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Una mujer y su hijo observan uno de los modelos expuestos.

Los dinosaurios reinan en Torrelavega

Una cuidada selección de los saurios más representativos de la Prehistoria hará las delicias de niños y adultos

iratxe lópez

Jueves, 30 de enero 2020, 00:50

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Se extinguieron, pero aún puedes contemplarlos en Torrelavega. Renacen con ese aspecto terrorífico que les otorgó su reinado en el mundo. A escala real, enormes como emergieron sobre la faz de la Tierra. Los dinosaurios cobran vida gracias a la tecnología animatrónica. Mueven sus fauces, patas y enormes colas para imponer de nuevo su dominio. Rugen. Clavan la mirada aterrando al público. Resumiendo, impresionan. La aventura trascurre hasta la Edad de Hielo, gracias al apoyo de expertos paleontólogos argentinos de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, que incluso han definido la coloración científicamente precisa de aquellos animales.

Living Dinosaurs y la Edad de Hielo (Torrelavega)

«En Living Dinosaurs y la Edad de Hielo encontramos una cuidadosa selección de los más representativos especímenes de la Prehistoria. Conoceremos sus comportamientos, sus verdaderas dimensiones a lo ancho y a lo largo, para redescubrir cómo vivían y aprender los factores evolutivos que contribuyeron a su permanencia y dominio durante tanto tiempo», comentan los organizadores.

La enormidad de aquellas bestias casi irreales hizo sombra a otras especies durante cerca de 200 millones de años, muchísimo antes de que los Homo Sapiens paseáramos nuestra arrogancia de seres dominantes por el planeta. Gracias a esta muestra los visitantes entenderán su origen, descubrirán cómo era el mundo que habitaban aquellos grandiosos ejemplares, la manera en la que se desenvolvían entre luchas para asegurar la preponderancia, incluso cómo hemos sido capaces de conservar sus gigantescos fósiles, entre otros asuntos.

Para ordenar el asunto, las reproducciones de los animales se encuentran organizadas por eras y por periodos, desde el Triásico (250-200 millones de años) hasta la Edad de Hielo (2 millones de años), pasando por el cinematográfico Jurásico (200-144 millones de años) y el Cretácico (144-65 millones de años). Antes de contemplarlos habrá que asistir a una película 3D introductoria, pensada especialmente para los más pequeños de la casa, que cuentan en las instalaciones además con zona para dibujar y arenero donde ejercer de paleontólogos durante esta jornada.

Inmersión en el pasado

«La muestra educativa integral lleva a sus participantes a un viaje de inmersión al pasado. Invita a explorar un mundo gobernado por dinosaurios hace ya 180 millones de años, a proporcionar un recorrido único por los devenires de estas prehistóricas criaturas hasta el momento de su extinción, hace 65 millones de años» añaden. Allí descubrirán esqueletos increíbles. Quedarán aterrados ante los voraces carnívoros, depredadores sin compasión acostumbrados a la caza. Y enternecerán alma y sentidos con la presencia de enormes e inofensivos herbívoros.

Todo tras asistir a este espectáculo interactivo y emocionante, pensado para la familia al completo. Una cita increíble que no dejará a nadie indiferente. La lista de invitados es muy conocida: tiranosauros, deinonicus, espinosaurios, diplodocus, triceratops, velociraptor… Cada cual con sus características diferentes. Maravillosos y codiciados, como los son todos los mitos. Aunque, en esta ocasión, la realidad de su existencia se imponga sin espacio para la duda.

Imagen exterior del complejo cultural. Luis Palomeque

La Lechera

A la expectativa sobre la exposición se une la posibilidad de descubrir el edificio de la Feria de Muestras de Torrelavega. Conocido al nacer con el nombre de Azucarera Montañesa, pasó después a ser denominado Lechera Montañesa, desde la que industrias como la Universal Explotadora abastecían a sus clientes. Se desarrolló así un comercio animado por la aparición de fábricas de encurtidos y harinas en Torrelavega, intercambio con ultramar desde el puerto de Santander. La apertura del Camino Harinero de Reinosa y el ferrocarril del río Besaya ayudaron a esta expansión. El inmueble, que se extiende sobre un total de 5.000 metros cuadrados y una superficie exterior de 23.000, fue restaurado en 1985 preservando su característico estilo arquitectónico industrial.

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