Monárquicos demócratas
Aunque ahora olvidado, el debate sobre democracia volverá. Cuando reaparezca sería de desear enmarcarlo donde debe estar. Fuera de la democracia. Porque proliferan las propuestas ... de intelectuales que defienden la monarquía por ser democracia.
Dicen que la democracia crece -es mas democracia- a través de la institución monárquica. Un ejemplo de un argumento reciente. El monarca constitucional ejemplifica la conducta democrática en cuanto que renuncia a poder actuar sin límite. Renuncia a lo que encarna la monarquía: el poder y su ejercicio ilimitado. Como la monarquía es por esencia plenitud decisoria, el renunciar a la misma implica un ejemplo, un testimonio operativo de democracia. Así se recuerda a los políticos que no pretendan poseer la legitimidad e imponerla sin límites; que admitan y ejerzan la pluralidad democrática. La modesta, humilde y autolimitada acción del monarca ilumina y empuja las conductas de otros actores políticos hacia conductas democráticas. Conclusión: la monarquía construye democracia.
No se entiende por qué la renuncia de un rey a decidir lo que desea inunda de democracia la escena y la actividad democrática. Y no se entiende porque nada tiene que ver.
La democracia describe un determinado régimen político. La democracia implica en última instancia que los ciudadanos, sin excepción, deciden. Sin duda hoy en día esa decisión política se sitúa más allá de las decisiones directas. Pero sin duda también hoy esa decisión implica y exige una presencia igualitaria de todos los ciudadanos en las decisiones políticas que toman los representantes políticos. Una relación ciudadanos/ poder político que genera presencia y opera de distintas maneras. En la elección de cargos políticos, donde con mayor o menor intensidad los mismos representan las voluntades de los electores y se someten al control de éstos. Al tiempo, la presencia se vehiculiza a través de la existencia de libertades en los ciudadanos para criticar políticas y así estar presentes de alguna forma en la decisión política final. Asimismo, existe democracia cuando grupos de ciudadanos o, sin más, ciudadanos manifiestan exigencias y esas manifestaciones, entre sí diferentes, son tenidas en cuenta a la hora de conformar la decisiones políticas finales. Representación, libertades, pluralismo.
La democracia es un régimen político en el que las instituciones políticas se construyen y funcionan de tal forma que sea posible -y para que sea posible y deseable- que las voluntades ciudadanas individuales y colectivas puedan estar presentes en las decisiones políticas. Lo que en consecuencia implica que hay instituciones que nada tienen que ver con la democracia porque no han sido establecidas con esta función. Así la monarquía.
No mantiene relación participativa / decisoria con los ciudadanos. No tiene representación. No tiene capacidad de intervenir en asuntos de libertades. Está fuera del debate y confluencia pluralista; está fuera del área del juego político. En última instancia nada tiene que ver con las demandas, exigencias y controles ciudadanos respecto a lo político. La monarquía no está en la democracia.
La democracia se ha convertido en un significante vacío. Un concepto en el cual cualquiera puede incorporarse a definirlo y rellenarlo con lo que le dé la gana. La democracia ha perdido su contenido original, su sentido más profundo del poder ejercido por los ciudadanos. Se utiliza así la democracia para calificar como democráticas propuestas, actividades ¡y hasta consejos! que nada tienen que ver con el incremento o consolidación de capacidades y prácticas decisorias políticas conectadas con las voluntades ciudadanas
Este -por supuesto, deliberado- caos de usar argumentos políticos que nada tienen que ver con la definición de una determinada opción o doctrina política crece y tiende a ser asumido como normal. Un reciente alarde. Pablo Casado dice que no quiere participar en el proceso de renovación del Consejo General del Poder Judicial en el Parlamento porque un miembro del Gobierno es un rojo-separatista (o algo parecido ). Una conexión de impresionante solidez
Llama la atención que sesudos politólogos defiendan la monarquía desde la democracia porque ellos sí saben que es un concepto, un escenario, que la excluye. Parecería que les da vergüenza defender la monarquía porque favorece la ley y el orden o porque sin más son partidarios de lo reyes. Creen que otorgarle la condición de democracia da superior categoría a su argumentación y a sí mismos.
No veo por qué. No es nada vergonzoso defender la monarquía porque aporte autoridad con mayúscula. Probablemente no sea cierto, pero es algo legítimamente defendible. Y tampoco pasa nada porque a uno le gusten los reyes. Hay gustos… peores.
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