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Sindicatos bajo el foco

EDITORIAL ·

Las reivindicaciones sobre las mujeres y las pensiones que hicieron suyas suponen una mirada crítica sobre la eficacia de las centrales

EL CORREO

Miércoles, 2 de mayo 2018, 00:45

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El Primero de Mayo desembocó ayer en una jornada inédita, en la que los mensajes más habituales contra la precariedad laboral que sigue condicionando la fortaleza de la recuperación económica y la exigencia de subidas salariales quedaron solapados en buena medida por las reivindicaciones de las mujeres -desde la denuncia de la brecha salarial a las agresiones sexuales- y por las de los pensionistas. En Euskadi, el Día del Trabajo volvió a teñirse con la singularidad de la división entre las centrales y la crítica más o menos acerada al Gobierno vasco, que en esta ocasión fue unánime aunque con motivaciones distintas. Las imágenes de las distintas manifestaciones permitieron visualizar hasta qué punto las protestas vinculadas al feminismo y las de los jubilados se han convertido en tan referenciales en los últimos meses como para permear los distintos ámbitos de la vida pública. La trayectoria de los sindicatos les da argumentos para tratar de abanderar la lucha por la igualdad, aunque no siempre la hayan trasladado con coherencia a sus estructuras de poder internas. Como están legitimados para denostar el pacto del PNV con el Gobierno de Rajoy -eje, junto al lehendakari, de los reproches de ELA y LAB- y para exigir al Ejecutivo vasco -lo hicieron CC OO y UGT- que amplíe su pacto a dos con Confebask a favor del empleo si quiere reanimar el diálogo social. Pero todas esas reclamaciones que ayer hicieron suyas los representantes de los trabajadores no solo interpelan al resto de agentes económicos y políticos, sino que constituyen al tiempo una mirada crítica sobre la propia eficacia del movimiento sindical en Euskadi y el resto del país. Porque aunque parte de las mujeres y de los pensionistas compartan militancia en alguna de las centrales protagonistas del día de ayer, sus movilizaciones han copado toda la nación al margen de las siglas sindicales y partidarias organizadas. Porque es una evidencia que la brecha salarial en su vertiente de género solo ha cogido aire como reivindicación perentoria en tiempos recientes. Porque la crítica a los acuerdos políticos del Gobierno Urkullu con Madrid tropieza con la apreciación favorable que tienen de los mismos no pocos ciudadanos. Y porque la desunión y la quiebra del diálogo social en Euskadi evidencian distintas, cuando no opuestas, estrategias entre las centrales que están contribuyendo a mermar el ámbito vasco de relaciones laborales.

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