Cinco parques naturales para contemplar las aves que nos visitan en primavera

Ofrecen observatorios para el avistamiento de chorlitejos chicos, rascones europeos, fochas comunes...

Viernes, 24 de marzo 2023, 11:56

Los amantes de las aves son legión. Patean costa, lagos, bosques y montañas en busca de su adorado objeto del deseo. Inspeccionan cielo y tierra ... para captar vuelos y movimiento. Estas líneas están pensadas para ellos y para cualquiera con curiosidad por asomarse al plumífero mundo y disfrutar de una actividad diferente. «Pero para eso hay que saber dónde ir y qué hacer», pensará el lector o lectora. Cierto. Por eso una buena ayuda la ofrece el libro 'De pajareo. Rutas ornitológicas por España' (Geoplaneta), de Antonio Sandoval Rey. Él guiará los pasos.

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Bizkaia

Urdaibai

Espátulas descansan en las marismas de Orueta. Urdaibai Bird Center

De marzo a septiembre, en Urdaibai todo el mundo está atento a la reproducción de 'Roy' y 'Landa', la primera pareja de águilas pescadoras que ha traído polluelos al mundo en la cornisa cantábrica. Urdaibai Bird Center supone un ejemplo de restauración de humedales costeros. Allí se dan la mano ecosistemas cuyas denominaciones suenan bucólicas: paisajes propios de los encinares cantábricos, la campiña atlántica, el litoral costero y las marismas. El de la desembocadura del Oka está catalogado como ZEPA y Ramsar. «La primavera atrae a numerosas aves reproductoras, chorlitejos chicos, rascones europeos, fochas comunes…», escribe Sandoval.

Idas y venidas marcan el non stop aéreo de los bosques y campiñas cercanas. La zona tiene más movimiento que el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, aunque por suerte para los habitantes de Bizkaia los vuelos son mucho menos ruidosos. El observador paciente percibirá la presencia de parejas de camachuelos comunes, alcaudones dorsirrojos, alcotanes, collalbas grises. De mosquiteros ibéricos, picos menores y picapinos, currucas cabecinegras… Las gaviotas patiamarillas, el cormorán moñudo y los halcones peregrinos son más de costa e islas, más marineros, aunque su navegar haga espejo con el de los barcos.

Recuerda que el Bird Center cuenta con recorrido ornitológico que une paso con dos observatorios de libre acceso. Disponen de audioguías y telescopios de última generación para el avistamiento. «También puedes acercarte al mirador de Kanala, para ver los amplios prados ganados a la marisma, buscar ánsares y barnaclas», recomienda. O a la playa de Laida, para tocar un poco de arena.

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Álava

Ullíbarri-Gamboa y Salburua

Observatorio de aves de Mendixur. José Montes

Lo tienes a la orilla de la cola sur del embalse de Ullíbarri-Gamboa, junto al pueblo de Mendixur. El visitante, ojo avizor, cuenta con tres observatorios para fisgar cómodamente el humedal. Se encuentran en dos sendas que hermanan las atalayas para vigías. Los recomendamos porque están incluidos en la lista de Ramsar y LIC. «Más de doscientas especies han sido identificadas en la zona», describe el libro. Se dice pronto, pero encontrarlas es bastante más complicado. Tampoco te estreses, se trata de ir a cambiar de aires. Que sale bien la aventura, perfecto; que no, pues un baño de naturaleza siempre ayuda a despejar la mente.

Aprovecha los paneles interpretativos para aprender, para eso los ponen. Dan buenas pistas sobre futuros encuentros. Solo tendrás que caminar un kilómetro por la senda de Biributxi para llegar al observatorio de Buceadores, obviamente situado al lado del agua. Al de Carboneros se accede por el sendero Errekabarri desde el aparcamiento, a la derecha. El de la izquierda acerca al observatorio de Los Trogloditas.

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Ya que estás en Álava, la primavera es perfecta en el humedal de Salburua. «Las ardeidas se concentran en la balsa de Betoño dispuestas a criar». Por eso no es raro ver a sus polluelos o a los de porrones europeos y moñudos. Por hablar un poco de la historia del lugar, volvemos a mencionar la recuperación de terrenos. «Desecada hace tiempo con fines agrícolas, la fase de rescate arrancó en 1994. Hasta convertirse en uno de los humedales continentales más preciados del País Vasco, declarado ZEPA, ZEC y protegido por el Convenio de Ramsar», lista.

Gipuzkoa

Txingudi

Humedal de Plaiaundi.

El Parque Ecológico de Plaiaundi espera enmarcado en la bahía de Txindugi, junto a Irún. En la zona interna de la ría de Bidasoa. Ejemplo de regeneración ecológica, por allí se reparten estanques salobres y de aguas dulces, carrizales e islitas que sirven para invitar a las aves a quedarse y a sus observadores a hacer lo propio. No contentos con este ya suficiente recurso, más allá la diversión se extiende gracias a una zona intermareal catalogada como sitio Ramsar y ZEPA.

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Espacio codiciado para las espátulas durante sus migraciones, allí pasan además el invierno vuelvepiedras, ostreros, archibebes comunes o agujas colipintas, entre otras. Los martines pescadores hacen presencia en distintas estaciones y lo mismo sucede con los porrones moñudos y comunes o las garcetas grandes. «Puedes informarte, antes de ir, en el Centro de Interpretación Txingudi Ekoetxea», aconseja Sandoval, para dejarte fluir después por los senderos, sin prisa, fijándote en todo, que es a lo que has ido. «Estos terrenos habían sido invadidos para diversos usos, el de escombrera incluido, hasta el año 1998», recuerda. Por suerte, hubo tiempo para corregir aquel error y convertir el vertedero en paraíso.

Cantabria

Embalse del Ebro

Ánades reales en el Pantano del Ebro.

El embalse del Ebro, inaugurado en 1952, se extiende sobre 6.253 hectáreas. Personas y pájaros adoran el lugar, se acercan a sus orillas irregulares y a sus tranquilos islotes. Para relacionar a ambos existen observatorios y un centro ornitológico. Además, la zona luce la distinción de ZEPA, es decir, Zona de Especial Protección para las Aves. ¿Cuáles pueden verse? En primavera, parejas de somormujo lavanco y bastantes ánades frisos. Gaviotas patiamarillas, avetorillos comunes o chorlitejos chicos. Chicos también son los zampullines, que comparten vecindario con aguiluchos laguneros y carriceros cordales.

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Cantabria

Parque Natural Saja-Besaya

Papamoscas cerrojillo.

Si te trasladas hasta el Parque Natural de Saja y Besaya, una de las mayores masas boscosas continuas de toda la Cordillera Cantábrica, «allí convive una buena cantidad de avifauna forestal», agrega. Curiosos nombres como el del torcecuello euroasiático, el mosquitero papialbo, el papamoscas cerrojillo y gris o el balcón abejero, hacen cola en la lista. Por supuesto hay mucho más, y las posibilidades cambian en la parte más alta donde el paisaje luce descubierto. Ya nos contarás que cazan tus catalejos.

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