Retratos y tumulto

El líder de la oposición se refería al caso de Canet. Fue el tema que marcó la sesión parlamentaria. Al ser la víctima un menor y haber prendido rápido símiles absurdos por la cuenca del Misisipi, el pobre niño al que todos abandonarán se ha convertido en el saco de cacahuetes que se disputa en la jaula de los gorilas demagógicos. Como desmontar mentiras con minuciosidad y exigirle con firmeza al Gobierno la defensa de una familia y de su derecho plasmado en una sentencia sería demasiado lógico, ayer Casado, antes de soltar su taquito, mezcló al niño de Canet con el de Juana Rivas y con las víctimas de abusos en Mallorca para acusar al presidente del Gobierno de desproteger a los menores y de quitarles «hasta el futuro de las pensiones».

Ese fue el tono de una sesión en la que llegó un momento en que todo el mundo pareció estar llamando nazi a todo el mundo. El tumulto fue bravucón y fatídico. Pero también fue el tumulto que al presidente del Gobierno le permite acusar a la oposición de politizar la lengua el mismo día que su principal apoyo parlamentario desbloquea nada menos que los Presupuestos Generales del Estado tras obtener financiación estatal para doblar al catalán series de Netflix. Ayer la presidencia de la Cámara intervino mucho para pedir orden. Y también que sus señorías no se sacasen fotos con el móvil. Lo siguiente será rogarles a los diputados que depongan su actitud de rascarse las espaldas y revisarse el pelaje unos a otros.

Ayer comenzó la vacunación infantil y se puso en marcha la obligatoriedad del pase covid en toda la hostelería. Los niños se portaron muy bien y los hosteleros hicieron lo que pudieron. No es fácil poner cafés mientras controlas pasaportes. O viceversa. El Gobierno vasco constata que los contagios aumentan tras el puente y teme lo que pueda pasar tras la madre de todos los puentes: la Navidad. Por eso los hospitales pasan al nivel tres y aumentan las camas UCI, lo que obliga a redistribuir personal, suspender cirugías y retrasar consultas. Lo tenemos claro: el factor clave es la presión hospitalaria. Por eso hay que evitar que llegue la gente al hospital. Pero conviene hacerlo mientras se amplía la capacidad de los hospitales al máximo posible. Lo digo porque la fase exhausta de la pandemia no contempla los aplausos y sí los reproches de ida y vuelta. Ustedes se reúnen muchos en las casas. Pues ustedes despiden enfermeras.

El volcán de La Palma ha cesado su actividad. Ya no emite lava y gases. Ya no provoca estallidos y terremotos. Los expertos avisan de que hay que esperar un poco para confirmar que es definitivo. Ojalá lo sea, claro. Atendiendo a la evidencia biológica reciente, lo más probable es que, si el volcán deja en efecto de ser un prestigioso fenómeno omnipresente, pasará a dedicarse al columnismo ilegible, los consejos asesores, las tertulias, el show de Évole y las comidas en reservados con gente que no sale en la tele pero corta de veras el bacalao.