Las dudas sobre la alianza con Puigdemont fuerzan al PNV a aplazar su decisión
Los intentos del nacionalismo posibilista catalán de reorganizarse y los condicionantes electorales sitúan al EBB en una difícil encrucijada
Los intentos del nacionalismo posibilista catalán de reorganizarse y los condicionantes electorales sitúan al EBB en una difícil encrucijada. El PNV se limitó ... ayer a darse más tiempo tras horas de reunión del Euzkadi buru batzar que, sin embargo, no sirvieron para que los jeltzales alcanzaran una conclusión definitiva sobre el caramelo envenenado que les ofrece Carles Puigdemont al invitarles a ir de la mano a las urnas en las elecciones europeas del 26-M. El triunfo de los más radicales en el mundo posconvergente y del expresident huido en Waterloo al lograr imponerse como cabeza de lista del PDeCAT a la Eurocámara –además de situar a los más duros en el futuro grupo parlamentario en Madrid– ha colocado al PNV ante una difícil encrucijada. Una disyuntiva que alienta además las contradicciones entre los partidarios de cortar amarras con el soberanismo catalán refractario a los acuerdos y quienes, especialmente en el PNV guipuzcoano de Joseba Egibar, se sienten cómodos en ese barco.
Las últimas horas desde que el domingo Carles Puigdemont consumara su golpe de mano han sido especialmente intensas para el PNV y para su presidente, Andoni Ortuzar. A las conversaciones telefónicas con los dirigentes catalanes –una «breve» charla el domingo con el PDeCAT, confirmada ayer oficialmente por el EBB, y alguna con los derrotados del ala posibilista de la antigua Convergència– se ha sumado un intenso debate en el seno de la formación jeltzale para sopesar los pros y los contras de una alianza que, en principio, no es del agrado ni del presidente del EBB ni del lehendakari, Iñigo Urkullu.
Pero las cosas no son tan sencillas. El endiablado ciclo electoral de los próximos dos meses, la competencia con EH Bildu, siempre de fondo, los intentos del sector moderado del PDeCAT, confirmados por este periódico, de «reorganizar» su espacio electoral con una apuesta de «centro» y, sobre todo, el riesgo de perder el escaño de Izaskun Bilbao en Bruselas si se renuncia a la alianza con Puigdemont obligan al PNV a pensarse dos veces cualquier movimiento. Un cargo jeltzale lo describía ayer como una auténtica jugada «de ajedrez». Mejor no precipitarse para evitar el jaque mate. Al menos hay un elemento que juega a su favor. Tienen tiempo: el plazo para registrar las candidaturas y las posibles coaliciones al Parlamento europeo no se abre hasta el próximo 2 de abril y se cierra el 11 de ese mes.
300.000 votos
Al filo de las nueve de la noche, fuentes del EBB anunciaron que abrirán una «ronda de contactos» con todos los partidos que se integraron en la exitosa Coalición por Europa de 2014 –además de la antigua Convergència, estaban Coalición Canaria, Compromiso por Galicia y nacionalistas baleares– para conocer las «propuestas programáticas» de cada formación, sus «posibilidades organizativas» y sus «aspiraciones» en la confección de las listas. En realidad, el acuerdo con canarios y gallegos ya está cerrado pero se iría al traste si el PNVdecidiera recoger el guante que le lanza Puigdemont. Según los cálculos jeltzales, el listón para asegurarse el escaño está en 300.000 votos, aunque también podría lograrse con menos. Hace cinco años, PNV, CC y CxGsumaron cerca de 288.000.
Todo sería menos complejo si Puigdemont no hubiera tendido la mano a Sabin Etxea. El último párrafo de la nota que el PDeCATenvió el domingo confiaba en cerrar la coalición «en las próximas horas». Según algunas interpretaciones, para taponar un posible cisma de los moderados y porque, sin el PNV, Puigdemont, enrabietado en su pugna con Oriol Junqueras, no tiene posibilidades de imponerse a la alianza que han cerrado ERC y EHBildu.
El EBB aseguró este lunes no tener «mucha más información» del PDeCAT que la publicada «en los medios de comunicación» y constató que su apuesta es «en clave catalana» y con intención de «internacionalizar el 'procés'». Algunos dirigentes jeltzales, como el diputado general de Álava, fueron más lejos en sus apreciaciones. Ramiro González apuntó la «dificultad» para renovar la coalición porque «Euskadi no está siguiendo el camino catalán». El senador Jokin Bildarratz insistió en que la «prioridad clara» del PNV «es Euskadi».
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