Los museos más sabios

Si piensas que la ciencia es aburrida, nunca has visitado esta sala expositiva. Entre otros entretenimientos cuenta con simuladores, por eso niños y mayores lo pasan pipa. Basta ponerse una gafas de realidad virtual para disfrutar juegos de baile o practicar reflejos y deportes como tenis o ping-pong. Puedes subir a karts y empezar la carrera, competir con otros. O montar en una plataforma que se inclina hasta 25 grados y contiene efectos de luz, sonido y viento, asientos vibradores en los que parece que de verdad viajas.

También hay proyecciones astronómicas en el Planetarium y cine inmersivo. Pruebas de capacidad física y de reflejos. Juegos de luz. Puedes reflejarte infinitamente en espejos. Verificar si es real todo lo que percibes con los cinco sentidos dentro de una sala que va a engañarte. Descubrir procesos imperceptibles para los humanos que tienen lugar en el planeta…

Apunta a los peques en los talleres Lego de educación pensados para menores de 3 a 14 años que pasarán el tiempo entre actividades tecnológicas, como robótica y programación, a través de materiales Lego. Son los viernes y fines de semana en castellano y euskara.

Doble premio, científico y arquitectónico, pues la Torre de Doña Otxanda acoge este espacio bajo sus almenas. Ahora es un museo que cuenta con visitas guiadas y audioguía, por si optas por ir a tu aire. Las colecciones botánicas muestran la transición atlántico-mediterránea y hallarás 15.945 registros de muestras paleontológicas y 21.123 mineralógicas. «La riqueza de la Cuenca Vasco-Cantábrica y de la provincia alavesa ha aportado un inusual número de tipos y figurados en la última década, procedentes de yacimientos paleontológicos de notable singularidad. El número de lotes procedentes de las excavaciones y recolecciones supera los 200.000 registros», aseguran.

Más del 90% de los minerales proceden de la Península Ibérica, por eso se considera una colección temática. El número de especies minerales es superior a 2.000, la mitad de las descritas en el planeta. Y no olvides que las colecciones zoológicas son las más amplias. Además, hasta julio de 2023, se podrá visitar una exposición con un centenar de ejemplares de meteoritos y de materiales generados por su impacto en la superficie de la Tierra.

En ocasiones, este museo resulta tan amplio y abrumador que vale la pena tener claro el Top 10 de piezas y experiencias. Vamos con la enumeración, apunta. Uno: un antiguo tesoro, los fósiles de una especie homínida de 850.000 años encontrada en la Trinchera de Ferrocarril de la Sierra de Atapuerca. Dos: la excavación en el yacimiento Gran Dolina, «el lugar donde todo nace, desde este museo hasta las teorías sobre los primeros europeos», explican desde el centro. Tres: realistas reproducciones de homínidos a las que podrás mirar a los ojos, desde la especie más alejada a la más próxima en el tiempo. Cuatro: el bifaz 'Excalibur', hacha de mano y símbolo de inteligencia. Cinco: contemplar desde la última planta los diferentes ecosistemas de la Sierra de Atapuerca.

Hacemos un breve parón para tomar aire y contar algo importante. Por aquello de evitar marcharse sin entender lo visto, existe una modalidad de visita que profundiza sobre aspectos reseñables que han marcado el proceso evolutivo de la mano de microexplicaciones. Cada media hora en diferentes puntos. Didácticas y breves, solo 15 minutos. Gratuitas, sin reserva previa, y dan a conocer los fósiles originales de los yacimientos menos conocidos de la Sierra de Atapuerca, cómo eran y qué comían nuestros antepasados o la importancia del fuego.

A las 11.00 y 17.00 horas, para saber cómo vivían los neandertales de la Sierra de Atapuerca hace unos 7.000 años. A las 11.30 y 17.30, para descubrir qué comían los australopitecos, cómo eran nuestros primeros antepasados, Miguelón y sus compañeros hace 500.000 años. A las 12.00 y 18.00 horas, para averiguar de qué manera se adaptaron a nuestro uso animales y plantas. A las 12.30, la perfecta si quieres conocer el proyecto arquitectónico de Juan Navarro Baldeweg.

Tras este descanso, regresamos a la lista del principio. Seis: contemplar las vistas más espectaculares de Burgos desde la entrada del Museo, mientras la imagen de la ciudad queda reflejada en la fachada de cristal. Siete: el camino de los fósiles una vez son descubiertos, de la excavación al laboratorio. Ocho: conocer a Miguelón, llamado así en honor a Miguel Induráin, el Homo heidelbergensis que vivió en Europa hace medio millón de años. Nueve: la pelvis Elvis y el cráneo de Miguelón, los dos fósiles originales más valorados por su magnífica conservación e información. Y diez: Beagle, un bergantín como el que Charles Darwin usó para viajar hasta las Islas Galápagos.

Esto va de animales y fósiles. De una exposición continua y otra temporal (sobre nidos y huevos) a las que asistir. «Las aves han demostrado su capacidad de adaptación para sobrevivir, colocando sus nidos con huevos tanto en el medio acuático como en el suelo, ramas, huecos de árboles o aprovechando los abandonados por otras especies», explican desde este centro. Esas 'casas' protegen a los polluelos aún nonatos del clima y los depredadores. «La elaboración es variada, desde un simple hueco en la tierra o unos palos amontonados como plataforma hasta elaboraciones en forma de copa, esféricos, colgantes y en grietas de árboles y paredes arenosas», cuentan.

La muestra fija incluye unas 1.500 piezas distribuidas en 30 grupos «que dan una idea de la grandeza, belleza y diversidad natural», agregan. Si te gustan Mineralogía y Petrología, encontrarás una colección de 186 ejemplares de minerales, rocas y areniscas, con arenas de playas y desiertos de todo el mundo. Por lo que respecta a la parte de Botánica y Zoología –tanto invertebrados como vertebrados–, fíjate en las osamentas de oso de las cavernas encontrados en cuevas delDuranguesado.

Conocerás más a fondo a peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos… Y curiosidades de poríferos, es decir, esponjas de diferentes grupos; cnidarios, como corales; moluscos; antrópodos como arañas, insectos y cangrejos; o equinodermos como erizos y estrellas de mar.