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Dos mujeres charlan en uno de los muros del puente de La Salve (Bilbao).

La ruta de las paredes que hablan

Las pinturas en las fachadas transforman los tristes muros en lienzos llenos de arte y reivindicación. Una selección de piezas en nuestro entorno revela la maestría y la sensibilidad de sus autores

Jueves, 20 de agosto 2020, 00:06

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Murales y grafitis se han convertido en tapices fijos de nuestras paredes. Sacan el arte a la calle y transforman espacios desangelados en ventanas asomadas a otros mundos, escenas multicolores que posibilitan viajar sin movernos del sitio. Ya no hace falta traspasar las puertas de un museo para observar un cuadro, aparecen tras cualquier esquina, enormes, sorprendentes. Magníficos en dimensiones y potencia imaginativa. Dialogantes, pues hablan de paz, equilibrio, igualdad y acuerdo. De futuro y sueños, llaves que abren puertas antes cerradas. De osos dibujados con líneas geométricas y del derecho a la diversidad. Figuras históricas y costumbres asentadas a lo largo de los siglos. Como amplificadores gigantescos de pensamientos, los de sus autores y la sociedad en conjunto, acostumbrada a repetir ecos muchas veces no escuchados, salvo ahora gracias a estas creaciones. Pasen y vean algunas de ellas. No se paga entrada. Dos advertencias. Una: la realidad, en estos casos, supera siempre a la fotografía. Dos: cada ciudad y pueblo de los mencionados en el reportaje cuenta con más ejemplos tan bellos como sorprendentes. 

La esperanza de Vitoria

El mural de la calle Zapatería (Vitoria) alude a la esperanza. Igor Aizpuru

El colorido alumbra esta creación repleta de rostros. 'La luz de la esperanza' es su nombre y ocupa 225 metros cuadrados de un muro en el número 76 de la calle Zapatería. Allí lo plasmaron en 2011, con zona caliente y fría según las tonalidades. Impresiona tenerlo delante y descubrir su clarísima intención: lanzar un mensaje de igualdad, romper estereotipos. Porque un niño puede jugar con muñecas y una niña con coches, mientras la amama, en la parte superior izquierda, reina sobre el resto de generaciones que van ocupando el espacio. La mujer resulta esencial para mantener la paz y el equilibrio, es una de las lecturas de esta obra.

La pieza se incluye en el Itinerario Muralístico de Vitoria (www.muralismopublico.com), nacido para expresar la opinión comunitaria. El casco viejo alberga este festival urbano surgido de las manos y las mentes de Christina y Verónica Werckmeister, Brenan Duarte y otros, que se funde con la arquitectura a lo largo del recorrido.

Una charla en La Salve

Dos mujeres charlan en el Puente de La Salve. Nadie las esperaría allí, pero están. Ideadas por Cristina y Verónica Werckmeister en 2012, sugieren el proceso de la conversación para llegar a un acuerdo. Simbolizan el diálogo de la sociedad. Durante cinco meses ambas hermanas recabaron testimonios de procesos de paz y contactaron con víctimas del conflicto vasco. Talleres fomentados por Bakeola incluyeron las tiras de color que representan lo hablado, la línea de diálogo y los sentimientos, pues surgen de cabezas y corazones.

'Giltza bat' es el título de la composición, una llave que abre las puertas del entendimiento. Un total de 990 metros cuadrados encuadran la escena que surgió para celebrar el Día de la No violencia, para cerrar de una vez la puerta a la intolerancia y abrirla a la libre expresión.

Lluisa reina en Leitza

La web escocesa de arte urbano Street Art 360 incluyó en enero de este mismo año el mural 'Diversidad' entre los cien mejores del mundo realizados en 2019. Ocupa aproximadamente 200 metros cuadrados de un lateral del edificio Atekabeltz y lo firma Murales Lian, que acabó de pintarlo en cinco días. La artista de origen estadounidense y catalana de corazón tomó como modelo a Lluisa Morera Ramos, que en la imagen se trenza el pelo de colores.

La idea era transmitir felicidad, recordar la filosofía del inmueble, que alberga un espacio abierto y autogestionado. Contribuir a la tradición del 'auzolan', el trabajo entre vecinos en beneficio de la comunidad. El contraste entre el blanco y negro del rostro y los mechones arcoíris representa la diversidad. Suma un extra a la oferta turística del pueblo navarro, destino de los aficionados al cine tras convertirse en escenario de la película 'Ocho apellidos vascos'.

Los retratos del Goierri

Juantxo Unanua

Quizá a los lectores no les suene, pero Dizebi es uno de los grafiteros más reconocidos del Goierri guipuzcoano. Famoso sobre todo por sus retratos, ha dejado en su pueblo natal, Beasain, varias muestras de su obra. Tras el apodo se oculta Igor Rezola, quien se inició en esta especialidad allá por 1998. Admite que conectaba bien con la gente porque apreciaban su figuración y retratos, sus grafitis eran identificables. Especialista en pintar rostros, fascinan cuando los ves. Le gustaba tanto el mundillo que decidió estudiar Bellas Artes y precisamente, a arte, pocos le ganan. Más conceptual en este momento tras su paso por la facultad, ahora pone mayor énfasis en la idea. Él mismo asume que aunque sus nuevos trabajos puedan parecer simples, ha decidido tomar un camino enriquecedor.

Reivindicativo desde siempre, en sus obras pide implicación, derecho a soñar, lucha contra el hambre, paz y amor. Sus niños y sus viejos, que nacen a partir de aerosoles dominados por sus manos, enamoran. Incluso los chimpancés. Se encuentran repartidos por este pueblo y otros como Lazkao, Ordizia, Ormaiztegi o Zumarraga. ¡A buscar! Llevan su firma.

Los libros de Arnedo

La fachada asemeja una librería. Ayuntamiento de Arnedo

Los libros se apilan en esta creación, son volúmenes relacionados con el devenir de la localidad riojana, para empaparse de cultura. Luce esplendorosa junto a la Casa de Cultura, en la calle Cilla. Trampantojo sobre 160 metros cuadrados, la enorme biblioteca está allí desde 2017. Trajo además consigo el acondicionamiento del solar convertido ahora en área de descanso o de lectura. ¡Qué mejor lugar que este para abrir un libro en el casco antiguo! El periodo para plasmarlo se extendió durante 17 días. La empresa Globartia se encargó de la imagen, de las estanterías y la cenefa de azulejos similar al de las ventanas y escaleras de la Casa de Cultura para unir ambos espacios. La pintura hace guiños a obras de autores arnedanos o relacionados con la ciudad, pero identifica solo a Leopoldo Alas Mínguez, nombre de este nuevo espacio.

Carlos López es el autor de la escena, que incluye una historia familiar. Su abuelo, Vicente López, estuvo preso en la cárcel que ocupaba el actual centro de cultura. Desde su celda pintó un cuadro de lo que veía por la ventana, lienzo que inspiraría el libro 'El pozo de las ánimas', escrito por Vicente López Préjano, padre del muralista. No es la única obra de arte urbano dispuesta en la localidad.

Existe una ruta de murales con aves del Cidacos (frente a la iglesia de los santos Cosme y Damián), historias de Arnedo (calle General Ruiz), un homenaje a las mujeres que trabajan en el sector del calzado (c. San Blas), un recordatorio de la fachada del antiguo ayuntamiento (c. Santo Tomás), Harry 'el sucio' campa a sus anchas en la calle de León Gentico y en la calle Libertad hay un guiño a los Simpson con la fachada de la taberna de Moe.

Surrealismo en Santander

Javier Cotera

José Luis Serzo y Okuda –este último es uno de los artistas con más prestigio internacional del sector en Cantabria– plantaron el mural 'Huellas' en el número 264 de la calle General Dávila de Santander, en el marco del festival Desvelarte 2015 (www.desvelarte.es). La geometría y estampados de colores agudos manejada siempre por Okuda domina en la cabeza de un oso que comparte barcaza con otros seres. Son quince metros de alto por ocho de ancho los ocupados para lanzar el arte a la calle e intervenir en edificios con la idea de embellecerlos.

La creación participa, a quienes la miran, de toques de surrealismo pop. Okuda ha confesado en diversas ocasiones que disfruta viendo a sus personajes en tres dimensiones e instalados en espacios públicos. En este caso comparte trazos con Serzo, creador de Albacete, que incluye su visión en este paisaje de cuento poblado por personajes extraños que cambian con su presencia el paisaje del barrio.

Dos generaciones en Belorado

Refuerzan el Paseo del Arte, una ruta de murales y grafitis que muestran los quehaceres e historia de la zona. Las disfrutan peregrinos del Camino de Santiago y visitantes del pueblo que contemplan imágenes de la Feria Medieval Alfonsina, el oficio del zapatero, cenefas y mujeres, homenajes a los danzadores y personajes históricos como el botánico local Hipólito Ruiz López o la naturalista María Sibylla. Destaca por su amplitud la lluvia de flores y plantas surgidas de un pincel, desde un libro abierto por la sabia mente femenina, para acabar en manos de una pequeña. Cada una de estas dos figuras vive ya para siempre en la fachada de un edificio distinto, conectadas aún así por la base. Como curiosidad extra, Belorado contaba ya antes con un peculiar Paseo del Ánimo, huellas dejadas allí por personas que han discurrido a través del Camino de Santiago.

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