Podemos acelera su agenda social para recuperar la iniciativa frente a Sánchez

La alianza morada, debilitada en las encuestas frente al paulatino crecimiento de Más País, busca recuperar la iniciativa en el Ejecutivo de coalición. Por eso en los últimos días ha acelerado el despliegue de una agenda eminentemente social que ejerza de contrapeso a la ortodoxia económica de la reforzada Calviño. Una estrategia que cuenta con la ventaja de haberse desprendido de quien las ministras Ione Belarra e Irene Montero consideraban el mayor obstáculo para llevar sus medidas estrella al Boletín Oficial del Estado: la ya exvicepresidenta primera Carmen Calvo.

Con la Ley de Infancia en vigor, la del 'sólo sí es sí' a punto de comenzar su tramitación parlamentaria y la 'ley trans' recién salida del horno en los términos que anhelaba, Unidas Podemos ha decidido redoblar su apuesta. Esta semana Belarra ha lanzado un órdago en materia social con su propuesta para ampliar hasta los seis meses los permisos de paternidad y maternidad. Se trata de uno de los puntos más destacados de la Ley de Diversidad Familiar que prepara su Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 junto al de Igualdad, también en manos moradas.

A la norma, en la que se plantea además una prestación por crianza hasta los 18 años y de carácter universal, le falta bastante recorrido hasta su eventual aprobación en el Congreso. Pero no ha sido casualidad que se haya presentado a bombo y platillo ahora, en plena antesala de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022. Los morados quieren que ayudas sociales como la ya citada por cuidado de menores queden incluidas en el proyecto que el Ejecutivo deberá cuadrar después con los socios parlamentarios que lo sustentan.

Pero, antes de eso, ambas patas de la coalición gubernamental deberán llegar a un acuerdo. Los departamentos de Derechos Sociales y Hacienda ya han empezado a conversar sin que esté claro que vaya a haber fumata blanca en esta parcela. No en vano, la responsable de las finanzas, María Jesús Montero, está haciendo estos días un auténtico encaje de bolillos para llevar al Consejo de Ministros el techo de gasto, primer paso hacia la aprobación de los Presupuestos. Y todos los actores asumen que en ningún caso habrá un aumento como el de este año, en el que el límite se disparó un 53%. ¿Conclusión? No habrá dinero para todo.

La batalla, por tanto, está asegurada. La presión del sector de Unidas Podemos va a ser máxima porque sus reivindicaciones en materia social se empiezan a acumular sin visos de quedar satisfechas. La subida del Salario Mínimo Interprofesional, la reforma fiscal, la ley de vivienda... En ninguno de esos campos hay acuerdo en el Gobierno ni se aprecia en un horizonte a corto plazo. La formación morada se aferra a la presión social y, sobre todo, al cumplimiento de un programa de gobierno que, en todo caso, fue perfilado antes de la inesperada explosión pandémica.

Todo en un momento en que Unidas Podemos admite encontrarse en «un punto de inflexión», buscando su lugar tras la marcha de Pablo Iglesias. En la alianza morada advierten de que «los objetivos van a seguir siendo los mismos» pese a la retirada de su anterior secretario general, pero asumen que deben acentuar su perfil social cuanto antes para diferenciarse del PSOE.