Andoni Ortuzar
Advierte sobre el peligro de repetir las elecciones: «Cuidado con jugar con fuego, que PP y Vox se están frotando las manos»
Andoni Ortuzar está en el estado de efervescencia lógico de quien afronta una negociación de investidura más que incierta –«cuidado con jugar con fuego», advierte– ... y a la vez la ímproba tarea de insuflar aire a un PNV que muestra claros síntomas de desgaste. De momento, se empodera de cara a una posible legislatura: «Las cosas serán diferentes con Sánchez. Los votos del PNV decidirán si una ley sale o no».
– Vuelve la unidad de acción entre ERC y Junts. Los socialistas se plantan e incluso empiezan a hablar de volver a las urnas porque el referéndum sigue siendo una línea roja. ¿La «temida» repetición electoral está hoy más cerca que ayer?
– Sería malo para todos matar la negociación sin al menos escuchar al otro. Se han mezclado las estrategias en Cataluña con las de la investidura. No elevaría a categoría de ruptura o de dificultad insoslayable lo aprobado en el Parlament. Tenemos que empezar a desarmar un poco las palabras. Lo importante de un referéndum es la pregunta y si se hace de forma consensuada o unilateral.
– Pero la unidad independentista no existía y el órdago está ahí.
– Creo que es un acto más de consumo interno de cara a la política catalana y su ambiente preelectoral. En la negociación con Madrid, cada uno va por su lado.
«Valoro el gesto de Feijóo de acercarse a la bancada del PNV. Pelillos a la mar»
– ¿Le sorprendió el rápido comunicado socialista advirtiendo de que no van a tragar con el referéndum? Illa incluso ha comenzado a hablar de ese tabú que es la repetición electoral.
– La respuesta del PSC es en clave catalana y entiendo la respuesta del PSOE. Aunque su aceptación va tomando cuerpo en el ámbito político y mediático, el flanco de la amnistía sigue abierto. Así que añadir ahora este elemento puede hacer que se atragante el inicio de la negociación.
– Si algo ha demostrado Sánchez es que no le tiembla la mano a la hora de apretar el botón electoral. ¿El independentismo se está pasando de frenada?
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– Una repetición electoral la cargaría el diablo y Sánchez lo sabe porque la última vez que usó el comodín de la repetición le fue a peor. A nadie le conviene. Lo que podría traer es una reacción popular incontrolada y difícilmente previsible. Cuidado con jugar con fuego, que los que acaban de perder (en referencia a PP y Vox) se están frotando las manos.
«El PNVtiene que espabilar, hacer cosas distintas de las que hacía y no gustan»
– ¿Habrá referéndum en Cataluña?
– Lo que estoy seguro es que en Euskadi va a haber. Y supongo que en Cataluña también lo habrá.
– ¿En Euskadi?
– Lo importante es para qué es el referéndum, sobre qué bases y cuál es la pregunta. Habrá si hay una reforma del Estatuto. Lo habrá si hay un salto en el nuevo estatus... Lo importante es si se hace sobre la base de un texto pactado o de manera unilateral. Y yo, en Euskadi, apuesto por hacerlo con un pacto bilateral sobre unas bases jurídicas sólidas.
«Hacen falta unos Pactos de La Moncloa en la cuestión territorial»
– ¿Hablamos de una reforma del Estatuto o de algo más amplio?
– La fórmula jurídica será la que pactemos entre todos, pero lo que hace falta es un gran acuerdo político que defina al Estado español como un Estado con diferentes naciones en su seno.
– ¿Valdría con la convención constitucional que plantea Urkullu?
– Sería una vía muy interesante. Es un buen método. El PP debería darle una vuelta porque está metiendo la pata con su posición tan cerril sobre el modelo de Estado. Hacen falta unos Pactos de La Moncloa en política territorial.
«Ni me siento cuestionado ni hay malestar interno. ¿Si seguiré? Eso no está en mi mano?»
– ¿Sus votantes entienden el acercamiento y la foto con Puigdemont, después de la ruptura traumática con el lehendakari?
– Somos los dos actores principales en las negociaciones pero no vamos a ir de la mano. Cada uno tiene su posición política. Nos pueden separar algunos episodios y procesos, pero tenemos 30 años de relación personal y política.
– ¿A Urkullu le gustó la foto? ¿Existe el distanciamiento entre Gobierno y partido que se percibe desde fuera?
– Estaba informado de todo. Él es uno de los nuestros y nosotros somos de los suyos.
Relación con el PP
– Sostiene la cúpula de Génova que los puentes no están rotos entre el PP y el PNV, y que no hay rencor. ¿Lo suscribe?
– Nunca hemos roto un puente con nadie, y en política el rencor es un lujo que no te puedes permitir. Pero parece que Feijóo fue más a pasar facturas al PNV que a Sánchez. Ya les habíamos explicado que no podíamos embarcarnos en una aventura que no iba a tener final feliz porque los finales felices con Vox son imposibles.
– ¿Valora su gesto de acercarse a la bancada jeltzale tras el tenso intercambio con Esteban?
– Sí, porque al final la política es gestual. Seguramente le sonaría duro lo que nos dijo y sintió la necesidad de ir. Pelillos a la mar.
– ¿Es una muestra de que el PP no quiere perder al PNV como posible socio? ¿Existe esa posibilidad si en algún momento la «ballena» de Vox, como ustedes dicen, sale de la «piscina»?
–Haría falta una grúa muy grande para sacarla y no hemos visto voluntad política para hacerlo. Todo lo contrario.
– ¿No comparte que el liderazgo de Feijóo se haya reforzado?
– No he dicho eso. Vimos a un Feijóo con ideas. Y ha conseguido apiñar a su partido. Podía elegir entre eso o captar algún amigo fuera y optó por el cierre de filas en casa. Eso hace que algunos estemos un poquito más lejos que cuando empezó el debate.
– ¿Les ofreció el PP algún ministerio? ¿A qué han dicho que no?
– No hemos entrado a los pormenores de una negociación de este tipo porque el PP no podía quitar de en medio el obstáculo principal, que es Vox.
– Se ha dicho que les ofrecieron gestionar los fondos europeos, renegociar el Cupo...
– No nos han dicho nada. Y les honra. Porque eso hubiera sido considerarnos unos mercachifles del tres al cuarto.
– El 'repaso' de Feijóo al PNV ha sido pasto de titulares. ¿Se vio retratado por el candidato del PP en ese partido resignado a ser el «clínex» de Sánchez, una frase suya por cierto?
– Sí, pero lo dije para el PNV y para todos los partidos que hemos colaborado con Sánchez la legislatura pasada. Es un sentimiento que tuvimos todos de maltrato, de ninguneo, que va a condicionar esta negociación que viene. Lo que hizo Feijóo para hablar del PNV en filosofía se llama sofisma, que es sacar una conclusión que pase por verdadera con argumentos falsos. En las elecciones municipales y forales de mayo, el PNV sacó en Euskadi el 35% de los votos y el PP, que fue el gran triunfador de la noche, obtuvo el 31% a nivel estatal. ¿Quién es más ganador o perdedor? ¿Se puede decir de un partido con ese porcentaje que está en crisis?
– Lo que dijo fue que Bildu les puede ganar. ¿Acaso el 'sorpasso' no está en sus cálculos?
– Llevan lanzados al 'sorpasso' desde 2011 y aquí seguimos. Están todavía en el 'sor'. Está en nuestras manos que no pase, el PNV tiene que espabilar y no niego que tiene que hacer cosas distintas de las que ha hecho, cosas que hacía y no gustan.
– ¿Por ejemplo, explicar a sus votantes por qué van a seguir apoyando a un candidato que les da ese trato y que, según han admitido, no cumple la palabra dada?
– Porque esta vez no le va a quedar más remedio que cumplirla. Los números son completamente diferentes a los de la legislatura anterior. Los cinco votos del PNV van a ser el auténtico fiel de la balanza de si una ley sale o no sale. Y Sánchez lo sabe. Las cosas van a ser diferentes.
– ¿Sugiere que el PNV tendrá mano para condicionar la orientación ideológica del Gobierno?
– Esta legislatura, que hay otros equilibrios en el Congreso, hay que aprovecharla para hacer leyes con menos ideología de cartón piedra por detrás.
– ¿Si fuera por el PNV no se volverían a aprobar leyes como la del 'sólo sí es sí' o la de vivienda?
– Desde luego, serían completamente diferentes. No podemos estar todo el día trasladando a las leyes las pancartas de la calle. Hay que hacer leyes para resolver los problemas, no legislar buscando el choque ideológico.
– ¿Por qué la cuestión territorial estaba en el cajón y ahora es una bandera?
– Nunca ha estado en el cajón. Es una de las cosas que Sánchez incumplió, el punto cuatro que me pasé 72 horas negociando con Carmen Calvo. Esa carpeta ni se ha llegado a abrir. Pero ahora ha llegado el momento.
La situación del partido
– ¿No temen que la sociedad perciba que dejan de lado los problemas que identifica como acuciantes, sobre todo, Osakidetza, el empleo y la vivienda, y que seguramente son los que les han castigado en las urnas?
– No es contradictorio, sino absolutamente complementario. A mayor autogobierno, mejores servicios públicos y más progreso y bienestar. Tenemos muchos problemas en Sanidad, Educación, desarrollo industrial, pero los ratios siguen a la cabeza del Estado. Eso no es sólo porque el PNV, a pesar de los pesares, gestiona bien, sino porque tenemos un fondo competencial y una capacidad de financiación que permiten hacerlo.
– ¿El acto de reafirmación de la sigla que hizo en el Alderdi Eguna evidencia síntomas de agotamiento en el proyecto?
– Agotamiento no veo, de verdad. Lo que sí he visto en parte de la militancia es un pequeño desconcierto porque nadie esperaba lo que sucedió en mayo. No nos lo esperábamos, lo reconozco. Quería que la gente el domingo se fuera tranquila pero con deberes porque tenemos que ir a mejor. Creo modestamente que la respuesta fue muy buena y que el mensaje también gustó. Llegó a la cabeza y al corazón.
– Ya, pero, ¿qué piensan hacer para volver a seducir a los votantes que se quedaron en casa? El diagnóstico está hecho, pero, ¿hay ideas para revertirlo?
– Ahí estamos, en eso estamos. Hemos escuchado y toca responder a una sociedad muy viva, muy crispada por problemas que a veces son planetarios y exceden nuestra responsabilidad. Pero tenemos que darles respuesta.
– ¿Hablar de «pretendido» malestar y señalar a los sindicatos es la mejor vía?
– La gente está satisfecha con su situación personal pero cuando se pregunta por lo global las notas bajan. Ahí entra la crispación fabricada y orquestada y el efecto que eso tiene en la calle.
– «Vienen a por nosotros», avisó. ¿Quiénes?
– Hay mucho sindicato de agraviados en Euskadi. Hemos estado en las instituciones mucho tiempo y a mucha gente eso no le gusta.
– Como presidente del EBB, ¿se siente cuestionado?
– No, no, no. De verdad. Los vascos nos decimos todo a la cara y la línea política global del partido no la ha cuestionado nadie organizadamente en nuestras asambleas. Nadie es nadie.
– ¿Niega que exista malestar en sectores del partido?
– Es otro sofisma. Hemos hecho el ejercicio de autocrítica con mucha profundidad y de ahí han salido áreas de mejora colectivas pero no un cuestionamiento de nadie, ni mío, ni de la gente que tenemos en las instituciones.
– ¿Seguirá entonces cuando acabe su mandato en 2024?
– Eso no está en mi mano. Llevar 12 o 13 años es una trayectoria suficientemente larga para que si se dan las condiciones y viene alguien con aire fresco para llevar adelante el partido, pues estupendo. Creo en la renovación de verdad.
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