Abrirse paso en el reino del viento
Azkenatz (Gipuzkoa) ·
La nieve cubre estos días esta discreta cima que permanece a la sombra de Saioa, pero que ofrece unas magníficas vistasAzkenatz es una de las cimas que conforman el macizo de Saioa, cubierto ahora por un manto blanco y con el viento como principal adversario, ... ya que a duras penas permite disfrutar de las preciosas vistas. Dejamos el coche en el aparcamiento que hay pasados unos metros de las Ventas de Ultzama. Tras superar el paso canadiense seguimos el camino forestal que nos conducirá hasta nuestro objetivo de esta semana. La pista de tierra se mezcla con la piedra de color rosáceo hasta que alcanzamos un cruce en el que nos indica la situación de la iglesia de Santa María de Belate. Aunque nos alejamos de nuestro camino, nos acercamos para disfrutar de su energía especial. Después, desandamos el tramo para retomar el recorrido que nos conducirá a la ermita refugio de Santiago, en el camino del mismo nombre.
El puerto marca numerosos episodios de la historia de Navarra e incluso, de Gipuzkoa, ya que hasta la inauguración del túnel homónimo en el año 1997, su recorrido ha formado parte de la ruta Iruñea-Behobia (N-121-A), eje vertebrador norte-centro de Navarra. Actualmente, la vía que recorre el puerto ha sido renombrada como carretera local NA-1210 (Ventas de Arraitz-Endarlatsa).
Al monte
-
Altitud: 1.171 metros
-
Punto de salida: Aparcamiento de las Ventas de Ultzama
Avanzamos siguiendo las señales y marcas que encontramos en nuestro camino. Mientras subimos el río baja con fuerza mostrando numerosos saltos de agua. En la zona es conocida la cascada de Aretxuri. Tras dejar la pista continuamos el sendero pateado para comenzar el ascenso más exigente por una zona escarpada, sin perdida por la cantidad de senderistas que han dejado su huella.
De camino al collado de Okolin nos encontramos una borda muy característica, para continuar ascendiendo. Una vez en el collado, nos dirigimos hacia la izquierda para comenzar el ascenso de la última pendiente de esta salida, en la que el viento nos exige abrocharnos el abrigo y echar mano de un gorro. Pronto alcanzamos la cima en la que no existe buzón. Unas piedras apiladas con el nombre de la cima pintado en una de ellas no sitúa en nuestro objetivo. Solo queda disfrutar de las vistas, aunque Ipar nos invita a que retomemos el camino de regreso. Un auténtico placer.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión