Sólo puede quedar uno
Las primarias demócratas se centrarán ahora en la cuestión clave de quién puede vencer a Trump. Joe Biden, el mejor candidato, irá a más
Profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Deusto
Jueves, 5 de marzo 2020, 02:01
El presidente Trump me parece una desgracia para Estados Unidos y para el resto del mundo. Personifica la banalización de la política y la negación ... del rigor y de los valores de respeto personal y convivencia social. Cierto que Trump no es el problema de fondo sino más bien un síntoma de los tiempos, pero prefiero que se dedique al golf. Así que queda usted advertido de que lo que me interesa del Supermartes y lo que busco en este artículo es saber qué candidato le puede hacer frente con mayor éxito.
Hasta esta semana habían llegado cuatro demócratas con posibilidades: Bernie Sanders, Joseph Biden, Elizabeth Warren y Michael Bloomberg, con 78, 77, 70 y 78 años, respectivamente. Trump ha sido el presidente con más edad al jurar el cargo, 70 años. El presidente que ha ejercido con mayor edad fue Reagan, que terminó su segundo mandato a los 77. Cualquiera de los cinco, los cuatro demócratas o Trump, rompería un récord de edad, bien de elección o de reelección.
Jimmy Carter, de 95 años y al que con más malicia que caridad se conoce como el mejor expresidente de la historia de EE UU, ha comentado al respecto que la concentración y tensión necesarias, especialmente en política exterior, son muy exigentes: «Si yo tuviera sólo 80 años no creo que pudiera asumir los tareas que desarrollé cuando era presidente». No seré yo quien le corrija dado que ni sé lo que es tener tan altas responsabilidades, ni lo que es tener tan sólo 80 años.
Tras este Supermartes la carrera ha quedado reducida a dos contendientes en el bando demócrata: Joe Biden y Bernie Sanders.
El millonario Michael Bloomberg gastó una ingente cantidad de dinero, dedicando buena parte al análisis de datos para hacer la propaganda más eficiente. Pero su fracaso es incontestable. Su candidatura estaba quizá pensada para ser la alternativa al fracaso de Biden, pero los buenos resultados de éste el pasado fin de semana en Carolina del Sur chafaron el plan. Esto muestra que algunas viejas virtudes políticas como la intuición, el tesón y la resistencia perviven en los tiempos del big data. Bloomberg tardó menos de 24 horas en retirarse y apoyar con elegancia a Biden.
Elizabeth Warren era mi preferida por su frescura, su brillante inteligencia, su ingenio y su fuerza al defender sus valores. Pero es la gran perdedora. Sólo le queda retirarse con la misma grandeza que ha mostrado hasta la fecha. Sus votantes podrían tener simpatías y antipatías repartidas. Se les supone mayor cercanía ideológica con Sanders, pero también cierto sereno pragmatismo. Yo no me precipitaría con los cálculos.
Bernie Sanders, que despierta simpatías en ciertos entornos de nuestro país, se define como «democratic socialist» y es la estrella de la campaña. Pero en su fuerza podría tener su debilidad. Y es que su arrojo despierta tantas pasiones entre los convencidos y los jóvenes como desconfianza entre públicos más amplios. Le apoya el voto latino (aunque yo sería muy prudente a la hora de generalizar sobre un perfil de votante latino). Trump no le ha atacado como a Biden y creo que ahí hay una pista de que los republicanos prefieren competir contra él y hacerse así con el sector moderado.
Con excepción de Utah, de valor cuantitativo menor, Sanders ha vencido en los Estados que Hillary Clinton ganó a Trump y que, por lo tanto, es previsible que Biden pudiera igualmente ganarle. Sin embargo ha perdido en los territorios que Trump ganó, lo que podría confirmar que no es el candidato ideal para atraer al electorado que va a decidir las elecciones. Y ésa, me temo, es la cuestión ahora.
Joe Biden no levanta las pasiones de una estrella dotada de mágico carisma. A veces parece que su virtud es ser el candidato por descarte. Pero tiene una trayectoria política y una historia personal al alcance de muy pocos. El 'aparato' del partido ha apostado por él y los apoyos de los últimos días han dado su resultado. A mí, que cada vez desconfío más de los políticos dotados para la teleprédica y el efectismo, y que con los años prefiero a los que transmiten fiabilidad y rigor, me parece el mejor candidato.
Creo que las primarias se centrarán cada vez más en la cuestión clave de quién puede vencer a Trump. Mi previsión es que Biden irá a más y que Trump redoblará sus ataques sobre aspectos puramente personales. ¿Tendrá Trump alguna información sucia -sea o no cierta, es lo de menos- que sacar en el momento adecuado? La ventaja de Trump es que es inmune a ese tipo de ataques. Y es que nada de lo que se diga de sus abusos, su machismo, su racismo, sus conflictos de interés, su nepotismo, su delirante visión de lo público, su irresponsabilidad, su opacidad financiera y fiscal o cualquier otro aspecto, será algo nuevo que sus votantes no sepan o imaginen: muchos le votarán a pesar de ello; otros, sospecho, le votarán precisamente por ello.
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