Feijóo se compromete a derogar la ley de Memoria que Sánchez ha pactado con Bildu

Si algo se pudo leer entre líneas del gran acto que el PP organizó ayer en Ermua para recordar a Miguel Ángel Blanco y, en su nombre, a todos los concejales anónimos que defendieron la democracia en los años de plomo, fue su interpretación de la etapa de Pedro Sánchez como un paréntesis en la historia del Partido Socialista que conviene cuanto antes enmendar. Pero sin dejar por ello de «reivindicar» a sus predecesores ni de tender la mano para acordar las grandes cuestiones de Estado a quienes han de sucederle en «el próximo PSOE».

En esa clave se contextualiza la promesa que solemnizó Alberto Núñez Feijóo en la localidad natal del joven edil secuestrado y asesinado por ETA en 1997: derogar la «mal llamada» Ley de Memoria Democrática que Sánchez ha acordado con EH Bildu en cuanto llegue a La Moncloa. Y aprobar una nueva con el consenso de otros grupos parlamentarios y de ese PSOE post sanchista que el nuevo líder del PP confía en ver si logra desplazarlo a la oposición «para que juntos restablezcamos la memoria y la justicia».

Los populares están decididos a hacer de los acuerdos de Moncloa con Bildu la gran grieta que acabe haciendo colapsar al Gobierno PSOE-Podemos sin dejar de presentarse como una fuerza de vocación institucional y pactista. Así pudo deducirse de todas las intervenciones que jalonaron la Escuela Miguel Ángel Blanco que el líder del PP clausuró ayer, aunque el cierre corrió simbólicamente a cargo de Marimar Blanco para poner en valor la voz de las víctimas tras estar a punto de quedar la hermana del edil fuera de la escaleta del gran acto de Estado que presidirá hoy el Rey en Ermua.

Y, en ese sentido, Feijóo se comprometió a corregir el acuerdo que más ampollas ha levantado de entre todos los alcanzados por Sánchez con Bildu, el que garantiza el respaldo de la izquierda abertzale a la ley de Memoria -que llegará el jueves al Congreso para su aprobación definitiva- a cambio de extender su aplicación hasta 1983. Un logro que ha servido a la formación de Arnaldo Otegi para reforzar su relato sobre la prolongación del franquismo en los albores de la democracia, cuestionar la Transición e incluir en la norma la revisión del primer año del felipismo y los crímenes de los GAL.

«Profunda repugnancia»

Un episodio «indigno» de la democracia española, según Feijóo, porque «los testaferros del terrorismo de ETA son quienes dictan al Gobierno democrático los términos» de la ley. «Nos provoca profunda repugnancia», lanzó, tras recordar que una cosa es «aceptar la anomalía» de que Bildu se siente en las instituciones «que quisieron destruir» y otra darles la potestad de imponer su visión. Y fue a degüello contra Sánchez: «No debe extrañar que quienes ahora comparten la ideología de los asesinos pugnen por escribir la historia para hacer ver que en el fondo tenían razones para asesinar, pero asombra y escandaliza que un Gobierno democrático lo promueva y lo pacte». Del mismo modo, censuró al Ejecutivo que «tolere» que los «herederos» de ETA pretendan convertir «en héroes» a sus miembros. E insinuó que es el «afán de poder» de Sánchez lo que propicia «las humillaciones a las que intentan someternos». «Pero más fuerte que esa falta de pudor serán los valores democráticos que defendemos. Aunque no lo merezca, la Transición puede criticarse gracias a la democracia pero será la democracia la que permita revertir este despropósito», prometió, convencido de que «si los terroristas no lograron dividirnos, no podemos permitir que lo hagan sus herederos».

El otro vector de su intervención, en presencia de José María Aznar -a quien agradeció que encarnase «la resistencia de una sociedad que no se arrodilló jamás»- fue, de hecho, la defensa y desagravio de la Transición. Feijóo apeló a «aquel PSOE» que estaba junto a los populares cuando el terrorismo asesinaba a concejales de ambos partidos. También al socialismo de los años que sucedieron a la muerte de Franco. «Reivindico la Transición y todos los padres de la Transición. Reivindico al PSOE que la hizo posible y al resto de fuerzas que participaron en un proceso ejemplar, a todos los gobiernos y parlamentos que la protegieron a los largo de estas décadas», proclamó frente a los doscientos jóvenes de Nuevas Generaciones que acudieron al acto encabezados por su presidenta, Bea Fanjul, y la plana mayor del partido: la secretaria general, Cuca Gamarra; el 'número tres', Elías Bendodo; y el vicesecretario institucional, Esteban González Pons.

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