Prórrogas violentas
Francia ·
La celebración de la Champions del PSG provoca graves disturbiosLa frase famosa de Camus, la del fútbol y la existencia, debe acotarse. El área de aprendizaje no es la vida sino «la moral y ... la responsabilidad» y el profesor no es exactamente el fútbol, sino una mezcla entre «el deporte» en general y el Racing Universitario de Argel, el equipo en el que el escritor jugó de portero. Todo viene de un artículo de 1957 en 'France Football' (Di Stéfano en la portada como jugador del año) en el que, curiosamente, Camus sí detalla un aprendizaje extraído de su experiencia bajo los palos: «La pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga». Sucede lo mismo con las pelotas de los antidisturbios, pero Camus, que tanto escribió sobre la rebelión, no tuvo tiempo de llegar a entrever que las preguntas urgentes el fútbol terminaría formulándolas en Francia fuera del campo. Por ejemplo, cuando el triunfo del PSG en la final de Champions se salda con dos muertos, doscientos heridos, más de quinientos detenidos y dos centenares largos de coches quemados. Y cuando eso no es ya un episodio incomprensible sino casi una rutina nacional. Como el 'ménage à trois', pero implicando a cinco mil gendarmes.
Los disturbios comenzaron durante la celebración del partido, dejando claro que la destrucción no iba a depender del resultado. Hubo navajazos, atropellos y saqueos. Entre el humo, los vidrios rotos y las explosiones, un reportero de 'Libération' se encontró con una pareja de turistas argentinos que se refugiaban en un café y le valoraron la situación con la autoridad de quienes algo saben de fútbol y problemas: «Esto es violento de verdad». Lo es, además, en un país agrietado. Ayer el feroz ministro de Interior de Macron señalaba a «los bárbaros» mientras la Izquierda Insumisa de Mélenchon apuntaba a la Policía y Bardella, el delfín de LePen, se frotaba las manos. Entre las muchas escenas de la celebración violenta, una mostraba a una multitud jovencísima y eléctrica frente al escaparate de una tienda de Chanel. La mitad rompía y entraba a robar con furia mientras la otra mitad, móvil en mano, grababa con ostentación. Hace tiempo que las lecciones sobre moral y responsabilidad tienen que ver en Francia con lo que pasa en las calles, a veces después del fútbol, y no es Camus sino Houellebecq el encargado de interpretarlas.
Loiu
Despegue y cosas buenas
El primer vuelo entre Nueva York y Bilbao llegó ayer al aeropuerto de Loiu sin incidencias y hasta con antelación. En Bilbao esperaban las autoridades con discursos y una tarta. El alcalde Aburto celebró la conexión como algo magnífico para la economía y las empresas vascas. La delegada del Gobierno celebró por su parte que fuese un gran día para Bilbao, Euskadi y España. «Una pista de despegue para la internacionalización», añadió en plan conceptual y pasando por alto que lo que el avión de United Airlines acababa de hacer era más bien aterrizar. El despegue lo hizo seis horas y cuarenta minutos antes en Newark, donde la compañía estadounidense colocó globos rojos y amarillos y amenizó el embarque con una pequeña fiesta en la que sonó, no solo 'La Macarena', sino también el 'Aserejé'. Al parecer, hubo incluso coreografías por parte del personal auxiliar, lo que dice mucho del coraje de esos pasajeros que se subieron al avión sin saber si la verbena vagamente étnica escalaría cuando estuviesen a diez mil metros de altura y no quedase ya para ellos la más mínima posibilidad de escapatoria. Se conoce que las relaciones transoceánicas se fundan así. Anteponiendo la fiesta a la solemnidad.
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