Zohran Mamdani saluda a sus seguidores. Reuters

Los límites del sentido común en EE UU

La elección de Mamdani y de dos gobernadoras demócratas muestra que basta con repudiar a Trump para ganar en las urnas

Alison Posey

Doctora en Filologia Hispánica y profesora universitaria en Estados Unidos

Viernes, 7 de noviembre 2025, 00:27

Encajonado entre las grandes urbes de Nueva York y Filadelfia, el Estado de Nueva Jersey a menudo pasa desapercibido. Se lo asocia con 'Los Soprano', ... cuyo protagonista, el ansioso mafioso Tony Soprano, está afincado en el norte del territorio. También inspiró otro hito de la televisión estadounidense: el programa de telerrealidad de dudosa calidad 'Jersey Shore'. Pero, por fin, en el Estado aparece algo más valioso que los chonis o los gánsteres: el sentido común.

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En las urnas se ha demostrado que, a diferencia de muchos, los de Nueva Jersey siguen teniendo la cabeza bien amueblada. En esta época de crispación abrumadora en Estados Unidos, no es poca cosa. En Nueva Jersey, la reciente elección de la candidata demócrata, Mikie Sherrill, como gobernadora representa una vuelta a la sensatez política, una que, desde la segunda elección de Trump parecía a punto de desaparecer en el país. A diferencia del presidente, la gobernadora electa no suele calumniar, ni mentir, ni arremeter públicamente contra los presuntos enemigos. Tampoco se enriquece timando a los votantes mientras su pueblo pasa hambre. Ni siquiera ha sido condenada por delito grave.

Como la gobernadora misma, la política de Sherrill es sumamente sensata: quiere promover la educación mediante una mayor inversión en I+D+i; impulsar la economía creando nuevos puestos de trabajo; y mejorar el acceso a los servicios de salud mental. No es ninguna izquierdista al estilo europeo. Tampoco la otra gobernadora demócrata elegida el martes, Abigail Spanberger, en el Estado sureño de Virginia.

Es dudoso que pronuncien palabras en favor de fomentar la educación universitaria asequible, o que les interese desarrollar un sistema de salud universal como el de España en sus Estados. Tampoco es probable que se lleven a cabo siquiera mejoras más sencillas, como ampliar las bajas laborales para sus residentes. Por extraño que parezca, destacan las dos gobernadoras electas no por sus ideas innovadoras, ni por sus propuestas para atender algunos de los problemas más enquistados del país. No se han comprometido a resolver el racismo profundo, la grave falta de vivienda accesible o el encarecimiento de los costes médicos y educativos. Ya no hace falta soñar con un futuro mejor para los estadounidenses. Gracias a los disparates del Gobierno de Trump, parece que mantener el estatu quo democrático se ha convertido en un acto de rebelión.

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Queda mucho por ver aún, pero el sentido común suele acabar produciendo gobiernos de lo más comunes. Mientras el Partido Demócrata se empeña en no hacer la ola -ha quedado claro que, para ganar en las urnas, basta con repudiar a Trump-, hay destellos de cambio. En la ciudad de Nueva York, vecina cosmopolita de la más modesta Nueva Jersey, fue elegido alcalde Zohran Mamdani. Aunque forma parte del mismo partido que Spanberger y Sherrill, Mamdani parece de otro mundo. No solo porque tiene 34 años en un partido cuya edad media ronda los 59. En un país que continuamente vive una caza de brujas contra todo lo que rompa con el capitalismo, Mamdani es abiertamente socialista.

Eso no escandalizaría a ningún español. Pero en un entorno en el que el partido opositor tiene más en común con un bando derechista europeo que con cualquier sector progresista, tener como alcalde a un treintañero que vive en un piso de alquiler protegido y suele moverse por la ciudad en transporte público supone un cambio radical. Aunque sus propuestas no resultarían inusitadas para ningún miembro del Parlamento Europeo, abogar por guarderías públicasy por un sistema de transporte gratuitos sitúan a Mamdani entre el muy reducido grupo de demócratas estadounidenses que buscan llevar a cabo las transformaciones que los 8,5 de millones residentes de la ciudad de Nueva York reclaman hace décadas.

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De todas formas, como en el Estado vecino de Nueva Jersey, aún está todo por ver en la ciudad de Nueva York. Con la elección de Mamdani se hacen cada vez más evidentes las profundas grietas entre los de izquierdas, los socialistas, y los de la extrema derecha, los republicanos, que gobiernan el país. Mientras tanto, el Partido Demócrata se limita a mantener el estatu quo. Al final, es verdad que en estas últimas elecciones en Nueva Jersey y Virginia se impuso el sentido común entre unos votantes hartos de Trump… pero, frente a los cambios radicales del joven alcalde socialista, queda por ver si la sensatez podrá mantener a los demócratas en el poder.

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