El Peugeot 407, de ganador al estigma de la corrupción
Negro y contaminante, el coche en que Sánchez ganó las primarias junto a Ábalos, Cerdán y Koldo fue la berlina más vendida en 2005
El 29 de octubre de 2016 Pedro Sánchez presentó su dimisión tras ser defenestrado por su partido de la Secretaría General del PSOE. La ... renuncia no fue un adiós, sino un hasta luego del ahora presidente del Gobierno que por entonces ya tenía entre ceja y ceja su manual de resistencia y el regreso a la jefatura socialista, paso previo a colmar su ambición por alcanzar la Moncloa.
«A partir del lunes, cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar a quienes no han sido escuchados», señaló aquel día entre lágrimas el vapuleado exlíder del PSOE. Aquel coche al que se subió fue un Peugeot 407 de su propiedad. Un diésel de gama media con 11 años de antigüedad por entonces y que hoy luciría en su luna delantera un distintivo amarillo con una B impresa para identificarlo como contaminante. De color negro y con una potencia de 163 caballos, en 2005 este modelo se coronó en España como la berlina más vendida. Su precio iba de los 21.540 a los 36.650 euros, dependiendo de su motorización y acabado. El presidente del Gobierno pudo asumir entonces la adquisición con su salario como concejal del Ayuntamiento de Madrid, al que llegó en 2004.
Según los datos oficiales de Peugeot, este vehículo tardaba 9,1 segundos en pasar de 0 a 100 kilómetros por hora, tenía una velocidad máxima de 210 y su consumo medio, un hándicap muy importante para recorrer cada rincón de España sin el respaldo económico del partido, era de 5,4 litros a los 100. Puede que Sánchez no viajara en un transporte de lujo, pero sí en uno notable que no estaba al alcance de las clases más humildes.
«No caben tantos»
En torno al Peugeot que tuvo el jefe del Ejecutivo se ha creado un mito que trasciende del objetivo de transportar al candidato a las primarias por la geografía española para visitar cada casa del pueblo. La primera imagen que se extendió sobre el vehículo fue la de un caballo ganador. El medio que llevó al derrotado secretario general a recuperar el poder en el PSOE tras vencer en primarias a la favorita del aparato, Susana Díaz. Ocho años después, la berlina de la marca francesa ha pasado a ser objeto de burla y señalamiento por llevar pasajeros como Santos Cerdán y José Luis Ábalos. Koldo García ejerció en algún trayecto de chófer. También se subió en el coche Adriana Lastra, la única junto a Sánchez de este quinteto qe está libre de investigaciones judiciales.
La oposición ya ha bautizado a los ocupantes del coche como «la banda del Peugeot», un apodo que, al menos de puertas de afuera, el jefe del Ejecutivo se toma a broma. Durante su comparecencia en el Senado del 30 de octubre, la portavoz de Unión del Pueblo Navarro, María Caballero, inquirió al presidente, precisamente, por «la banda del Peugeot». Sánchez primero se limitó a responder que en el vehículo se montaron «miles y miles» de militantes. «No caben tantos», atacó Caballero. «¿Me está preguntando usted que cuántos iban en el Peugeot? De verdad, señoría… Pues depende del día», intentó zanjar Sánchez con sorna.
La oposición da por hecho que en aquel vehículo los dos exsecretarios de Organización imputados forjaron corruptelas y que, por ello, es imposible que el hoy jefe del Ejectivo no supiera nada. El aludido apuntó en la Cámara alta que no recuerda comentarios de negocios de sus acompañantes o tampoco inapropiados sobre las mujeres, en alusión a las prostitutas que se repartían Ábalos y Koldo.
Sobre qué fue del automóvil solo se sabe que Sánchez dejó de incluirlo en sus declaraciones de bienes como diputado en 2019. Por entonces, el presidente se trasladaba ya en coche oficial, cuando no en helicóptero o el Falcon.
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