Prohibido premiar
Cultura ·
Ernest Urtasun suprime el Premio Nacional de TauromaquiaSi la política fue en algún momento la búsqueda del bien común, hoy lo que se busca es ahondar la grieta y sacar de quicio ... a los del otro lado. Ponerlos a bailar. Vivimos a ese respecto días gloriosos. Y cuesta no relacionar la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia con el achique de espacio que el retornado Pedro Sánchez le está haciendo a Sumar y a Podemos. Es tan espectacular que en los mítines al presidente ya le corean «¡Sí se puede!». Así que el ministro Urtasun reacciona. Y suprime el premio creado en 2011 por el Gobierno ultraderechista de Zapatero. Es poca cosa, pero hace ruido. Los toros polarizan: cohesionan a los propios y estigmatizan a los ajenos. Lo hacen en ambas direcciones y lo que quizá no calculaba Urtasun es que, para ponerle a él a bailar, Madrid, Andalucía, Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha anuncian la creación de sus propios premios. García-Page propone coordinarse y crear entre todas un único premio de «dimensión internacional».
O sea, que suprimiendo el Premio de Tauromaquia, el Gobierno multiplica los premios de tauromaquia. ¿No es la técnica del 'sólo sí es sí'? Urtasun usa como argumento una supuesta escasa asistencia a las plazas, lo que tranquilizará al sector de la danza clásica. E insiste en definir como «tortura animal» lo que sucede en una plaza y ya se ve que desconoce. La exhibición de ignorancia tampoco está mal para un ministro de Cultura, alguien a quien por supuesto no tienen que gustarle los toros pero al que conviene que le guste un poco su país y su gente. Bastaría con eso para rechazar esa idea de los sádicos maltratadores de animales. Pero tampoco pasa nada: a los aficionados el poder frecuentemente clerical nos viene señalando desde el Concilio de Trento. Ideologizar los toros es un error. En ambas direcciones. Si sentarse en el tendido por patriotismo es ridículo, obligar al votante de izquierdas a levantarse por obediencia puede ser contraproducente. Pienso en el PSOE. El viernes comienza San Isidro y torean Morante y Diego Urdiales. Les digo yo que renunciar al marxismo fue más fácil.
Madrid
Dos mujeres y un vestido
La anécdota de los actos del Dos de Mayo tuvo que ver con dos mujeres y un vestido. Noelia Núñez, vicesecretaria del PP madrileño, explica que iba hacia la Puerta del Sol cuando supo por WhatsApp del vestido rojo que había elegido Isabel Díaz Ayuso. Y, efectivamente, era el que también había elegido ella. Eso provocó un cambio apresurado de vestido. Se lo cambió la vicesecretaria, no la presidenta. «Los focos tenían que estar en Ayuso», explica Núñez. Hace dos años, la catedrática de Derecho Inmaculada Vivas se levantó a recoger un premio de manos de la reina Letizia llevando el mismo vestido que la reina Letizia. Se comentó entonces que la reina reaccionó muy bien. Como si no tuviese más mérito la reacción del ciudadano que coincide por el lado textil con la monarquía, así consista esta en no desmayarse o huir. No se entiende bien por qué las mujeres no pueden coincidir en el vestido, pero lo justo es que suceda lo mismo entre los hombres. Y que el equipo del mandamás se vea antes del acto con la gran crisis partiendo de la premisa de que se cambian siempre los demás: «Tenemos doscientos señores con traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja y cinco minutos para resolverlo».
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