
El arbusto que se utiliza para fabricar cestos, tintes y... pólvora
Arraclán (Rhamnus frangula) ·
Esta planta de tamaño medio es relativamente abundante en la zona norte y destaca por ser la última de las caducifolias en desprenderse de sus hojasSecciones
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Arraclán (Rhamnus frangula) ·
Esta planta de tamaño medio es relativamente abundante en la zona norte y destaca por ser la última de las caducifolias en desprenderse de sus hojasNo es un arbusto espectacular pero esconde algunas sorpresas. Al Rhamnus frangula o arraclán se le puede encontrar en casi toda la franja cantábrica y ... también en algunas zonas de los sistemas Central e Ibérico, así como en Sierra Morena y Cazorla. Eso sí, su presencia disminuye a medida que se desciende al sur de la península. Y es que lo suyo son las zonas húmedas y sombrías, por lo que se desarrolla a sus anchas en vaguadas y cerca de los ríos.
Aunque no le gusta llamar la atención en medio de la espesura y protegido por el dosel que conforman árboles mucho más altos, es fácil identificar a esta especie, especialmente en otoño. Es el último de los caducifolios en desprenderse de sus hojas, que además destacan en esta época del año por sus llamativos colores.
Longitud 2 a 4 metros
Floración Abril-julio
Fruto Septiembre-noviembre
Distribución Más abundante en el norte de la península
Con una altura que no suele superar los cuatro metros, el arraclán florece durante la primavera y parte del verano. A partir de septiembre, sus diminutas florecillas blancas se convierten en bayas, no mucho mayores que un guisante. Son inicialmente verdes, luego se vuelven rojas y finalmente, tornan en un color negruzco que indica que han llegado a la plena madurez. Y aunque pueda resultar tentador probarlas, no es recomendable, ya que son muy tóxicas y pueden provocar problemas estomacales e intestinales.
No solo sus frutos afectan al sistema digestivo. Desde la Edad Media su corteza se utiliza como laxante, ya que contiene una sustancia que favorece los movimientos de las paredes del colon. Los efectos duran varios días.
Los usos del arraclán, conocido como hediondo en Extremadura por el desagradable olor que desprenden sus ramas al ser cortadas o su corteza al rascarla, van más allá. Si se vence el tufillo, las propias ramas se utilizan para cestería, mientras que la corteza y los frutos sirven para fabricar tintes, rojo y verde respectivamente. Y uno más, quizás el más curioso: su madera proporciona un carbón vegetal poroso y muy fino que es tan útil como apreciado en la fabricación de pólvora.
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