Ezcaray se viste de verano
La localidad riojana que alberga la estación de esquí de Valdezcaray muda la piel con el calor y ofrece paseos, un encantador casco antiguo y mucha historia
Princesa de las nieves, como Elsa de Arendell en 'Frozen', Ezcaray muda de piel en verano, cuando su aparente frialdad se desvanece y el calor ruboriza las mejillas de la localidad riojana. Gobernanta de la parte superior del valle del Oja, en el extremo occidental de la Sierra de la Demanda, cada año se nutre de turistas, aumentando el número de habitantes que invaden sus lindes durante el verano.
Ezcaray (La Rioja)
Pero Ezcaray no vive solo de visitantes, la industria maderera ha ofrecido labor a sus vecinos que se dedicaron a crear muebles y utensilios. Destacan además la ganadería, la explotación forestal y la industria textil artesana. Nombrada 'Primera villa turística de La Rioja', conserva en las callejas del casco viejo una arquitectura tradicional que mantiene su romance con el maravilloso paisaje natural, especialmente con el pico más alto, San Lorenzo, donde aguarda la estación de esquí de Valdezcaray.
Animamos a descubrir su conjunto urbano y paisajístico. A perderse entre soportales, plazuelas porticadas y palacios. A contemplar los detalles del Palacio de Azcárate (XVIII), sencillo pero elegante, que perteneció a una familia de tradición militar. Las bondades de Palacio del Ángel (XVIII), con trazos comunes canes tallados, piedra de sillería y escudo rococó más hornacina con la imagen cerámica de San Miguel en la fachada. Y otras posibilidades como el Palacio del Arzobispo Barroeta (XVII), la Casa de los Condes de Torremúzquiz (XVIII) o la Casa de los Gil de la Cuesta (XVIII). Camina, cerca de la iglesia, por calles repletas de inmuebles blasonados, casonas barrocas de varios pisos con puertas, ventanas y balcones adintelados.
Nota especial merece la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fundada en 1752. Durante los siglos XVII y XVIII la creación textil de la villa tenía fama en toda la península. Muchos fabricantes viajaban hasta allí para sellar sus paños antes de venderlos. En el nacimiento de la fábrica tuvo mucho que ver el marqués de la Ensenada, que lo apoyaría mediante franquicias reales. La reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, adoró el lugar. Con la ayuda de unos y otros levantaron dos edificios dedicados a la manufacturación de algunos de los mejores paños y sarguetas de España.
Transcurrirían años hasta que, en 1773, pidieron a Carlos III el privilegio de Compañía General, por lo que su nombre se transformó en Compañía Real de San Carlos y Santa Bárbara en Ezcaray. Poco después, en 1785, pasó a la Real Hacienda, que impulsó aún más la actividad fabril. De entonces data el singular edificio de El Fuerte, llamado El Tinte en su época, que disponía de doce calderas y era incombustible. Pero todo lo bueno se acaba y, desde 1808, aquel viejo brillo se fue extinguiendo y las heridas causadas por la guerra de la independencia, no solo a las personas sino a la economía, obligaron a muchos vecinos a buscar futuro lejos de casa. La Real Fábrica cerraría finalmente en 1845.
En cuanto a los templos a visitar, la parroquia de Santa María la Mayor aúna aspectos de los siglos XIV, XV y XVI. Construida sobre otra románica, en su portada aguarda un arco de triunfo manierista. Dentro hallarás un retablo mayor hispano-flamenco del XVI e imaginería que mezcla elementos hispano-flamencos y renacentistas. Todo un paseo por la historia que hay que cubrir con tranquilidad.
Senderismo
Un total de 3,6 kilómetros ida y vuelta son los que abarca la ruta 'El zigzag de Santa Bárbara', que acerca hasta la ermita y el monte de mismo nombre. Perfecta para ir con niños por su sencillez, parte desde la fuente situada en la plaza del barrio de Soleta.
Desde arriba podrás observar la localidad al completo, mientras admiras al templo cuyo origen procede de una torre de vigilancia del siglo XI. Lleva gorra, no hay demasiado árbol por el camino. Puedes consultar la ruta al en la web www.senderismoezcaray.com .