Tiempo de descuento

Ayer Marta Rovira firmó de un modo curiosísimo -a viva voz en una radio- un manifiesto que pide la cabeza de Oriol Junqueras. El rovirismo no es amor. El junquerismo, en cambio, es una ficción que lo desplaza todo automáticamente hacia el barro sentimental. «No sobra nadie», le respondió ayer Junqueras a su exsecretaria general -y al expresident Aragonès, que también firmó-, como si la cuestión no fuese que medio partido dice que el que sobra en concreto es él. Cuando le preguntaron cómo está lo suyo con Rovira, Junqueras recurrió a otra especialidad suya: la trola retórica. «¿Cree que podríamos acabar mal después de una relación de trabajo de quince años?», preguntó. A estas cosas habría que responder saliendo a los balcones, con multitudinarios coros wagnerianos, con estadios enteros puestos en pie: «¡Sí, lo creemos!!».

La última década en Cataluña, en fin. Qué festival destructivo. Qué espectáculo administrativo-sacrificial. Y qué advertencia ignorada por el resto.

Una vez comprobado que Illa tiene mala cara, que al jefe en Waterloo solo le falta que le compulsen el salvoconducto todos los policías de España y que Esquerra se parte en dos, Josep Rull anunció ayer que convoca un Pleno el día 26 y activa el famoso reloj: en dos meses o hay una mayoría o hay repetición electoral. La elección del presidente del Parlament, otra jugada maestra, la verdad es que sí parece del todo idónea. Sonríe Rull en medio del destrozo como si José Sazatornil interpretase al personaje inesperado que, en una esquina de la plaza de Sant Jaume, le revela secretos inquietantes al protagonista catalán de una peli de David Lynch.

Ya estamos en verano y los meteorólogos advierten: el de este año va a ser mucho más caluroso de lo normal. Lo que no sabe uno es qué será ya lo normal. El año pasado se nos dijo que el de 2023 fue el verano más caluroso de los dos últimos milenios en el hemisferio norte. Supongo que eso explica que el Ministerio de Sanidad intervenga decisivamente y lance una campaña para desarrollar algo que llaman «cultura del calor». Suena a 'colabo' de Radio Futura con Boy George. Pero seguro que es importante, viniendo de un ministerio. Sanidad recomienda hidratarse si aprieta el calor. Y ponerse gorra. Y pasear con la fresca. Y estar pendientes de las personas mayores. No se si esto ayuda a esquivar el negacionismo y la quema de científicos y no pensar de un modo automático que el país inventor del botijo, la siesta y el café con hielo debería ser de suyo una potencia cultural por el lado del solazo. Pero imagínense lo que sabrán del tema en Arabia Saudí y acaban de morírseles cientos de peregrinos a la Meca por una ola de calor sin precedentes. Peregrinar a una llanura desértica rodeado de dos millones de personas: otra cosa que quizá no conviene hacer cuando suben las temperaturas.