La fidelidad de los socios
Tras el fenomenal batacazo socialista en Galicia, el estallido del 'caso Koldo' amenaza de nuevo el futuro del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez
El hedor de la corrupción vuelve a impregnar la política española. Aunque sería más preciso decir que impregna un poco más nuestra vida pública. Y ... es que, desgraciadamente, política y corrupción han ido y siguen yendo de la mano en demasiadas ocasiones desde la restauración de nuestra democracia. Sin distinción de siglas ni de territorios.
Tras el fenomenal batacazo socialista en Galicia, el estallido del 'caso Koldo' amenaza de nuevo el futuro del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez. Un Ejecutivo absolutamente dependiente de la izquierda radical, nacionalismos e independentismos varios, y desde esta semana del 'ex número tres' de la formación y exministro, José Luis Ábalos. La última evidencia: la merecida reprobación ayer en el Congreso del aún ministro Marlaska por lo ocurrido en Barbate, por las abstenciones de Podemos y Junts.
Tan pronto se conoció la punta del iceberg del escándalo, Sánchez trató de adelantarse a los acontecimientos y exigió el escaño a quien fue uno de los pocos compañeros que le acompañaron en la reconquista del poder en el partido. Pero Ábalos ha dicho no y se ha marchado al Grupo Mixto para «defenderse», dice. Pues bien, Ismael Moreno, instructor del caso, le señala como «intermediario» en la trama corrupta en un auto conocido ayer. Le ha faltado tiempo a Feijóo para acusar al presidente del Gobierno sin pruebas de «conocer y tapar» el escándalo. Un movimiento posiblemente erróneo y precipitado. Y es que con los últimos datos conocidos el PP tiene para ir desgastando al PSOE además de a Ábalos, a Francina Armengol, al canario Ángel Víctor Torres, y tal vez, estirando el chicle, a Santos Cerdán.
La respuesta socialista ha sido de manual. Desempolvar los expresidentes autonómicos y exministros del PP en prisión por corruptos. El pago en 'B' de la sede de la calle Génova. Los viajes en yate de Feijóo con un narco gallego. La rotura a martillazos del ordenador de Bárcenas. Y el escándalo de las mascarillas del hermano de la presidenta madrileña Ayuso.
La justicia nos dirá el alcance de este enésimo escándalo. ¿Y la continuidad del Gobierno Sánchez? No parece probable que se produzcan descuelgues entre los socios, no si el caso discurre por vericuetos previsibles. Eso sí, convendría tener la mirada puesta en los pasos que puedan dar Junts y el PNV.
El Supremo comunicó ayer el encausamiento del expresident Puigdemont por terrorismo, como quería el juez García-Castellón y rechazaba la teniente fiscal. Otra notable piedra en el camino para que Gobierno y Junts pacten en siete días la futura ley de amnistía y Sánchez conserve el apoyo de los exconvergentes en el Congreso.
El otro foco de atención está en Euskadi. En el PP no ocultan su esperanza en que el 'caso Koldo' desmovilice a parte del electorado del PSE en las autonómicas del 21 de abril. El PNV y los socialistas apuestan por reeditar coalición, con lo que los de Ortuzar difícilmente romperán con Sánchez. No por ahora. Cuestión diferente sería que las sumas no dieran. Lo que ocurra después está sin escribir. Hace sólo cinco años el PNV dejó en la estacada a Rajoy e hizo presidente a Sánchez de un día para otro. 'Cést la politique', que dicen nuestros vecinos franceses.
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