Veranito fascista

Es que las elecciones son en verano. A los estrategas no se les pasa una.

El sanchismo es una amenaza tan enorme para España que ayer vimos a Borja Sémper entrando descalzo a una playa artificial y dando uno de esos saltitos con choque de talones a lo Fred Astaire. Lo hizo para presentar una campaña del PP titulada 'Verano azul', que apela «a la alegría y la fiesta» para pedir el cambio en el mismo país que según su propio discurso avanza hacia el abismo. ¿Pero quién no ha estado alguna vez de visita en la UCI con una charanga? Cabe suponer que en el vídeo del PP la playa llena de sombrillas simboliza la inflación invivible. Mientras la música con los silbidos felices de Pancho, Piraña y el resto de la pandilla simboliza la crisis constitucional sin precedentes.

Al PNV no le ha gustado el vídeo de Bildu porque los incluye en lo del fascismo y porque no aprenden que no hay que acometer al engaño. Lo de Sémper en la playa es ya un generador de 'memes'. Y no descarto que, viendo que la clave es el verano, Pedro Sánchez se arranque a combatir el trumpismo haciendo paddle surf como su amado Obama. El liderazgo político tradicional consistía en interponerse entre los problemas y la ciudadanía exudando calma y confianza. Hoy el liderazgo político consiste en volver loca a la gente, a veces alarmándola con los peores alaridos y a veces sometiéndola a las peores muestras de ingenio chispeante. ¿Pero esto es un drama o es una chufla?, se pregunta el ciudadano a punto de entender que las dos opciones son malas. Entre otras cosas, porque en el fondo son la misma.

Ayer se agotó el límite teórico de autonomía del 'Titan', las noventa y seis horas durante las cuales los cinco tripulantes dispondrían de oxígeno en el interior de una nave hundida a miles de metros de profundidad. Lo peor es que ayer se agotó también la mejor opción posible: que el sumergible estuviese desaparecido pero funcionando correctamente en cuanto a suministro eléctrico, depuración de aire o resistencia a la presión. Por la tarde se informó de que un robot había encontrado «restos materiales» junto al pecio del Titanic. Quizás un hilo del que tirar pero, a medida que pasan las horas, la posibilidad de que algo fallase en el primer instante y los tripulantes del sumergible tuviesen una muerte rápida se va convirtiendo en la mejor opción. Qué aventura descabellada. En la primera página del contrato que había que firmar para bajar en esa lata a ver los restos del 'Titanic' la palabra 'muerte' aparecía por lo visto tres veces.

Ayer Elon Musk y Mark Zuckerberg quedaron para atizarse en Las Vegas. Son dos de los hombres más poderosos del mundo y se enzarzaron en Twitter, la red de Musk, porque Zuckerberg prepara una red alternativa. Que los poderosos Héctor y Aquiles peleasen en su día por Patroclo cuestiona en mi opinión la idea del progreso. Por supuesto, lo de Musk y Zuckerberg tiene pinta de estar entre el vacile y la promoción. Aunque está de moda que 'youtubers' e 'influencers' suban al ring. Todavía se hacen daño y se queda con todo Jeff Bezos.