Son muchísimos los ejemplos que ilustran las bolas de nieve falsas que a menudo se promueven desde las redes sociales. En esta ocasión no me ... refiero a las 'fake' habituales, esas que alguien lanza al escenario para que el ejército de la tecla fácil mastique la tontería, cuando no la calumnia, con la voluntad de participar en el sainete desde la ingenuidad o la malicia. Las 'fake' sirven sobre todo para deleitar a quienes las han generado, que se parten de risa o de odio desde su móvil o tableta ante el éxito conseguido en la pendiente digital e infinita.
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Pero no, aquí es otra cosa la que nos ocupa. La 'fake' a la que me refiero es exitosa como todas, sí, pero en este caso cabalga sobre dos patas especiales: una, que su génesis no está en la maldad, el gamberrismo o el delito sino en la osadía y las ganas de salir al referido escenario por un hallazgo; la otra es la que deriva de que la noticia ha tenido más recorrido en los medios escritos, radiofónicos y televisivos que en las propias redes, y eso ha sucedido sin que los primeros hayan hecho el mínimo esfuerzo que se supone obligatorio: testar y contrastar.
Veamos. Hace poco más de una semana, al equipo en el que trabajo se nos hicieron llegar un par de fotografías y un vídeo, todo en blanco y negro porque las imágenes estaban tomadas de noche. La institución que nos las remitía solicitaba una opinión ante la afirmación de que el animal retratado era un chacal, un chacal dorado. Este primo del lobo no existe en España pero, claro, todo es posible en principio. Sin embargo, en este caso, poca experiencia o formación hacía falta tener para determinar que el presunto chacal no era sino un zorro, uno de los miles de zorros que campean por todos los ecosistemas de la Península Ibérica. Tal sencilla identificación se la comunicamos, sin mayor trascendencia, a la autoridad competente.
Para un servidor, el tema quedaba ahí y a otra cosa, mariposa, aunque bien es verdad que era más que lógico pensar que el grupo que se hacía responsable del expediente X, que es el que cuestiona los censos de lobo ibérico que se hacen por parte de la comunidad científica en España, no transitaba solo por un inconcebible error de identificación. Todo sugería que había un interés, por parte de este grupo lobo de voluntarios (así se autodenomina), que sin duda han conseguido: que el chacal de Álava-Burgos corriera por las ondas y las rotativas con un galope que ya lo quisiera para sí este carnívoro allí donde persigue a sus presas. El chacal dorado es una especie que se distribuye fundamentalmente por el sureste de Europa y sur de Rusia y de Asia.
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Como digo, este asunto debería haber quedado en la cuneta desde el primer día pero la mancha de aceite se ha expandido demasiado, y qué menos que dedicar unas líneas para aclarar tamaña insensatez. Y es que lo que se ha querido realmente es ir al rebufo de una noticia de hace unos meses: la aparición de un animal atropellado en la llanada alavesa que por rasgos morfológicos extraños (tenía además la cabeza destrozada) se recogió por parte de la Diputación Foral de Álava una vez que el equipo de Consultora de Recursos Naturales, que tengo el honor de dirigir, avisara de la presencia de este animal.
Fue analizado con técnicas genéticas por la Universidad del País Vasco y saltó la sorpresa, una gran sorpresa: se trataba de un chacal dorado, la primera cita en España. Lo dicho, la presencia de este chacal atropellado fue lógicamente una excepción a la que enseguida le han querido rodar una secuela. Sin embargo, el protagonista de la nueva peli no era chacal aunque esta vez sí estuviera vivo y coleando para posar ante la cámara; nunca mejor dicho lo de coleando, qué gran y vistosa cola la del zorrete.
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Es curioso, cuando novedosamente aparece un lobo en algún lugar de España, no faltan lanceros que acusen al sector científico de que lo detectado será un perro o, peor aún, de que el dato es inventado para Dios sabe qué intereses ocultos. Digo ello porque ya me gustaría que se aplicara en otras ocasiones el optimismo de esta 'fake', el que deriva de pensar que si se ha encontrado un chacal muerto en una cuneta, seguro que debe haber muchos más por aquende y allende. Pero no, no ha sido optimismo esta vez, y sí más bien ligereza al menos.
Tengo que decir que al escuchar que el chacal había sido fotografiado entre el valle de Angulo y Sierra Salvada, mi primera alarma fue que Íllich Ramírez Sánchez, conocido terrorista venezolano, apodado como 'Carlos, el Chacal', había huido de Francia, donde cumple cadena perpetua por sus no menos de cien atentados y algunos asesinatos. Pero no, me quedé tranquilo y comprobé que seguía en la trena. Luego también comprobé, en no más de diez segundos, que el presunto chacal dorado era realmente un zorro rojo, y pensé lo que tantas veces pienso cuando veo a nuestro simpático cánido atravesando al trote una campa, qué bien puesto tiene el nombre.
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