, según 'La Vanguardia'.

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