«No seremos nosotros quienes abortemos la perestroika de Bildu hacia la institucionalidad»

- ¿Está funcionando la cogobernanza entre Moncloa y las comunidades autónomas, singularmente Euskadi, en la gestión de la pandemia?

- Creo que sí. Se está practicando un diálogo federal como nunca antes. A veces se agrietan las costuras porque parece que pesa más el fuero que el huevo y se pone mucho énfasis en la cuestión competencial. Pero la sociedad vasca no tiene una visión tan agónica de las competencias, las considera una herramienta, no un fin en sí mismo.

- Sin embargo, los encontronazos están a la orden del día. ¿Entiende el enfado de Urkullu por la decisión de Pedro Sánchez de anunciar su plan de vacunación sin contar con las autonomías?

- El fin es acabar con la pandemia. A la sociedad vasca lo que le importa es que llegue la vacuna cuanto antes, no tanto quién se pone la medalla. Si alguien piensa que en este tema y en el de los fondos europeos España va a funcionar como la película de Woody Allen 'Toma el dinero y corre', se equivoca.

- Da la sensación de que, tras los sinsabores del mando único, más que por convicción federal se ha optado por descargar la gestión en las comunidades autónomas para evitar el desgaste.

- En absoluto tiene que ver con eso. El Gobierno ha dado sobradas muestras de asumir con entereza el desgaste que tenga que soportar, a veces más allá de lo razonable por parte de la derecha. Tiene que ver con entender en su profundidad el alcance del Estado autonómico y la función coordinadora del Gobierno de España. Nada distinto a otros países de Europa con una arquitectura institucional similar. La diferencia es que aquí todo se convierte en fetiche, en trauma.

- Sánchez se ha garantizado seis meses de estado de alarma gracias a la mayoría de la investidura, un bloque consolidado que le ha dado también los Presupuestos. ¿Esas Cuentas valen una legislatura?

- Dan plena viabilidad a la legislatura. No hay más que ver que la oposición de derechas parece haber comprendido que tiene que dejar su estrategia de acoso y derribo.

- ¿Esa estabilidad, habida cuenta de las cesiones necesarias para lograrla, ha salido cara?

- En absoluto. Estamos ante un Gobierno de coalición inédito y un Parlamento fragmentado, y eso requiere de una capacidad de negociación y de una sofisticación de la política muy alto. Y es lo que está haciendo el PSOE, que es quien ha abierto camino a muchos de los cambios culturales en este país.

- Algunos llamativos como la reforma fiscal pactada con ERC para limitar la capacidad de Madrid de bajar los impuestos. ¿Es prudente transmitir la idea de que el independentismo decide sobre cuestiones de Estado como la armonización tributaria?

- Es lo que siempre hemos querido, que los nacionalistas, los independentistas, se comprometan en cuestiones de Estado. Si en vez del Gobierno de Madrid fuera el de Cataluña quien estuviese haciendo ese tipo de competencia desleal, ¿qué estaría diciendo la derecha? Poco menos que España se está rompiendo. Pues eso es lo que está haciendo la señora Ayuso, que cada vez es más populista. Es necesaria una armonización para evitar que nos hagamos competencia en algo tan básico como el atractivo fiscal para la ubicación de las empresas. Que los partidos independentistas se comprometan con una mayor igualdad entre españoles es una buena noticia.

- ¿Y es prudente sugerir, como hizo el vicepresidente Pablo Iglesias, que la dirección del Estado está en manos de partidos que aspiran como mínimo a fragmentarlo, como ERC y EH Bildu?

- Podemos y Bildu no hacen nada distinto de lo que hace el PNV, que es exhibir y aparentar influencia, que es legítimo. El Gobierno tiene necesidades parlamentarias y los grupos minoritarios se disputan el papel de socio preferente. No es mala noticia en absoluto para este país. No con puñetazos en la mesa sino con guante de seda, el presidente Sánche z y el Gobierno de coalición progresista han contribuido a una mayor y mejor vertebración de este país, con el diálogo federal, con la concertación y la cooperación entre territorios.

- ¿Pablo Iglesias le está comiendo la tostada a Sánchez?

- Eso es lo que decía Ortuzar, y pedía puñetazos en la mesa. Pero ese no es el estilo tabernario que requiere este país. Mejor guante de seda. Me quedo con que los grupos minoritarios hayan pasado de tener posiciones disgregadoras a posiciones de compromiso federal con este país.

- Contar con una EH Bildu que aún no se ha desmarcado de su pasado de justificación de ETA, ¿significa que en política el fin, en este caso el poder, justifica los medios?

- Los socialistas conocemos bien ese mundo. Nuestro nivel de exigencia ética y moral no se reduce un ápice. Pero no vamos a contribuir a una democracia más débil e insegura que aquella que derrotó al terrorismo. Están haciendo un camino hacia la institucionalidad, y aunque aún tienen un buen trecho que recorrer en el reconocimiento del dolor causado, no seremos nosotros quienes abortemos esa perestroika. Es más lenta de lo que algunos quisiéramos pero, en términos de compromiso con la estabilidad del Estado, es evidente que se está produciendo.

- ¿No cree que si se les da ya plena legitimidad, si se les blanquea en definitiva, no van a tener ninguna necesidad de hacer autocrítica?

- Se equivocarían si hacen esa reflexión. Lo que la democracia tampoco puede permitir es que una mochila que les pertenece solo a ellos la tengamos que socializar entre todos, secuestrando cinco escaños para hacerlos inservibles. Algún día lo tendrán que abordar, quizá otra generación de dirigentes de la izquierda abertzale. Pero la sociedad vasca está haciendo ya la lectura de la página. No la hemos pasado sin leerla.

- ¿A qué se refiere?

- Hay un auge de la producción artística, cuyo mayor exponente es 'Patria', que hace que la gente, incluidas las nuevas generaciones que desconocían el pasado, están leyendo la página y haciendo su reflexión. Si la izquierda abertzale no lo hace es su responsabilidad y permanecerán con esa mochila moral para siempre.

- La izquierda abertzale cargó contra 'Patria' por ser el relato «de los torturadores». No parece que tengan previsto desembarazarse de la mochila.

- Comprendo que es un espejo muy difícil en el que mirarse. Yo nunca he aspirado a un relato único pero éste es uno de los que cuenta verazmente parte del sufrimiento vivido en este país. Y evidentemente apela e intranquiliza a la conciencia de más de uno.

- ¿Es comprensible interpretar un acuerdo presupuestario como un salto hacia un cambio de régimen?

- Entiendo que Bildu tiene que explicar a sus bases de alguna manera esa perestroika. Pero decir que apoyando los Presupuestos contribuyen a romper el régimen del 78 es de aurora boreal.

- También lo insinúa Podemos. ¿Aguantará la coalición?

- Este país tendrá que acostumbrarse a que diferentes culturas políticas se den la mano para sacarlo adelante. Eso es algo que en Euskadi llevamos haciendo toda la vida. ¿O alguien creee que el PSE defiende el mismo modelo de sociedad que el PNV? Hay que prestigiar el acuerdo y desterrar esa idea infantil de que llegar a acuerdos con diferentes es una bajada de pantalones. Bajo esos postulados no se hubiera hecho la Transición. Que personas que tenían posiciones antisistema estén gobernando el sistema es un éxito de la democracia.

-¿Les perjudica la pugna PNV-Bildu a la hora de 'vender' su aportación al Gobierno vasco?

- Es evidente que la rivalidad entre nacionalistas es posible que se torne fratricida a medida que Bildu consolide esa perestroika. A veces veo al PNV reprochando la mochila del dolor causado con más fuerza de lo que lo hacía en los años 90. Quizás es una manera de establecer un cordón sanitario para que no se produzca.

- Incluso, su nombre y el de Eneko Andueza suenan como futuros líderes de un PSE abierto a otro tipo de alianzas. ¿Pensar en futuros tripartitos de izquierdas es política ficción? De momento PSE y Podemos ya han dado el paso en Irún.

- Haríamos mal en enredarnos en el debate de si pasamos de gobernar con el PNV a gobernar con Bildu. Sería perpetuar una idea de subordinación al nacionalismo. El PSE nunca ha renunciado a liderar este país y a ser alternativa de gobierno.